Iglesia de Sant Miquel d’Espinzella

La iglesia de Sant Miquel d’Espinzella forma parte del complejo entramado de construcciones civiles de la domus d’Espinzella. Esta casa fuerte se hallaba dentro del territorio del castillo de Taradell, en el lugar de Espinzella, que aparece documentado por primera vez en la segunda mitad del siglo x (966), en un documento de venta de unas tierras situadas en el término del castillo de Taradell, en los límites con la villa de Spinosella.

En este lugar se estableció de hecho la residencia de los señores de Taradell, quienes permanecieron seguramente hasta finales del siglo xii, momento en que los señores de Santa Eugènia se convirtieron en los nuevos residentes de la domus. La primera mención explícita no aparece hasta el 1181, momento en que Berenguer de Taradell, su esposa Timbors y su hija Timboreta hicieron donación de un diezmo al Hospital de San Juan de Jerusalén.

En la estructura actual de esta edificación podemos distinguir la superposición de tres grandes fases constructivas: la capilla de Sant Miquel y la muralla, pertenecientes al período románico; el gran caserío de planta rectangular situado en el punto más alto del sector norte, reedificado por los Vilademany hacia 1396 y ampliado durante el siglo xv y, finalmente, las ampliaciones realizadas durante el siglo xix para la edificación de la residencia de la familia Maresch, propietaria del conjunto, construida de acuerdo con las pautas del estilo neo-románico.

Por su parte, la capilla de Sant Miquel, situada en el sector nororiental del recinto, se estableció desde sus orígenes como sufragánea de la parroquia de Sant Martí de Viladrau. Aparece citada por primera ocasión en 1181 en el marco del documento que ha sido citado con anterioridad.

La estructura primigenia de este edificio se ha mantenido sin cambios sustanciales a lo largo de los siglos, a excepción de la remodelación de la puerta de ingreso y de la espadaña de la fachada principal. Así, la iglesia presenta una nave única de trazado rectangular rematada un ábside semicircular pronunciado. No obstante debemos destacar la insólita presencia de un piso o planta inferior, cubierto mediante bóveda de cañón, y que continua la misma tipología de planta que la capilla superior, con un ábside igualmente de sección semicircular aunque de menor capacidad que el superior, como consecuencia del mayor grosor de los muros, que a su vez actúan como basamento del piso. La austeridad decorativa del exterior únicamente se ve alterada por la presencia de dos gárgolas en la parte superior del ábside. La puerta de acceso, situada en la fachada occidental, fue reemplazada en un momento impreciso por un empaste de cemento que continua la forma original del arco de medio punto. Destaca, sin duda, el aparato constructivo que presenta la mayor parte de la edificación, y que se caracteriza por la disposición de unos sillares de medidas notables, bien tallados y pulidos, y colocados en hileras uniformes. Se trata de una tecnología constructiva propia de fechas ya avanzadas dentro del siglo xii.

Texto y fotos: Laura Bartolomé Roviras

Bibliografía

Catalunya Romànica, 1984-1998, III, pp. 812-813; Feliu i Portabella, M. et alii, 1993, pp. 10-11; Pladevall i Font, A., 1955-1957, p. 14; Pladevall i Font, A., 1969; Pladevall i Font, A., 1976.