Pasar al contenido principal
x

Vista general desde el oeste de la Mare d Déu del Remei d'Oroners

Identificador
25062_03_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.9920442,0.8384795
Idioma
Autor
Raquel Cardona Segura
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Mare de Déu del Remei de Oroners

Localidad
Camarasa
Municipio
Camarasa
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Mare de Déu del Remei de d'Oroners

Descripción

CAMARASA

Iglesia de la Mare de Déu del Remei de Oroners

La iglesia de la Mare de Déu del Remei se sitúa en el extremo este de la Peña de la Mare de Déu, a escasos metros de las ruinas del castillo de Oroners, sobre la orilla noroeste del pantano de Camarasa y enfrente de la Baronia de Sant Oïsme.

El único posible dato histórico que se tiene de esta iglesia dedicada a la Virgen del Remedio se remonta a 1179, cuando aparecen confirmadas las posesiones de la abadía de Àger en una bula del papa Alejandro III, entre las cuales constan las ecclesias de Orononers, cita que no especifica a cual de los dos templos de la aldea se refiere o si lo hace a ambos. Inicialmente, con la advocación a santa María, desempeñó la función de capilla del castillo, en este lugar insólito, cerca del fuerte que limitaba el territorio que los cristianos habían conquistado a los sarracenos. Con posterioridad, pasaría a ser la parroquia del pueblo y a sufrir varias modificaciones y añadidos.

Se trata de un edificio con  planta de nave única, que se cubre con bóveda de cañón, y cabecera formada por un ábside semicircular. Su muro norte se halla completamente adosado a la pared rocosa, la cual, impone al templo una orientación ligeramente desviada al Noreste. En el paramento exterior del ábside dos lesenas, apoyadas sobre un elevado zócalo de 1 m, determinan tres entrepaños coronados con sendos frisos de arquillos ciegos. El número de estos elementos decorativos es desigual, pues mientras que en el friso central hay cuatro arquillos, el meridional está formado por tres, y el más cercano a la pared por una cantidad indeterminada debido a que un muro, añadido con posterioridad, oculta parcialmente esta zona y tan sólo permite la contemplación de un único arquillo. En el centro del ábside se abre una ventana con arco de medio punto dovelado y derrame exterior, cegada al interior. A la altura de este vano hay una hilera de mechinales.

Tan sólo dos ventanas, una puerta y varios mechinales rompen la monotonía del liso muro sur. Las dos primeras, situadas en los dos primeros tramos de la nave, son vanos de doble derrame y arco de medio punto. Por su parte, la portada, ubicada en el tramo más occidental, está formada por un arco de medio punto dovelado sobre jambas dispuestas a soga y tizón. A su derecha, un banco pétreo, de factura posterior, permite el descanso del visitante.

La fachada de poniente es una superficie lisa de forma irregular, pues se adapta al saliente rocoso, tiene una ventana de las mismas características que las anteriores y mechinales colocados en dos hiladas. Como consecuencia de que el edificio está pegado a la roca, la techumbre, de la que se ha perdido la estructura de losas superficial, que ha sido sustituida por un manto de vegetación, es de una sola vertiente. Sobre la misma se ha colocado una espadaña moderna.

En el interior dos arcos fajones apoyados en pilastras dividen la alargada nave en tres tramos de tamaño desigual y forma irregular. El ábside se cubre con bóveda de cuarto de esfera y se integra en la nave mediante un arco presbiterial que facilita la transición entre la diferente anchura de ambos espacios. El muro septentrional está configurado por tres arcos formeros que, con la excepción del occidental, que se cegó cuando se construyó en época posterior el coro elevado y la escalera de acceso, forman dos capillas poco profundas.

El suelo tiene distintos niveles que contribuyen también a delimitar los diferentes espacios de la liturgia, siendo el más elevado el correspondiente al ábside. Recorre la parte inferior del perímetro de los muros un banco corrido, que resulta más elevado en el lado meridional. En la parte inferior del paramento de poniente hay una hilera de seis vanos ciegos rectangulares que se cree que podrían haber sido nichos destinados a ofrendas.

En el último tramo de la bóveda se abrió una claraboya circular con el objetivo de servir para iluminar el coro. Varios orificios rectangulares en los muros, algunos de los cuales todavía conservan restos de vigas, son testimonio de estructuras añadidas que no se han conservado. El robusto altar, posiblemente un añadido posterior, está adosado a la pared del ábside ocupando la casi totalidad del espacio.

En el exterior, el material utilizado en los paramentos de los muros, sillares de mediano tamaño, es más regular que el sillarejo empleado en el ábside. En el interior, si bien  buena parte de las paredes están cubiertas con enlucido, en las zonas donde la piedra ha quedado a la vista, se observa que es en los arcos, tanto fajones como formeros, donde se han utilizado sillares de mayor tamaño y mejor labrados.

Por último, se ha de mencionar la existencia de unos grafitos o dibujos incisos que se han datado en el siglo xiv. El primero de ellos es un motivo decorativo de entrelazado situado en el trasdós del arco formero del tramo central, un segundo dibujo es una figura antropomorfa que se encuentra en el segundo tramo del muro septentrional y en el primer tramo del mismo se han hallado nombres y letras romanas.

Considerando la decoración de arquillos ciegos y lesenas del ábside y las características tipológicas del edificio, se ha datado en el siglo xi.

 

Texto y fotos: Raquel Cardona Segura - Plano: Albert Reig Florensa

Bibliografía

Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, p. 331; Fité i Llevot, F., 1986a, II, pp. 380-390; Vidal Sanvicens, M., López i Vilaseca, M., 1984, pp. 483-485.