Identificador
09128_03_013
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Villahizán de Treviño
Municipio
Villadiego
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
Está situada en el extremo septentrional del casco urbano y fue hasta 1876 la parroquia de uno de los dos barrios en que se dividía la población. Sus ruinas constituyen una muestra más de la desidia y abandono de que viene siendo víctima una parte importante de nuestro patrimonio, condenado en muchos casos a desaparecer por el olvido y la inoperancia de quienes deben velar por su mantenimiento. En este caso concreto la falta de una intervención rápida favoreció el desplome de sus cubiertas en diciembre de 1988 y no parece que de momento haya interés por conservar lo poco que aún queda de su antigua fábrica. El primitivo edificio románico constaba de una sola nave, un ábside semicircular con su correspondiente tramo recto y una torre adosada al lado norte de la cabecera. En el siglo XVI se amplió a tres naves, respetándose únicamente la antigua capilla mayor y la torre. El ábside se articulaba originalmente en tres paños separados por dos gruesos contrafuertes rematados en talud. En el central se abre una ventana apuntada que iba flanqueada por dos columnas ya desaparecidas. Se corona el muro por medio de una cornisa de nacela, en algunos casos con bolas, soportada por una serie de canecillos decorados con figuras de animales. En el interior, se conserva el arranque de las bóvedas de horno y de cañón apuntado que cubrían el ábside y el presbiterio respectivamente, así como la imposta de billetes que recorría toda la cabecera. También quedan restos del arco triunfal, que era apuntado y doblado, y de las dos columnas que lo soportaban. Los capiteles, por el contrario, permanecen tapados por una gruesa capa de yeso, asomando únicamente parte de un cimacio con esquemáticas palmetas y un trozo de imposta con labores de entrelazo. De la torre muy poco queda pues se vino abajo al desmantelarse una sacristía adosada a ella, a la que se accedía por un arco apuntado que todavía se puede ver en el cuerpo bajo. En el segundo cuerpo se conservan cinco canecillos, uno de ellos decorado con una figura de rasgos simiescos. Como en el caso de la parroquial, parece que nos hallamos ante un edificio tardío por lo que a las formas constructivas se refiere y arcaizante desde el punto de vista de la decoración escultórica.