EL TEMPLO PARROQUIAL se encuentra situado en el extremo oeste del caserío, y su fachada meridional da a una pequeña plaza. Está construido con mampostería, aunque hoy en día cuenta con un revoco de cal que no permite su visión. Se presenta con nave única, cabecera cuadrangular y testero recto. A los pies se sitúa la espadaña, construida en mampostería y sillares en las esquinas como refuerzo. Ésta presenta dos cuerpos, más ancho el inferior, que se separan por una fina moldura. El superior está compuesto por un tramo triangular con dos huecos para albergar las campanas y remate triangular en el vértice del mismo. El templo está cubierto a dos aguas, siendo visible en este detalle la diferencia de altura entre el cuerpo y la portada románica, único resto de esta época en la iglesia. Todo el lado sur está recorrido por una línea de canecillos de proa de nave que marcan la primitiva altura de la iglesia. El único vestigio que nos ha llegado del templo románico, aparte de la planta y la línea de canecillos del muro sur, es, como hemos dicho, la portada de este mismo lado. Se encuentra flanqueada por dos lesenas de sillar a ambos lados y parte de la cornisa primitiva que actúa como tejaroz. Presenta cuatro arquivoltas adoveladas de medio punto en arista viva sin decoración alguna. Las tres arquivoltas intermedias descansan sobre una imposta que cobija columnas de capiteles de acantos y volutas de trazo sencillo. Las basas merecen mención especial, pues cuentan con collarino, escocia y toro con decoración de bolas. La arquivolta más exterior y la interior se sustentan con pilastras simples. Un detalle curioso es la utilización como pila de agua bendita de una de las basas de la portada, que está ubicada en el interior. Cronológicamente la emplazaríamos en el siglo XIII, coetánea estilísticamente con iglesias cercanas, como Barriopedro, y algunas más alejadas pertenecientes al arzipestrazgo de Molina de Aragón, como Torrubia.