Sant Ruf de Lleida
LLEIDA
Iglesia de Sant Ruf de Lleida
La iglesia del antiguo monasterio canonical de Sant Ruf se localiza unos
Este monasterio, que tuvo como primer titular a san Juan Bautista, fue un priorato de canónigos agustinianos dependiente de Saint-Ruf de Aviñón, en
Por bien que Villanueva hablase ya en su Viaje literario de la creación del monasterio del Sant Ruf de Lleida, fue Miret i Sans quién publicó la escritura de fundación del monasterio. En este documento consta que el conde barcelonés cedió al abad Durand y a los frailes de Saint-Ruf un lugar para que edificaran una iglesia: Ego Raimundus comes Barchinonensis, princep Aragonensis, Tortose Ilerde que marchio dono, trado et ofero domino Deo et ecclesie Sancti Ruphi et venerabili Durando eiusdem loci abbati universis fratribus ibidem Deo servientibus... illam videlicet cortatam que fuit de illo mauro nomine Huahbala. Parece que este Huahbala era el cadí de Lleida, el máximo representante municipal en temas de justicia y religión, y por lo tanto un personaje importante de
En la década de 1170, Sant Ruf debió de vivir una época de esplendor. En virtud del aumento de devoción a la iglesia y de que muchas personas se ofrecían a la misma, el obispo de Lleida, Guillem Pere de Ravidats, suspicaz por la competencia, hizo algunas reclamaciones que acabaron en 1174 con una concordia con el prior Gaufred de Sant Ruf de Lleida. Dicho acuerdo fue dictado por el arzobispo de Tarragona, quien, como árbitro, reguló los diezmos de las posesiones del monasterio, así como los legados y los derechos de sepultura. Según En 1175, un particular llamado Pere R. Bernat pleiteó contra Gaufred, prior de la iglesia de Sant Joan y Sant Ruf de Lleida, aduciendo que había obtenido del conde de Urgell la tercera parte de la torre grossa que había sido de Berenguer de Torroja. En presencia del mencionado arzobispo, del obispo de Barcelona y del maestro de los templarios en España, se resolvió la división del objeto del litigio entre las dos partes. Firmaron la escritura, junto con el prior Gaufred, Bernat, Pons y Guerau canonicorum Sancti Ruphi.
Prosiguiendo con las noticias históricas relativas a este monasterio, el Llibre Verd de la catedral de Lleida recoge que en 1203 el prior de Sant Ruf permutó al obispo Gombau de Camporrells un palacio situado en el barrio de
No se sabe con exactitud cuándo empezó la decadencia de Sant Ruf. A principios del siglo xv el declive del monasterio debió de ser importante, puesto que en 1418 moría el último canónigo, Ponç Girard, hecho que supuso la extinción de la comunidad en Lleida. Desde entonces, pese a ser reclamado por fray Renard de Bellfort, prior del cenobio de Santa Maria de Besalú, el monasterio pasó a ser propiedad del obispo de Lleida. Hay que señalar, no obstante, que en el siglo xvi las dependencias canonicales acogieron durante un breve periodo de tiempo a la cartuja de Araceli, que en 1592 se trasladó al santuario de
El primer aspecto a tener en cuenta para analizar la arquitectura de Sant Ruf de Lleida es que este edificio se planteó como una gran construcción, que no llegó a terminarse por motivos que resultan desconocidos. El proyecto original correspondió a un templo de planta de cruz latina, de una sola nave y cabecera con tres ábsides escalonados. De este relevante proyecto, la parte que se conserva actualmente corresponde a los ábsides central y sur, al crucero y al brazo sur del transepto. El paso del crucero, tanto al transepto norte como a la nave central, están cerrados con muros, con lo que la fábrica que resulta es mucho menor que el templo que se había previsto. Aunque se suele considerar que la parte que ha pervivido hasta nuestros días es el único sector que llegó a construirse, en un grabado que publicó en 1877 José Pleyán, con el transepto sur en primer plano, se observa al fondo un cuerpo de edificio de considerable altura con un gran arco abierto que podría corresponder al ábside lateral norte. Sea como fuere, tan sólo una excavación arqueológica podría confirmar la preexistencia de esta parte del edificio, de la que hoy no queda el mínimo rastro visible.
El sector que se conserva del transepto, el meridional, se cubre con bóveda de crucería con nervaduras de sección cuadrangular y aparejada “a la francesa”, es decir, con la mampostería colocada en arista o, dicho de otro modo, en lechos paralelos a los ejes. Por su parte, hay dudas de que se llegase a cubrir el tramo del crucero, si bien las evidencias materiales (se define por cuatro arcos resaltados de perfil apuntado) manifiestan que se proyectó bien con una bóveda de crucería, bien con un cimborio octogonal, hipótesis, ésta última, que sólo apuntan Montserrat Macià et alii. Por su parte, el ábside lateral sur se abre al transepto mediante un arco sin resaltes de menores dimensiones. Los restos del templo de Sant Ruf ponen de manifiesto la existencia de un sistema de apoyos con pilares escalonados de base cruciforme con columnas adosadas de media caña –una en cada extremo– en las que apean los arcos de las cubiertas, y pilares que reciben los resaltes de los arcos. Los elementos de soporte se rematan con capiteles sin labor escultórica. La historiografía suele aducir cierta relación formal y tipológica de este sistema con el que se desarrolla en Sant Llorenç de Lleida y en Santa Maria
El ábside central se iluminaba mediante tres ventanas situadas a la misma altura, de doble derrame y arco de medio punto, disposición que remite a la misma Seu Vella, aunque la organización del ábside de Sant Ruf sea más simple que la del templo catedralicio. Por su lado, el otro ábside dispone de una sola ventana central análoga a las anteriores. En el lienzo oeste del transepto se abre una ventana de las mismas características, pero que presenta la particularidad de que su arco está enmarcado por una chambrana. En el muro sur del mismo transepto se observa la parte superior de una ventana de arco de medio punto que parece original, pero que está totalmente alterada por la apertura de un balcón que aprovecha su vano. Hay otro hueco en este mismo frontis correspondiente a una puerta con arco de medio punto adovelado y chambrana que cierra en las impostas, que parece que corresponde a una fase constructiva primitiva de la fábrica. En el muro que cierra el crucero por el lado occidental se abre, a un nivel elevado respecto del suelo, una puerta con arco de medio punto adovelado que por su encaje con los sillares del paramento no parece corresponder al mismo momento que se alzó el muro.
La continuidad de los lisos muros es sólo interrumpida por dos contrafuertes, uno en el alzado sur del transepto y otro en el oeste. Se conservan en el alzado oeste del templo los vestigios del que debió ser el inicio del muro sur de la nave del templo. Por debajo de los aleros se desarrolla un friso de de canecillos sin ningún tipo de adorno o trabajo escultórico. Los paramentos están construidos con un aparejo de sillares de piedra arenisca que en las partes bajas exteriores está enormemente erosionada, lo que reclama una urgente intervención de consolidación.
En algunos sillares, especialmente en los localizados en el ábside central, se observan marcas de cantero, cuya presencia cuestiona, según Joan-Albert Adell, la datación propuesta por Puig i Cadafalch, que situaba la construcción entre finales del siglo xii y principios del xiii, puesto que estas marcas no se utilizaban en Cataluña en el siglo xii, de modo que la fecha de construcción debería adelantarse hasta la primera mitad del siglo xiii, datación con la que coincide Francesc Fité. A este respecto hay también que atender a la tipología de templo y la solución de sus apoyos y cubiertas, que nos sitúan en el influjo de la obra de
Para finalizar, es indispensable insistir en el pésimo estado de conservación y en la amenaza de pérdida del templo si no se realiza una intervención de urgencia. De ningún modo se puede olvidar, ante la desatención de que es objeto este monumento, que estamos ante uno de los edificios que nos ayuda a entender las fórmulas constructivas y las tipologías arquitectónicas de la arquitectura no solo de las Terres de Ponent sino del conjunto de la arquitectura románica catalana.
Texto y fotos: Meritxell Niña Jové - Planos: Noelia Albana Ario
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