Santa Magfalena de Can Cerdà
BASSELLA
Iglesia de Santa Magdalena de Can Cerdà
Se accede a la iglesia de Santa Magdalena por una pista que arranca en el kilómetro 133 de la carretera C-14. Tras recorrer 10 km, se toma un desvío a la izquierda que, tras 2 km, llega a la iglesia, situada junto al camino.
Lamentablemente, no se tiene noticia de documentación de época medieval en la que se mencione bien la iglesia, bien el lugar en el que se encuentra.
La iglesia de Santa Magdalena presenta una planta formada por una sola nave rectangular y un ábside semicircular, el cual se asienta sobre un saliente rocoso actualmente reforzado por un muro de contención. El paramento exterior absidal es liso, y en su centro se abre una ventana de doble derrame y un triple arco monolítico de medio punto con aristas aboceladas. El antepecho, que es plano, también está realizado en una sola pieza, al igual que las dos jambas. Los muros laterales son lisos y, en el tramo occidental del meridional, se abre la puerta, adintelada y realizada en 1743, según se indica en la inscripción que en ella figura.
En el interior, el ábside se cubre con una bóveda de cuarto de esfera apuntada, y está precedido por un arco presbiterial, que facilita la transición a la mayor anchura de la nave. Ésta se cubre con una bóveda de cañón levemente apuntada, reforzada por un grueso arco fajón apoyado en dos potentes pilastras coronadas por sendas impostas biseladas. En el tramo oriental del muro norte se conserva la pilastra, de dimensiones más reducidas que las anteriores, y el arranque de un segundo arco fajón. En el muro oeste se abre una ventana cruciforme que no se manifiesta al exterior. El acusado desplome de los muros laterales pone claramente de manifiesto los serios problemas de estabilidad del edificio. Varios indicios muestran que, en algún momento, el tramo occidental de la bóveda de la nave se vino abajo, arrastrando consigo parte del muro sur. Ésta es la razón por la que hay una pilastra que carece de arco y de su correspondiente pareja en el muro opuesto. Refuerzan esta idea, las diferencias que se aprecian en el aparejo utilizado en los dos tramos de la bóveda: sillares bien labrados y cuidadosamente dispuestos en hiladas uniformes en el tramo oriental, frente a la tosca y menuda mampostería del occidental. Asimismo, también exteriormente, en el paramento sur se detecta un cambio en el aparejo que puede ser consecuencia de la mencionada reparación. El sillarejo relativamente bien trabajado y dispuesto en hiladas regulares que se observa en el tercio oriental del lienzo, se hace más tosco e irregular, en forma y dimensiones, en el resto del paramento. La potencia del arco fajón y las pilastras, claramente desproporcionados para el tamaño del templo, y el hecho de que éstas cuenten con impostas que no se utilizan en el resto del edificio, llevan a pensar que dicho arco es un elemento añadido con posterioridad, aún en época medieval, en el transcurso de la reparación consecuencia del hundimiento de la bóveda. La irregularidad del material del exterior del muro sur contrasta con la uniformidad que caracteriza los lienzos septentrional y occidental, los cuales están realizados con sillarejo bien trabajado y uniformemente dispuesto en hiladas. Sin embargo, es en el ábside donde se utiliza un aparejo más cuidado, formado por sillares bien labrados, escuadrados y pulidos, uniformemente dispuestos en hiladas muy regulares. Destacan por sus notables dimensiones algunos de los sillares de la parte inferior. Las esquinas orientales de los muros laterales también cuentan con este cuidado material. Finalmente, mientras que el ábside se cubre con una techumbre troncocónica de losas de piedra, posiblemente la original, la de la nave es de doble vertiente y de teja árabe.
Las características de la cabecera permiten situar la construcción del edificio bien entrado el siglo xii. Posteriormente, como consecuencia de los problemas de estabilidad comentados, quizás en el siglo siguiente, el edificio tuvo que ser severamente reparado como consecuencia del hundimiento de parte de la nave. Finalmente, a mediados del siglo xviii, se modificó la puerta.
BASSELLA
Iglesia de Santa Magdalena de Can Cerdà
Se accede a la iglesia de Santa Magdalena por una pista que arranca en el kilómetro 133 de la carretera C-14. Tras recorrer 10 km, se toma un desvío a la izquierda que, tras 2 km, llega a la iglesia, situada junto al camino.
Lamentablemente, no se tiene noticia de documentación de época medieval en la que se mencione bien la iglesia, bien el lugar en el que se encuentra.
La iglesia de Santa Magdalena presenta una planta formada por una sola nave rectangular y un ábside semicircular, el cual se asienta sobre un saliente rocoso actualmente reforzado por un muro de contención. El paramento exterior absidal es liso, y en su centro se abre una ventana de doble derrame y un triple arco monolítico de medio punto con aristas aboceladas. El antepecho, que es plano, también está realizado en una sola pieza, al igual que las dos jambas. Los muros laterales son lisos y, en el tramo occidental del meridional, se abre la puerta, adintelada y realizada en 1743, según se indica en la inscripción que en ella figura.
En el interior, el ábside se cubre con una bóveda de cuarto de esfera apuntada, y está precedido por un arco presbiterial, que facilita la transición a la mayor anchura de la nave. Ésta se cubre con una bóveda de cañón levemente apuntada, reforzada por un grueso arco fajón apoyado en dos potentes pilastras coronadas por sendas impostas biseladas. En el tramo oriental del muro norte se conserva la pilastra, de dimensiones más reducidas que las anteriores, y el arranque de un segundo arco fajón. En el muro oeste se abre una ventana cruciforme que no se manifiesta al exterior. El acusado desplome de los muros laterales pone claramente de manifiesto los serios problemas de estabilidad del edificio. Varios indicios muestran que, en algún momento, el tramo occidental de la bóveda de la nave se vino abajo, arrastrando consigo parte del muro sur. Ésta es la razón por la que hay una pilastra que carece de arco y de su correspondiente pareja en el muro opuesto. Refuerzan esta idea, las diferencias que se aprecian en el aparejo utilizado en los dos tramos de la bóveda: sillares bien labrados y cuidadosamente dispuestos en hiladas uniformes en el tramo oriental, frente a la tosca y menuda mampostería del occidental. Asimismo, también exteriormente, en el paramento sur se detecta un cambio en el aparejo que puede ser consecuencia de la mencionada reparación. El sillarejo relativamente bien trabajado y dispuesto en hiladas regulares que se observa en el tercio oriental del lienzo, se hace más tosco e irregular, en forma y dimensiones, en el resto del paramento. La potencia del arco fajón y las pilastras, claramente desproporcionados para el tamaño del templo, y el hecho de que éstas cuenten con impostas que no se utilizan en el resto del edificio, llevan a pensar que dicho arco es un elemento añadido con posterioridad, aún en época medieval, en el transcurso de la reparación consecuencia del hundimiento de la bóveda. La irregularidad del material del exterior del muro sur contrasta con la uniformidad que caracteriza los lienzos septentrional y occidental, los cuales están realizados con sillarejo bien trabajado y uniformemente dispuesto en hiladas. Sin embargo, es en el ábside donde se utiliza un aparejo más cuidado, formado por sillares bien labrados, escuadrados y pulidos, uniformemente dispuestos en hiladas muy regulares. Destacan por sus notables dimensiones algunos de los sillares de la parte inferior. Las esquinas orientales de los muros laterales también cuentan con este cuidado material. Finalmente, mientras que el ábside se cubre con una techumbre troncocónica de losas de piedra, posiblemente la original, la de la nave es de doble vertiente y de teja árabe.
Las características de la cabecera permiten situar la construcción del edificio bien entrado el siglo xii. Posteriormente, como consecuencia de los problemas de estabilidad comentados, quizás en el siglo siguiente, el edificio tuvo que ser severamente reparado como consecuencia del hundimiento de parte de la nave. Finalmente, a mediados del siglo xviii, se modificó la puerta.
Texto: Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Fernando Arnó García de la Berrera
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, VI, p. 166.
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, VI, p. 166.