Pasar al contenido principal
x

Vista general del Castell de Quermançó

Identificador
17223_05_010
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.340000, 3.091900
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Castell de Quermançó

Localidad
Vilajuïga
Municipio
Vilajuïga
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castell de Quermançó

Descripción

Castell de Quermançó

 

El castillo de Quermançó está situado a unos 2 km al norte del municipio de Vilajuïga, sobre un monte alto de un risco, inaccesible por poniente y mediodía y con pendientes acentuados en los demás vertientes. Fue declarado Bien de Interés Nacional en abril de 1949. Dada su situación elevada, se localiza fácilmente desde la carretera N-260, que pasa por su lado y desde la que sale un camino vecinal que condue hasta los pies del montículo. Desde arriba, las vista panorámicas son magníficas

 

El vocablo prerromano “quer” se utilizaba en la Edad Media para referirse a una peña o roca prominente, mientras que la palabra latina mansione significa casa; así tenemos un posible significado de Quermançó. Cabe señalar que el lugar del castillo estuvo ocupado, según confirman los elementos hallados en varias intervenciones arqueológicas, en época íbera, romana, visigótica, sarracena y carolingia.

 

La primera referencia documentada de época medieval data del año 1078: en el testamento del conde de Empúries, Ponç I, se concede el castillo a sus hijos Hug y Berenguer. Dejamos constancia de que el mismo Hug (Hug II de Empúries) había creado el primer archivo diplomático del condado de Empúries que, con posterioridad, instaló en este castillo. Más adelante, en 1085, se estableció un convenio Hug II y el conde del Rosellón, Guislabert II, a propósito de los límites y posesiones de los respectivos condados, donde aparece mencionado el castillo y sus posesiones. Así mismo, sabemos que un nieto de Ponç I, Dalmau Berenguer de Quermançó, fue el iniciador del poderoso linaje de los vizcondes de Rocabertí.

 

Ya en 1128, el conde Ponç Hug I fue atacado, vencido y hecho prisionero por el conde de Barcelona, Ramon Berenguer III. Una década más tarde, estalló de nuevo la contienda entre ambos condados que volvió a resolverse a favor, esta vez, de Ramon Berenguer IV, pero se pactó la paz con la condición de que fueran demolidos los castillos de Quermançó y Rocabertí. Pensamos que la demolición no debió ser muy efectiva, pues en 1154 se vuelve a citar el castillo en un convenio entre los condes de Empúries y Rosellón. Posteriormente, consta que en 1285 la fortaleza fue asediada por las tropas cruzadas del rey francés, Felipe el Atrevido, y en 1288, de nuevo, las tropas francesas lo asaltaron y destruyeron sus defensas. Se tiene constancia también de la ocupación del castillo por tropas de Juan II en 1472, durante la guerra civil catalana. Ya en moderna, las tropas napoleónicas restauraron y ampliaron el recinto en 1808, pero en 1817 el mariscal Suchet ordenó su voladura al iniciar la retirada del territorio español. Actualmente, el castillo está siendo objeto de trabajos arqueológicos y de restauración.

 

Se trata de una fortificación aislada, rodeada por una gran muralla que se levantó en el siglo xv. De planta ovalada, se adapta a la tipografía del terreno y resaltamos que las partes conservadas corresponden a diferentes etapas constructivas. De la etapa inicial, datada entre los siglos x y xi, se pueden observar tramos de muro en el sector norte de la muralla de unos 4 m de ancho por 3 de alto, con un aparejo a base de piedras de granito pequeñas, apenas desbastadas y trabadas con abundante mortero, que en algunos tramos se dispusieron formando opus spicatum; son visibles mechinales para los andamios, separados por distancias regulares.

 

Hacia el sector de poniente encontramos una gran sala rectangular que conserva los muros a una cierta altura, construidos con un aparejo bastante regular de piedras pequeñas, sin trabajar. En el extremo de poniente, donde hay una aspillera, quedan los restos de una pequeña espadaña que permiten suponer la existencia de una capilla en el recinto, la cual, de hecho, aparece documentada en las Rationes decimarum de 1279 como capilla de Carmanso, y en 1280 como capilla del castro de Carmessono. No obstante, las excavaciones realizadas en 2003 no localizaron dicha estructura, y de momento no hay ningún otro indicio arqueológico para poder situar la iglesia en el interior del conjunto.

 

La excavación del 2003 sí localizó unas estructuras en el subsuelo de la sala central del castillo, que se corresponden a un tramo de los muros oeste y norte de la muralla primitiva del conjunto. El estudio de las estructuras localizadas puso de manifiesto que el primer recinto tendría una planta probablemente pentagonal, con una orientación distinta, y que sólo ocuparía la parte superior del risco. Además, el abundante material cerámico localizado permite datar la construcción del castillo en el siglo x, es decir, un siglo anterior a la documentación escrita conocida.

 

En cambio, la etapa del castillo feudal que va del siglo xi al xv, mejor documentada, es poco conocida debido a la menor presencia de hallazgos arqueológicos, ya que las sucesivas ocupaciones comportaron la desaparición de la mayor parte de sus estructuras y estratos. De esta etapa, en cualquier caso, es la llamada torre del homenaje, datada en el siglo xv pero muy reformada en épocas posteriores, que se ubica en el extremo suroeste del castillo. Se trata de una construcción cuadrangular de 9,60 m por 7,80 m, que se conserva hasta una altura de unos 6 metros. Considerada tradicionalmente como torre del homenaje, parece que en realidad tenía funciones de defensa y vigilancia. Sólo conserva la parte inferior del muro este de la etapa inicial. El resto del aparejo consiste en sillarejo cortado por la cara visible, trabado con mortero de cal, dispuesto en hiladas irregulares. Para las esquinas se utilizaron sillares de mayor tamaño y mejor factura.

 

La sala central, que hasta la excavación del 2003 se conocía como la capilla del castillo, es una gran estancia rectangular de 15 por 7,5 m que se localiza al norte y noreste de la torre. Se distinguen las técnicas constructivas correspondientes a la primera etapa del castillo en los muros este y sur, mientras que los restantes pertenecen a la etapa posterior. Dejamos constancia de la existencia de una cisterna, cubierta con bóveda de cañón, adosada al muro este de la sala que parece posterior.

 

La sala norte es una inmensa estructura rectangular de unos 37 por 10 m, que ocupa todo el sector septentrional del castillo y que parece corresponder a la construcción del siglo xv.

 

En el exterior, separadas unos 50 m del recinto del recinto, hacia el noreste y noroeste, respectivamente, se conservan sendas torres albarranas. Se trata de estructuras de planta circular, ataludadas. La más cercana solo conserva la base y unos 7 m de altura de muro, mientras que la segunda conserva más altura, e incluso se ven aspilleras en dos niveles; aún así, ha perdido una parte del muro, dejando a la vista el interior de la torre.

 

Como conclusión, podemos determinar que se conservan partes de los muros del castillo de la etapa inicial de los siglos x-xi, mientras que el resto de la edificación se suele datar entre los siglos xiii y xv, con reformas y añadidos del siglo xix.

 

 

Texto y fotos: Montse Jorba i Valero

 

Bibliografía

 

Almerich i Sellarès, L., 1984, pp. 29-34; Arnall i Juan, M. J., 1981-1982, p. 91; Badia i Homs, J., 1977-1981, II-B, pp. 426-427, 430; Badia i Homs, J. y Olavarrieta i Santafé, J., 1985, p. 218; Buron, V., 1989, p. 26; Castells Catalans, Els, 1969, pp. 548-552; Catalunya Romànica, 1984-1998, VIII, p. 99, IX, pp. 911-912; Compte i Freixanet, A., 1980, p. 251; Del Campo i Jordà, F., 1989, pp., 18, 20, 24, 71-74; Llinàs i Pol, J. y García-Consuegra Flores, J. M., 2006, pp. 211-220; Pons i Guri, J., M., 1964, p. 55; Rius i Serra, J. M., 1946; Zamora, F. de, 1973.