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Vista del lado sur con restos del ábside prerrománico de Sant Feliu de Carbonils

Identificador
17003_01_040
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.336387, 2.723808
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Feliu de Carbonils

Localidad
Albanyà
Municipio
Albanyà
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Feliu de Carbonils

Descripción

Sant Feliu de Carbonils

 

La iglesia de Sant Feliu de Carbonils era la parroquia de un grupo de masías que se localizaban al mediodía del macizo del Fau. Situada a unos 3 km al Norte del casco urbano de la población de Albanyà, cerca del monte de Sant Feliu, en un entorno boscoso donde predominan las encinas. Está adosada por el lado norte a los restos de un templo anterior. Para acceder, recomendamos tomar la pista de tierra que parte del km 7,5 de la carretera GI-511 que va de Terrades a Albanyà. Al cabo de unos 9 km de recorrido por este camino (se recomienda vehículo TT) llegaremos a la ermita.

 

El lugar de Carboniles aparece mencionado el año 878 en un precepto otorgado a Santa Maria d’Arles por Luis el Tartamudo. No obstante, no es hasta mucho más tarde que se documentan noticias sobre la iglesia de Sant Feliu, a pesar de que el conjunto edificado conserva partes claramente prerrománicas. Constan donaciones de mansos de la parroquia de Carbonils a Santa Maria de Lledó en 1165, 1225 y 1248. En 1279 y 1280 la iglesia de Sant Feliu aparece mencionada en las Rationes decimarum del obispado gerundense. El topónimo de Carbonils se relaciona con la producción de carbón vegetal, que perduró hasta finales del siglo xix. La iglesia dejó de tener culto debido al despoblamiento que se produjo tras la Guerra Civil, y a partir de ese momento entró en un proceso de degradación y expolio. Entre 1976 y 1986 se hicieron trabajos de limpieza y de restauración y consolidación.

 

Nos encontramos ante un templo que conserva partes adosadas al norte, en la zona absidal, de la etapa inicial prerrománica. Nos referimos al ábside prerrománico de planta trapezoidal que se conserva hasta el arco triunfal. Se levantó con un aparejo a base de piedras calizas de pequeño tamaño, sin desbastar, trabadas con argamasa, dispuestas en hiladas irregulares. En los ángulos se utilizaron sillares más grandes y de mejor factura hasta aproximadamente la mitad de la altura del edificio, y algo más toscas en el resto. El arco triunfal presenta una ligera forma de herradura, y se sustenta sobre impostas monolíticas rectangulares, decoradas con una moldura horizontal de escaso relieve. Conserva tres aberturas, dos en los laterales y una en el centro. De las tres, sólo la del lado sur corresponde a la obra primitiva; es de derrame simple, pero queda cegada por la fábrica de la posterior nave románica. Las otras dos ventanas son de doble derrame, adoveladas, con arco de medio punto monolítico; corresponden a una reforma tardía.

 

Este edificio prerrománico debe fecharse entre los siglos ix y x. A su lado meridional se adosó más tarde otro edificio, cuya construcción se hizo, en realidad, en dos fases distintas. Es un templo de una nave rectangular, cubierta con bóveda apuntada, y cerrada al Este por un ábside semicircular, cubierto con bóveda de horno igualmente apuntada. Para acceder a la zona presbiteral hay dos escalones y, desde el lado de la Epístola hasta la mitad de la nave, se puede ver un banco corrido de piedra. Tanto el ábside como toda esta mitad oriental de la nave, corresponden a una obra románica de finales de siglo xii o inicios del xiii, mientras que el sector occidental (cubierto por un tejado a dos aguas, producto de la restauración de 1977-1986) es claramente posterior, construido en fecha indeterminada parece que entre los siglos xv y xvii.

 

El muro norte del interior de la nave muestra un arco tapiado que hace pensar que, en algún momento, hubo otra nave o quizás capillas laterales que se debieron suprimir. Las bóvedas están construidas con sillares de buena factura dispuestos en hiladas regulares, y arrancan de una cornisa en bocel, que también recorre el trasdós de los arcos de las ventanas del templo.

 

Las ventanas que iluminan la iglesia son de doble derrame y coronadas por arcos de medio punto. Hay una en el muro meridional de la nave, y tres en el ábside. En el centro de la fachada occidental hay una pequeña abertura rectangular de un solo derrame. Corona dicha fachada una espadaña de doble vano, medio derruida. La única puerta de entrada está abierta al lado de mediodía. Es de un solo arco adintelado con el perfil muy rebajado, con dintel monolítico y el tímpano hecho de sillares. Junto a la puerta observamos un ojo de buey construido con dos arcos de medio punto monolíticos que posiblemente proceden de sendas ventanas desaparecidas.

 

El aparejo es a base de grandes sillares de piedra arenisca, de buena factura, dispuestos en hiladas regulares; en el muro norte se nos muestra un aparejo de menor calidad. En la parte superior del ábside hay un friso de dientes de sierra, y una cornisa moldurada perfila la parte superior del muro de mediodía.

 

 

Pila Bautismal

 

En el ángulo suroeste del interior del templo se conserva una pila bautismal. La pieza apareció bastante maltrecha, bajo los escombros del edificio, durante los ya mencionados trabajos de rehabilitación del templo.

 

Se trata de una pila tallada a partir de un bloque de piedra monolítico, de forma troncocónica, muy sencilla en sus formas. Es de tamaño medio (75 cm de alto, 96 de diámetro externo) y carece completamente de decoración; le falta un gran fragmento, algunos de cuyos restos están en su interior. La simplicidad de la pieza hace difícil su datación, que quizás deba situarse en la primera etapa constructiva del templo.

 

 

Ara de altar de piedra

 

En el centro del espacio presbiteral se conserva el altar románico. La base está formada con pequeños sillares de piedra arenisca de buena factura, que sostienen un ara pétrea rectangular, monolítica, sin decoración, de perfil biselado, con unas medidas de 89 x 71 x 16 cm. La pieza se encontraba fragmentada y fue ensamblada durante los trabajos de rehabilitación del espacio.

 

 

Lápida sepulcral

 

En el muro sur exterior de la iglesia de Sant Feliu de Carbonils se conservaba una interesante lápida sepulcral de piedra caliza decorada con un relieve figurativo, lápida que hoy se guarda en el interior de la vecina iglesia de Sant Pere de Albanyà, donde se trasladó en el último cuarto del siglo xx para evitar un posible robo. No obstante, dejamos constancia de que en el exterior de Sant Feliu se conservan algunos fragmentos que fueron reutilizados para construir el muro del cementerio, actualmente en desuso.

 

Se trata de una pieza rectangular con un marco de considerable anchura, unos 14 cm, de sección plana y en caveto. En la parte superior horizontal, observamos el caveto que presenta decoración vegetal a base de palmetas. El conjunto mide 140 por 62 cm, y está formado por diversas piezas labradas en bajo relieve, en piedra caliza.

 

Las dos piezas del interior del marco muestran escenas mortuorias relacionadas con las exequias de un eclesiástico, si bien la de menor tamaño presenta un estado de degradación tan acusado que hace prácticamente imposible su descripción. En cambio, la que ocupa las dos terceras partes, a pesar de su deterioro, permite apreciar al yacente, en la parte inferior, vestido con túnica mortuoria, sosteniendo un cáliz entre sus manos cruzadas sobre el pecho. Sus facciones, muy desdibujadas, están enmarcadas por melena corta y barba. A sus pies, un personaje pequeño, que podría ser un acólito, sostiene una cruz procesional patada, con los brazos levantados; pensamos que en la mano izquierda sostendría un hisopo o contenedor del agua bendita. A continuación, hay otro personaje que identificamos como un sacerdote, con la mano derecha en actitud de bendecir  mientras que pensamos llevaría el libro sagrado en la derecha. En segundo término de la escena se nos representa un ángel con las alas desplegadas, y cuerpo mitad humano y mitad ave. Con una mano sostiene una pequeña figura que representa la elevación de la personificación del alma del difunto, mientras que con la otra mano maneja un incensario, lo que le confiere carácter turiferario. Completan la composición dos candelabros, de tres brazos sobre tres pies.

 

Al referirnos a dicha lápida no podemos dejar de mencionar otra, de parecidas características, conservada en la parroquia de Sant Martí de la vecina localidad de Maçanet de Cabrenys, pero perteneciente a la iglesia de Sant Miquel de Fontfreda (situada en el mismo término municipal de Maçanet). Dado que el  priorato de Santa Maria de Lledó tenía posesiones en Carbonils, y que Sant Miquel de Fontfreda fue donada en 1115 a dicho priorato de Lledó, nos aventuramos a relacionar ambas piezas con priores de la canónica.

 

La escena representada presenta semejanzas compositivas, no solo con otras lápidas sepulcrales (como la del sepulcro de Ramon Berenguer III conservado en el monasterio de Ripoll) sino también con las que aparecen en otros soportes, como frontales de altar de madera pintada (frontal de Puigbó, frontal de Sant Cebrià de Cabanyes, ambos en el Muse Episcopal de Vic), o incluso con la pintura mural (véase, en particular, la decoración del absidiolo de Santa Maria de Egara con el martirio y el entierro de Tomás Becket).

 

 

Texto: Montse Jorba i Valero – Fotos: Montse Jorba i Valero /Ángela Trapero Rodríguez – Planos: Ángela Trapero Rodríguez

 

Bibliografía

 

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