Castell de Fontllonga
CAMARASA
Castillo de Fontllonga
La localidad de Fontllonga se enclava en la vertiente de la montaña homónima, bañada por el río Noguera Pallaresa, a 650 m de altitud y a unos 17, 5 km de Camarasa, desde donde se llega por la carretera C-13, que enlaza con una vía a la derecha bien señalizada que conduce al caserío, donde se erige el fuerte sobre un altozano al Noreste.
El castillo, que fue construido en al menos dos fases, aparece por primera vez en un documento fechado en 1049 en el que se indica que Bernat y su mujer Guilla lo venden junto a su término y sus pertenencias. La siguiente noticia que se conoce confirma que la familia Meià estaba en posesión de la fortaleza al menos desde 1193, momento en el cual Ermengarda, esposa de Gombau de Oluja, consta en el testamento de su hermano Guillem de Meià como heredera con la condición de que si no tenía descendencia masculina, le habría de legar la propiedad a su sobrino Ramon de Cervera, quien finalmente la recibe. En 1311, Dolça de Cervera, el último miembro de los Cervera-Meià que mantiene la pertenencia, la lega perpetuamente a su hijo Pedro de Ayerbe, quien, por medio de un contrato firmado un año más tarde con Jaime II, permuta el castillo y otras tenencias en tierras catalanas a cambio de otras situadas en Aragón. Durante el periodo comprendido entre 1110 y 1314 existen referencias de una familia que adoptó el apellido de Fontllonga y quienes ejercen como castellanos. Después del siglo xiv no se tienen más noticias de esta estirpe. Roig i Jalpí comentaba en su tratado de 1668 que “En Fontllonga hay un gran castillo, y una grande Torre, todo derruydo, y inhabitable”, lo cual es un testimonio del estado en el que se encontraba la fortaleza en dicho momento.
El edificio, que se alza sobre el cerro que domina el pueblo y que actualmente todavía conserva la planta rectangular y parte de sus muros, excepto del lado de poniente, presenta una estructura de difícil interpretación debido al mal estado en el que ha llegado hasta nuestros días y a las modificaciones posteriores que ha sufrido. Una vista general del exterior permite distinguir una tipología de material constructivo diversa que puede ser fiel reflejo de las alteraciones padecidas a lo largo de los años, si bien también cabe la posibilidad de que la totalidad del conjunto sea obra de un único momento en el que se haya utilizado dos tipos de sillares diferentes.
El fuerte estuvo divido al menos en tres pisos. El primero, que tiene forma de pasadizo, cruza el edificio de Noroeste a Sureste, está cubierto con bóveda de cañón y mide 2 m de alto por 1’70 m de ancho. Dos son las puertas por las que se accede al mismo, ambas con arco de medio punto, de las cuales sólo se han conservado las jambas en una de ellas. A ambos lados de este corredor se disponen dos estancias. La del lado noroeste, a la que se accede por una pequeña puerta seguida de un pasillo, tiene planta rectangular de 4,8 m de largo por 2,2 m de ancho, está cubierta con bóveda de cañón, y cuenta con dos ventanas cuadrangulares y una aspillera simple en el centro. La situada al Suroeste, de planta cuadrada, está completamente cerrada, por lo que resulta difícil saber por donde se accedería. Se debía de iluminar por medio de una abertura, actualmente tapiada, que hay en la esquina noroeste. Se cree que el pasadizo central se utilizaba para facilitar el tránsito de un lado al otro del edificio. Sin embargo, son diversas las hipótesis que se han planteado respeto a las habitaciones. Se ha pensado que podrían estar destinadas a alojar a la población en caso de peligro, ser la residencia de los servidores, desempeñar una función de almacén o cualquier otro tipo dependencias del castillo. Delante de la puerta de la habitación noroeste hay un sistema de canalización que va desde el conducto horadado en medio de un sillar hasta un canal labrado enfrente.
Sobre este espacio se sitúa el siguiente piso, al que se accedía a través de una puerta en altura situada en el muro noroeste formada por un arco de medio punto y jambas con los sillares dispuestos a soga y tizón. Conserva en su cara interior el travesaño de madera, que con el arco de descarga, delimita un tímpano hueco. El espacio interior está configurado por dos tramos rectangulares. Se conservan tres amplios arcos formeros adosados a los muros, así como las pilastras donde se apoyaban dos arcos fajones. Se observa un cambio de aparejo, que pasa a ser más alargado y estrecho, en la parte superior de los muros, posiblemente como resultado de una reforma posterior en la que se añadiría un tercer piso, el cual contaría con una ventana en el Suroeste, rematada por un arco carpanel. La cubierta de ambos pisos, posiblemente, debía ser de madera, pues no se observa el arranque de ninguna bóveda pero si quedan testimonios de los orificios para las vigas.
El muro exterior tiene 7 m de altura y en su cúspide se conservan siete losas de la cubierta moderna. Se reconocen en sus paramentos tres tipos diferentes de sillar, dos de los cuales se cree que pueden corresponder al mismo momento constructivo, puesto que se entremezcla la piedra calcárea blanca con el gres amarillento de un tamaño mediano, de labrado un tanto irregular y dispuesto en hiladas. Sin embargo, el tercer tipo de sillar que se halla en la parte superior, es un gres alargado y plano, entre el que se intercala el resto de material.
El castillo aprovecha para su defensa la orografía del terreno, que lo aísla por todos sus flancos excepto en el lado noroeste, punto de entrada al recinto, que estaría protegido con un muro del que se han hallado algunos restos.
La parte original del edificio no se ha podido situar dentro de una cronología concreta, si bien se cree que fue construido durante el siglo xii, o incluso ya iniciado el siglo xiii, aunque más tarde se ampliara y reutilizara como vivienda.
Texto y fotos: Raquel Cardona Segura
Bibliografía
Castells Catalans, Els, 1967-1979, VI, pp. 363-367; Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 326-327.