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Vista general desde el sur de Sant Andreu de Biscarri

Identificador
25115_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.106752, 1.098002
Idioma
Autor
Daniel Altisent
Juan Antonio Olañeta Molina
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Andreu de Biscarri

Localidad
Biscarri
Municipio
Isona i Conca de Dellà
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Andreu de Biscarri

Descripción

ISONA I LA CONCA DELLÀ

Iglesia de Sant Andreu de Biscarri

La iglesia de Sant Andreu está ubicada en la parte alta del cerro en cuya ladera se halla el pueblo de Biscarri, población a la que se accede tomando un desvío al oeste desde la carretera C-1412b, a 6 km de Isona en dirección a Artesa de Segre. Un camino asfaltado que arranca al final del caserío conduce a las ruinas del antiguo pueblo, entre las que se vislumbra este templo dedicado a san Andrés.

En 1055 el conde de Urgell, Ermengol III, entregó el castillo de Biscarri en franco alodio a Arnau Mir de Tost, momento desde el cual el castrum Bescarri se convirtió en auxiliar y dependiente de la fortaleza de Llordà, situada a escasa distancia. La primera mención referente a la iglesia de Sant Andreu data de un poco más tarde, cuando en 1062 Arnau Mir y Arsenda hicieron donación a la canónica de Llordà de todas las iglesias situadas en el término del castillo de Biscarri. Vuelve a ser citada en el testamento de Arsenda en 1068 y, años más tarde, en 1072, en el del propio Arnau Mir de Tost, quién confirmó la donación de Sant Andreu a la canónica de Sant Sadurní de Llordà.

Se trata un edificio compuesto por una sola nave rectangular cubierta con bóveda de cañón, reforzada por un arco fajón de perfil apuntado. Al Este, el templo está rematado por un ábside semicircular, cubierto con bóveda de cuarto de esfera y decorado exteriormente por cuatro lesenas que determinan cinco entrepaños coronados por sendas parejas de arquillos ciegos realizados en piedra toba, que se apoyan en una especie de ménsula del mismo material terminada en una forma cilíndrica, solución muy poco habitual. Este tipo de ménsulas se utilizan en diferentes edificios cercanos: Sant Esteve de Abella, Santa Maria de Mur, Sant Pere de Aransís, Santa Maria de Llimiana, Sant Llorenç d’Ares y Santa Maria de la Clua. A estos ejemplos, aunque algo más alejado, se podría añadir el ábside de Santa Maria de Solanes, en Lladurs (El Solsonés). La cornisa no está apoyada directamente sobre el friso de arquillos, sino sobre las tres hiladas de sillares colocadas sobre el mismo. Una ventana de arco de medio punto y doble derrame se abre en medio del entrepaño absidal central. Unos mechinales se distribuyen, alineados en dos hileras, en el paramento del ábside. Sobre la cubierta de losas del ábside asoma un segundo cuerpo, en el que se aprecian las dovelas de un arco de descarga. Sobre éste, en el frontis correspondiente al paramento oriental de lo alto de la nave, se observa una junta semicircular que evidencia al exterior la curvatura de la nave. En el liso paramento del muro sur se abren la puerta, situada en el lado oeste y formada por un sencillo arco de medio punto, así como dos ventanas, una de tamaño considerable, arco de medio punto y derrame simple sobre dicha puerta, y otra, más estrecha, en el tramo oriental, casi cegada por la capilla lateral de planta semicircular que se añadió con posterioridad perpendicularmente al eje del edificio. Sobre esta capilla asoma un fragmento de muro de forma semicircular y aparejo diferente, claro testimonio de que, como ya señaló Adell, posiblemente hubo un ábsidiolo lateral. Éste se correspondería con otro colocado simétricamente en el lado norte, donde hoy figura una capilla posterior de planta rectangular, para conformar, con el ábside central, una planta trebolada. Asimismo, hacia la mitad del paramento meridional, se observa una junta de discontinuidad vertical que separa dos tramos en los que se utiliza aparejo de características diferentes, más pequeño e irregular en el del sector oeste, y que es prueba evidente, como ya ha propuesto Adell, de un cambio de fase constructiva, quizás como consecuencia de haberse interrumpido en algún momento la construcción de la obra. La fachada occidental es lisa y presenta una alargada ventana de doble derrame en el centro, en la que se aprecian dos partes: la inferior, que presenta un derrame exterior, y la superior, en la que desaparece el abocinamiento y se remata con un arco de medio punto. Como ha comentado Adell, esta fachada estaba coronada por un campanario de espadaña de dos ojos, la cual se observa en fotografías realizadas a comienzos del siglo xii, y cuyo vestigios se aprecian también en una junta en la esquina superior suroeste del muro. En la mitad inferior de este paramento occidental, a diferencia de lo que sucede en la superior, se abren varios mechinales distribuidos en tres hileras horizontales.

Ya en el interior, contrasta el perfil apuntado de la nave en comparación con los arcos de medio punto utilizados en la cabecera. Asimismo, llama también la atención el cambio de grosor que se observa en las pilastras del único arco fajón de la nave, que son más estrechas en su mitad superior. Todo ello refuerza la impresión de que el edificio que ha llegado hasta nuestros días es el resultado de diferentes fases constructivas. El ábside, que está tapiado por un tabique que separa el hemiciclo absidal de la nave, está precedido por un amplio arco presbiterial –levemente desviado respecto al eje longitudinal de la nave–, a cuyos lados se abren sendas hornacinas de 2 m de alto por 40 cm de profundidad. Los paramentos interiores están recubiertos por enlucido casi en su totalidad. Sobre el arco de embocadura de la capilla lateral norte se aprecian las trazas de un arco de medio punto más estrecho, el cual es un nuevo indicio de que la cabecera originalmente podría haber sido trebolada.

Se observa la utilización de dos tipos de aparejo. Mientras que en el sector oriental prevalece el uso de sillares de tamaño mediano dispuestos de forma bastante homogénea, en la mitad occidental predomina el sillarejo.

Adell ha planteado que la mitad oriental del edificio, correspondiente a la primera fase, podría haber sido construida entre finales del siglo xi e inicios del xii, mientras que la realización de la parte de poniente se situaría a finales de esta segunda centuria, e incluso algo más tarde. La característica ménsula en la que se apoyan los arquillos ciegos del ábside, aunque puede parecer un elemento insignificante, tiene su importancia, puesto que aporta indicios que permiten concertar algo más la datación de la cabecera del edificio. Si consideramos que la cabecera de Santa Maria de Mur, una de las obras en las que se encuentra este tipo de ménsula, pudo ser realizada durante los años inmediatamente anteriores a su consagración en 1069, parece razonable pensar que las obras que utilizan este elemento podrían haber sido construidas en fechas próximas, posiblemente en el tercer cuarto del siglo xi. Por su parte, el sector occidental del edificio, a la vista de la utilización del arco apuntado, que en el caso del arco fajón es bastante acusado, puede situarse a comienzos del siglo xiii.

 

Texto y fotos: Juan Antonio Olañeta Molina/Daniel Altisent - Planos Sonia Urbino Sampedro

Bibliografía

Bellés Ros, X., 1993, pp. 84-85; Bertrán Cuders, J., 2007, p. 63; Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, pp. 398-399; Fité i Llevot, F., 1986, II, pp. 857-832;  Fité i Llevot, F. y González i Montardit, E., 2010, pp. 262-263; Lladonosa i Pujol, J., 1974, pp. 51-55; Vidal Sanvicens, M. y Vilaseca López, M., 1994, pp. 306-309.