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Vista general de Sant Blas de Les

Identificador
25121_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.81347, 0.71555
Idioma
Autor
Carla del Valle
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Blas de Les

Localidad
Les
Municipio
Les
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Blas de Les

Descripción

LES

Iglesia de Sant Blas de Les

La capilla se encuentra en la parte nororiental de Les, a la derecha del río Garona. Para llegar hasta ella, se debe dejar atrás la iglesia parroquial moderna de Sant Joan, ascender por la calle Savièla, emplazamiento del antiguo núcleo urbano, hasta llegar a una bifurcación,en la que conviene tomar el camino izquierdo y seguir por el paseo de Sant Blas, cuyo destino es la capilla con el mismo nombre.

 

El templo está ubicado entre las dos sedes del poder señorial en Les: el castillo de origen altomedieval de Pichauers y la Baronía, la nueva residencia de los señores desde finales del siglo xv. Por proximidad, es lógico pensar que la capilla debía de ser el templo al que acudirían los señores de Les. Si bien no puede asegurarse la pertenencia de ésta al señorío, sí que existió una estrecha relación. Dicho vínculo se hace, si cabe, más evidente por el hecho de que la Baronía fue construida pocos metros al Oeste de la capilla; de hecho, el último de los barones de Les, José Eustaquio Adolfo Cao de Benòs fue enterrado en ella en 1856.

 

Sant Blas de Les es una capilla de pequeñas dimensiones, con planta compuesta por una sola nave rectangular, muy corta, y un liso ábside semicircular, que se cubren con sendas de bóvedas de cañón y de cuarto de esfera, respectivamente. La fábrica actual se puede datar entre finales del siglo xii e inicios del xiii, sin embargo, un sondeo arqueológico, llevado a cabo en 2008, corroboró lo que tradicionalmente se había planteado: que el origen de la capilla se remontaría a una época anterior. La primera construcción se encontraría a un nivel inferior, de modo que la actual capilla estaría construida sobre sus cimientos. Actualmente, se pueden apreciar los vestigios del primer edificio, tanto en el aparejo interno, como en los extremos de la fachada.

 

En el interior, existen cuatro niveles diferentes de sillares, determinados por las fases en las que fue construida la capilla. La mitad inferior del paramento correspondería a la primera fase, integrado por sillares medianos y grandes, de formas irregulares y trabajados toscamente, con las esquinas poco angulosas. En este estrato se emplazan cuatro tragaluces (dos al Norte y dos al Sur), que corresponderían a las aspilleras de la primera fábrica. Ubicadas a unos 70 cm del suelo, constituyen uno de los indicios para asegurar que la antigua capilla estaría a un nivel inferior de la actual, para cuya construcción estos vanos fueron cegados. Seguidamente, se marca la separación entre el paramento de la primera fase y la construcción románica, a partir de una franja intermedia de mampostería, hecha a base de piedra menuda unida con una gran cantidad de mortero. Los niveles superiores pertenecen a la capilla de los siglos xii y xiii, lo que se hace evidente en el tercer estrato, de sillares medianos, rectangulares y bien pulidos. En esta sección se abren cuatro ventanales, tres en el semicírculo absidial y uno en el muro meridional, que comparten las mismas características: abocinados y con doble arco de medio punto en degradación. El último nivel lo constituyen las piedras que conforman la bóveda: alargadas y alineadas para crear medias elipses que, dispuestas paralelamente, se ven reducidas, hasta cerrarse en la parte central de la bóveda; solución que no se aplicó a ninguna otra iglesia del valle. 

 

A diferencia del aparejo interno, en el exterior solamente son visibles los paramentos de la segunda fase constructiva, dado que la remodelación medieval comportó cubrir el nivel inferior del muro con un cuerpo más avanzado de sillares.

 

En dicho muro occidental, cuya anchura supera a la de la nave, se sitúa el único acceso a la capilla, consistente en un gran vano de medio punto, zanjado por una verja de forja. Se puede percibir prácticamente todo el interior de la capilla desde el exterior, pues las dimensiones de la portada lo permiten: su anchura supera un tercio de la anchura total del paramento occidental, mientras que la altura es casi la mitad de la altura del mismo. Entre las dovelas que conforman el arco, se aprecian tres de color mucho más oscuro, dispuestas simétricamente y no de forma aleatoria, la central ocupando la clave de bóveda, que han sido consideradas como una alusión a la Trinidad. La fachada está coronada por una espadaña de un solo vano acabada en cruz, que parece haber sido añadida con posterioridad. Otro de los elementos dignos de mención en esta fachada consiste en un sillar encastrado en la parte superior central, que inscribe un rectángulo trabajado en bajorrelieve. Podría tratarse de un altar votivo paleocristiano de mármol, reaprovechado, como ocurre en Sant Fabian de Arres o Santa Maria de Vilamòs, que incluyen piezas de idénticas características en un banco o en un pilar, respectivamente.  

 

Una de las incógnitas que plantea la fachada reside en los muros truncados que arrancan a ambos lados, proyectados hacia poniente. Fechados en una época anterior al resto de la fachada, debieron de ser parte de la primera construcción. Mientras que el de mediodía alcanza los 1,70 m de altura, el septentrional, mucho más arrasado, mide 45 cm. Fue en torno a estas estructuras donde se procedió a intervenir arqueológicamente, en 2008, con el objetivo de documentar su configuración y trazado, por medio de unas profundas catas en los lados norte y sur. Dicho sondeo puso de manifiesto que ambos muros hallan su continuación bajo tierra, hasta unos 2 m de profundidad, pero proyectándose poco más de 1 m hacia poniente. Los sillares del subsuelo, de mayores dimensiones que los de la superficie, se dispusieron de manera escalonada, respondiendo a una voluntad constructiva, con siete filas de escalonamiento en el muro norte y cinco en el sur, hasta donde se ha podido comprobar. Asimismo, se pudo apreciar que el último tramo del muro septentrional parece alargarse hasta cerrar la construcción, conectando con el muro meridional. Por último, se constató que entre el segundo y tercer nivel, en ambos muros, se dejaron espacios entre piedras, con tal de formar agujeros rectangulares, de unos 18 x 18 cm, dos en cada muro, los cuales podrían haber tenido la función de desagüe, puesto que se hallaron taponados por un fino sedimento de tierra, depositado por la acción del agua. Tanto la profundidad de los muros bajo tierra, como la presencia de los desagües, indicarían que la capilla dispondría de un sistema muy potente de cimentación, que serviría para nivelar y drenar el terreno. Un sistema de drenaje similar se halla en cripta de la iglesia de Santa Maria de Cap d’Aran, sin embargo, Sant Blas no comparte sus dimensiones ni importancia.

 

Aunque la intervención arqueológica lograse poner al descubierto la morfología de los muros, ignorada hasta la fecha, la explicación a la presencia de los muros truncados, que se prolongan en el subsuelo, no ha sido todavía consensuada. El sondeo sirvió para descartar la hipótesis, tradicionalmente aceptada, que consideraba a la capilla como cabecera (o ábside) de una iglesia de mayores dimensiones, a cuya nave se uniría mediante los muros truncados. Otra de las hipótesis planteadas, que no ha quedado demostrada, apuntaría a la existencia de un atrio que precedería a la iglesia, similar al caso de la fachada occidental de la capilla de Sant Miquèu de Vilamòs.

 

Lo que sí se puede asegurar es la existencia de una anterior capilla erigida en el mismo lugar, que debió de quedar inacabada o bien desaparecer a causa de un derrumbamiento, por la acción del ser humano o de desastres naturales. De este modo, la capilla actual, fechada entre finales del xii y principios del xiii, constituiría el resultado de la reconstrucción de la anterior fábrica, a un nivel superior, pero sobre una misma planta.  

 

Texto y fotos: Carla de Valle - Plano: Juli Pascual Besoli

 

Bibliografía

 

Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, pp. 367-368; Chaboussou, P., 2008, p. 50; Montoya e Parra, J., 1983, pp. 7-22; Riera Socasau, J. C. y Ros Barbosa, E., 2006, p. 111; Ros Barbosa, E., 2002 (2007), p. 57; Ros Barbosa, E., 2011; Sarrate i Forga, J., 1976, s/n; Soler i Santaló, J., 1906 (1998), pp. 330- 331.