Sant Miquel de Pera
Iglesia de Sant Miquel de Pera
La iglesia de Sant Miquel de Pera se encuentra en el valle del río Oix, cerca de la sierra de Bestracà y el valle de Salarsa. Para llegar hasta ella salimos de la autovía A-26 por la salida que indica Montagut, Oix y Castellfollit de la Roca. Nos dirigimos hacia Castellfollit por la N-260a, y antes de llegar a esta población, tomamos el desvío hacia la población de Oix por la carretera GIV-5221. Después de cruzar Oix, seguimos por la carretera que se conoce como “camino de Oix a Beget”, que asciende por el cerro hasta que, en uno de los puntos más elevados, a unos 5 km, encontramos un desvío que nos lleva al vecindario de Pera.
La población de Pera aparece citada en un documento del año 959 por el que Miró Bonfill, futuro conde de Besalú y obispo de Girona, hace una donación al monasterio de Sant Joan de les Abadesses. En el año 965 es citado el “Coll de Pera”, un cerro que da nombre al lugar, en un documento por el que Fredeburga, abadesa del monasterio de Sant Joan de les Abadesses, conmuta un alodio que posee en el condado de Besalú. Dice así: et de meridie infrontat in collo de Pera. La documentación no recoge la existencia de la iglesia hasta el año 1228, cuando Alamanda de Sales de Llierca dona los diezmos de algunas parroquias, entre ellas Pera, a la capilla de Santa Maria de Montpalau. En las Rationes Decimarum Hispaniae de la iglesia de Girona (1279-1280) aparece mencionada como ecclesia de Sancti Michaelis de Piru. La última noticia de este templo de época medieval aparece en el Llibre Verd del capítulo de Girona, de 1362.
La iglesia de Sant Miquel Pera presenta una sola nave con cubierta de bóveda de cañón apuntada. El templo ha sufrido numerosas modificaciones y añadidos, que desdibujan su aspecto primitivo: el ábside ha desaparecido, y en su lugar se levanta una sacristía de planta cuadrada; además, en el extremo oriental de la fachada norte se añade un cuerpo arquitectónico correspondiente a una capilla lateral, mientras que en el lado sur se abren otras dos capillas. Por su lado, en origen la fachada oeste debió estar coronada por una ancha espadaña de dos vanos, que posteriormente se convirtió en una torre de planta cuadrangular.
El interior de este templo está todo enlucido, aunque se advierte la existencia de una cornisa posiblemente original, que se prolonga por los lados de la nave. Por el exterior, la cornisa que corre por debajo del alero en las fachadas norte y sur está sostenida por modillones decorados con diversos motivos, entre los que destacan las semiesferas, que son un tema recurrente en los edificios de la Garrotxa. Parece que dicha cornisa debió de prolongarse también por el frontis, pero, al convertir la espadaña en torre debió arrancarse dejando algunos de los modillones.
El templo tan sólo conserva una ventana perteneciente a la etapa primitiva, que consiste en una saetera muy alargada de doble derrame con arco de medio punto adovelado. La portada se abre en el lado sur y está protegida por un pórtico construido a posteriori. Se compone por un arco de medio punto con dovelas decoradas también con semiesferas, tímpano y dintel, que en el nivel de las impostas está perfilado por una cornisa de caveto. El tímpano se decora con una pintura de un san Miguel matando al dragón, de una época imprecisa aunque claramente posterior a la época románica.
El paramento de este templo está compuesto por sillares grandes y bastante regulares de roca calcárea dispuestos en hiladas regulares a soga y tizón. La datación que más se ajusta a las características constructivas y a la tipología de este edificio es el siglo xii.
Texto y fotos: Marcos OjosNegros Marín
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, IV, pp. 280; Marquès i Planagumà, J. M, 1984, pp. 23, 82-83, 93, 101, 141; Monsalvatje y Fossas, F., 1889-1913, XI, pp. 185-186, 205-206; Murlà i Giralt, J., 1980, pp. 155-194; Murlà i Giralt, J., 1983; Rius i Serra, J., 1946, pp. 76, 89; Sala i Canadell, R. y Puigdevall i Diumé, N., 1977, p. 74.