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Vista general de Sant Fruitós de l’Espluga

Identificador
25909_02_020
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Esther Solé Martí
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Fruitós de l’Espluga

Localidad
La Vansa i Fórnols
Municipio
La Vansa i Fórnols
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Claves
Descripción

LA VANSA I FÓRNOLS

Iglesia de Sant Fruitós de l’Espluga

Coronando una peña sobre el valle del torrente de l’Espluga, en el flanco noroccidental del valle de La Vansa, se yergue esta pequeña iglesia, bajo la advocación de san Fructuoso. El edificio se encuentra en la propiedad del caserío de Cal Valentí, entre los lugares de Colldarnat y La Barceloneta. Tanto el edificio como las pistas que conducen al mismo son de titularidad privada. La pista de acceso arranca hacia el Suroeste en la carretera que discurre de Sorribes de La Vansa a Montan de Tost a través de Colldarnat, a la altura de Cal Pessic.

 

La mayoría de menciones documentales a este templo se concentran en el siglo x, aunque los datos disponibles en las fuentes son más bien escasos. La iglesia es mencionada en la falsa acta de consagración de la catedral de La Seu d’Urgell (fechada en 829, es una falsificación del último tercio del siglo ix) como la parroquia de Spelunka, entre ipsas parrochias de valle Labancia, aunque las referencias más abundantes a este lugar (Spulzela, Espulga, Espluga) se localizan en documentos de carácter comercial o testamentario, donde este enclave es empleado como referencia para el trazado de los límites de varias propiedades. Finalmente, la ecclesia de Espluga de Lavancza es mencionada en un cabreo del siglo xii como un templo con el culto aún activo. También cabe mencionar que ya en 1313, el castro et villa d’Espluga de Lavança fueron objeto de tensiones entre Ot i de Montcada y el conde de Urgell, yque finalmente éste retornó la potestad sobre varios enclaves del valle de La Vansa al linaje de los Pinós. El culto en Sant Fruitós de l’Espluga se mantiene a lo largo de toda la Edad Media y se alarga hasta época moderna, pues las visitas pastorales del siglo xviii y las sucesivas modificaciones de la estructura del edificio así lo atestiguan.

 

Se trata de una construcción de una nave con la cabecera plana, ligeramente más estrecha que aquélla y de perímetro sutilmente trapezoidal. El edificio fue ampliado posteriormente con una sacristía de planta semicircular y menor altura que la nave, y actualmente es rodeado por el flanco sur por un cementerio delimitado por una valla de piedra ciclópea. Toda la construcción está cubierta una techumbre de teja árabe, de doble vertiente sobre la nave y el ábside –sin que se evidencie exteriormente la transición entre ambos espacios a nivel de alero–, mientras que la sacristía presenta las tejas dispuestas de modo troncocónico. La fachada occidental está presidida por una espadaña de dos ojos, de factura posterior a la obra original y coronada con un remate curvado, de estética claramente barroca. Los paramentos están principalmente elaborados empleando bloques irregulares de piedra caliza dispuestos con la intención de trazar hiladas, ligados con abundante cantidad de barro. Esta tipología de aparejo está especialmente presente en el sector oriental del conjunto, mientras que en la fachada occidental puede observarse claramente como buena parte del aparejo se sirve de bloques de piedra toba, particularmente bien tallados en las esquinas.

 

Es precisamente en la fachada occidental donde puede observarse con mayor claridad la historia estructural del edificio. Así, originalmente parece que el templo era sensiblemente más bajo, cubierto también con tejado a dos aguas, aunque podemos afirmar que el espacio interior estaba cerrado mediante una techumbre de madera al no haber espacio suficiente para acoger un sistema de cubierta abovedada. Ésta fue levantada en una fase posterior que implicó un recrecimiento considerable de todo el perímetro del templo, especialmente visible en los muros norte y sur. Esta modificación implicó la sustitución de la espadaña original de un solo ojo por la ya descrita. Tal y como se puede apreciar en la fachada, el vano de la primera quedaría debajo del pilar central que divide los dos ojos de la actual.

 

Se accede al edificio por una puerta abierta en el tramo oeste del muro sur, resuelta con un arco de medio punto con abundantes restos de enlucido. En lo que se refiere a vanos, esta iglesia es particularmente opaca, pues tan sólo presenta una saetera de un solo derrame, en piedra toba, abierta en el centro de la fachada occidental y otra ventana de similar en el flanco meridional del ábside. A ellas, con posterioridad, se les añadió un vano cuadrado en la parte alta de la zona central del muro sur, y otro en la sacristía. El interior está cubierto de pinturas de factura muy reciente (finales del siglo xx y principios del xxi), que no ocultan la bóveda de arista que cubre los dos tramos de la nave que quedan determinados por un arco fajón. Por su parte, el ábside está cubierto con un tramo de bóveda de cañón y se entrega directamente a la nave, sin servirse para ello de elemento de transición alguno.

 

Pese a las ampliaciones y modificaciones identificadas, la volumetría y la integridad estructural del conjunto no se han visto seriamente afectadas y el mismo se erige como el reflejo del efecto del culto religioso en un mismo enclave a lo largo de los siglos, afortunadamente en un estado de conservación nada desdeñable. El trazado de la planta, con el ábside cuadrangular y la tosquedad de la tipología constructiva sugieren que Sant Fruitós de l’Espluga hunde sus raíces en la Alta Edad Media –alrededor del siglo xi según Joan-Albert Adell–, aunque se ha especulado sobre la posibilidad de que su origen sea aún anterior y calificable como prerrománico –según Xavier Barral–, aunque dicho autor sea prudente con tal hipótesis, pues la resolución de la cabecera (sin elementos como el arco de triunfo) apunta hacia una construcción más tardía, ya en la cronología del románico pleno aunque con abundancia de formas arcaizantes.

 

Texto y fotos: Esther Solé Martí

 

Bibliografía

 

Baraut i Obiols, C., 1978, pp. 50-53; Baraut i Obiols, C., 1983, pp. 174-175; Baraut i Obiols, C., 1984-1985b, pp. 99-101; Baraut i Obiols, C., 1992-1993, pp. 116-118, ap. 57; Barral i Altet, X., 1981, p. 176; Castells catalans, Els, 1967-1979, vi (2), p. 1260; Catalunya Romànica, 1984-1998, vi, pp. 222-223.