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Presbiterio

Identificador
33777_01_022
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 18' 42.86" , -6º 59' 10.07"
Idioma
Autor
Sin información
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santa María

Localidad
Villanueva de Oscos
Municipio
Villanueva de Oscos
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
EL ANTIGUO CONJUNTO MONÁSTICO de Santa María de Villanueva de Oscos, cuyo templo fue restaurado en 1991, empezó a sufrir reformas en su fábrica románica desde el siglo XVI, y quedó ya profundamente alterado en el siglo XVII con añadidos y sustituciones que dejaron escasos restos de su primitiva fundación. En el siglo XVIII una importante reforma de estilo barroco acaba definitivamente con las dependencias monásticas, que fueron totalmente sustituidas por las conservadas actualmente. El templo es la única construcción del antiguo conjunto monasterial que ha mantenido hasta hoy su fábrica medieval. Es ésta exponente de la aplicación sencilla de las soluciones difundidas por la orden cisterciense dentro de la región asturiana. Presenta una planta de tres naves con cinco tramos que se rematan al Este con sus correspondientes capillas, la principal de trazas semicirculares y las laterales de esquema cuadrado. Este esquema, poco habitual en Asturias, está ampliamente difundido entre templos monásticos de la orden cisterciense de otras regiones, como Navarra, Castilla o Galicia. La nave septentrional presenta el piso sobreelevado con respecto a las otras dos, quizá por ser el espacio asignado a los hermanos legos que asistían al culto en ámbitos bien diferenciados de los de los monjes. La división entre naves se efectúa mediante arquerías de dos roscas ligeramente apuntadas, sobre las que se abren los vanos del claristorio que iluminaba directamente la nave central. Los arcos formeros descansan sobre pilares cruciformes. El presbiterio se cubre con bóveda de cañón semicircular, que precede la de horno de la capilla central, y las capillas laterales con bóveda de cañón apuntado. El arco triunfal de ingreso a la capilla mayor es de dos roscas y descansa en impostas molduradas y decoradas con bolas y cabezas. Dentro del presbiterio se halla el único elemento que porta un relieve integrado; se trata de un arcosolio de trazas semicirculares que se abre en el muro norte, destacando sobre él como cuerpo sobresaliente que se remata con su propio tejaroz. Éste presenta una cornisa tallada con motivos figurativos, en los que se distinguen varios monjes yacentes y pequeñas cabecitas que cubren su rostro, a modo de plañideras, que dan cuenta de la temática funeraria, muy adecuada para la función desempeñada por el elemento arquitectónico en el que se integran. La arquivolta del arcosolio está moldurada y se realza en el guardapolvo con una hilera de bolas que únicamente se ve alterada por la aparición de una silueta masculina. En el templo se pueden ver también algunos otros restos de la fábrica primitiva del monasterio. La clave del arco dispuesto junto al presbiterio en la nave sur presenta una pequeña cabecita humana de factura tardía dentro del período medieval, y en la nave septentrional, a la altura del segundo tramo, existen dos molduras con decoración de bolas de diferente talla. También en la actual fachada del templo el muro presenta empotradas diversas molduras y, en su interior, un pequeño fuste que sustenta una benditera tallada con una grotesca cabeza que parece proceder de alguna fuente de servicio del monasterio. Como último elemento reseñable de época medieval hay que mencionar una basa esquinera monolítica para dos columnas que conserva dos toros sogueados y dos tallas de figuras humanas muy primitivas y toscas. En la cornisa exterior del lado norte aún se mantienen los canecillos originales; presentan una formulación muy sencilla, bien desornamentada o recorrida por estrechos filetes moldurados, según modelos comunes a otros templos del entorno suroccidental. Junto al templo, se conservan las dependencias barrocas del monasterio que sustituyeron a las iniciales románicas y que hoy se encuentran en deplorable estado de conservación, destacando la fachada palacial y el claustro del siglo XVIII.