SUNYER

El municipio de Sunyer se sitúa en el sector central de la comarca, en la ribera izquierda del río Set, que pasa por la parte oriental del término, cerca de una línea de sierras  alargadas y planas que cierran el valle del Segre por el Sur. En la parte meridional atraviesa el término el valle del Secà, que va al pantano de Utxesa. La población de Sunyer, el único núcleo habitado del término, se eleva en la llanura que bordea el río Set. Desde Lleida, a 15 km, se llega a Sunyer dirigiéndose a Albatàrrec, localidad desde la que se toma la carretera C-230 hasta Sudanell para, a continuación, proseguir por la C-230, que en su kilómetro 12 tiene un desvío a mano derecha hacia la LV-7003 que nos lleva directamente a Sunyer.

Castillo de Sunyer

La antigua fortaleza se Sunyer se emplaza en un tozal al Noroeste de esta localidad, en donde hay en la actualidad dos depósitos de aguas municipales. El castillo presenta un elevado grado de destrucción debido no sólo a la superposición de dichos depósitos, para cuyo acceso se construyó además una pista, sino también a la excavación en el subsuelo de refugios antiaéreos durante la Guerra Civil española.

Las noticias históricas sobre el castillo de Sunyer son escasas y tardías. Según un documento de 1218, Ramon de Cervera, uno de los castellanos de Lleida, vendió el castillo y lugar de Sunyer a Arnau de Sanaüja, señor de les Borges Blanques. En 1251, éste otorgaba el lugar, junto con Alfés y Alcanó, a su hijo Arnau II.

Debido a la degradación de los restos del castillo, tan sólo se puede constatar que la mayor parte de las estructuras conservadas pertenecen a varios fragmentos del muro perimetral de la fortaleza. El lienzo más largo, con una longitud de unos 21 m, y del cual han pervivido cuatro hiladas rectangulares en la parte central, se sitúa en el sector este. Justo por debajo, hay una de las tres entradas a la galería antiaérea subterránea. En la parte oriental de la plataforma subsisten los restos de un bastimento rectangular y lo que parece la base de una torre de planta rectangular en su lado sur. El exterior de la mayor parte de los muros tan sólo conservan las capas de mortero y mampostería, por lo que se cree que tal vez la fábrica del castillo fue objeto de expolio. En una terraza de la pendiente occidental hay todavía un silo de unos 2 m de profundidad.

Rodrigo Pita ya registró, en 1955, la existencia de estos restos, los cuales situó en época islámica. Pero los estudios posteriores indican que las estructuras conservadas pertenecen a épocas posteriores a la conquista cristiana, hipótesis que se vería confirmada por el hallazgo de fragmentos de cerámica gris correspondiente a los siglos xii-xiii, por lo que la datación de las estructuras arqueológicas podría situarse en este período.

Texto y fotos: Meritxell Niña Jove

Bibliografía

Bosch i Besó, R. J., 2001, pp. 20-23 y 28; Brufal Sucarrat, J., 2008, pp. 688-694; Castells catalans, Els, 1967-1979, VI, pp. 928 y 930; Catalunya Romànica, 1984-1998, XXIV, p. 236; Pita Mercé, R., 1958, p. 57.