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Vista genera de Sant Vicenç de Vilamalla

Identificador
17226_02_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.220000, 2.970000
Idioma
Autor
Juan Antonio Olañeta Molina
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Vicenç de Vilamalla

Localidad
Vilamalla
Municipio
Vilamalla
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Vicenç de Vilamalla

Descripción

VILAMALLA

 

Vilamalla es una localidad situada en una llanura al Sur de Figueres, entre los ríos Manol y Fluvià. Se llega a la misma desde la N-II, tomando la carretera GIV-6228 en Pont del Príncep en sentido sur, o la GIV-6229 hacia el Sureste. También puede llegarse por la GIV-6727 desde Garrigàs y Tonya, o por la GIV-6219 tras pasar por Siurana y enlazar con la GIV-6727.

 

Rodeada de campos de cultivo, en las últimas décadas se han ido instalando polígonos industriales en los alrededores de la población. El hallazgo de algunos restos de época romana y el paso por el término de una calzada son testimonios que han llevado a pensar en la existencia de un núcleo poblado ya en dicho periodo. En 974, en una epístola del papa Benedicto VI, la Villa Dalmalia aparece citada como una de las posesiones del monasterio de Sant Pere de Rodes. Formaba parte de la bailía de Siurana, la cual consta ya en el siglo x como perteneciente al condado de Empúries. En 1071 y 1093 se realizan unas donaciones de propiedades situadas en el término al monasterio de Santa Maria de Vilabertran. En 1151, en el legado testamentario de Guillem Umbert de Basella, se dona a la Orden del Temple unas propiedades situadas en la localidad. En el siglo xii, aparecen citados en la documentación varios miembros de la familia Vilamalla, que posiblemente residían en el castillo del lugar. En 1214, Agnès, abadesa de San Daniel de Girona, vende una masía en Vilamalla por 30 sueldos.

 

 

Iglesia de Sant Vicenç

 

Entre 1051 y 1057, la condesa Ermessenda de Barcelona-Girona devuelve al obispo de Girona varias propiedades de las que su difunto esposo, el conde Ramon Borrell, se había apoderado indebidamente, entre ellas la iglesia de Viladalmalla. La iglesia parroquial de Sancti Vicentii de Villalmala es mencionada de nuevo en una donación de 1108 de unos alodios al priorato de Santa Maria de Lledó. Por dos veces, en 1936 y 1939, el interior del templo fue saqueado y destruido, y sus imágenes y mobiliario quemados.

 

Situado en la parte norte de la población, en un alto antiguamente denominado la Trona, es un edificio de nave única y planta cuadrada en la que la cabecera plana no destaca del cuerpo principal. En sus lisos muros exteriores se combinan los sillares de arenisca con los de piedra basáltica, material este último que fue más extensamente utilizado en los dos tramos orientales. El aparejo, bien labrado, se dispone en hiladas bastante uniformes. En el paramento sur se abren dos ventanas de doble derrame y arco de medio punto, una, alargada, en la parte occidental del lienzo, y otra parcialmente oculta tras la sacristía que se adosó en época moderna. El muro norte, que da a un terraplén, está reforzado por tres contrafuertes de desigual anchura, colocados en época posterior a la construcción del edificio. La fachada occidental es más alta que la nave, y está rematada por una espadaña de dos ojos, de la que tan solo se ha conservado la parte inferior. En el centro de la fachada se abre la portada, formada por un tímpano liso sostenido por un grueso dintel blanco –que, a su vez, apoya sobre dos ménsulas– y por dos arquivoltas en degradación, sin ornamento alguno, que van enmarcadas por una chambrana. Una doble moldura horizontal de sección circular separa el tímpano del dintel, así como las arquivoltas de las jambas. Entre la portada y los restos del campanario se abre un óculo formado por dos círculos en gradación, muy similar al que se encuentra en el muro oriental. En la restauración llevada a cabo en 2014 se sustituyeron varios sillares de los paramentos exteriores y se eliminó un murete que se alzaba lo alto del muro meridional, tras la espadaña. La composición de la fachada es muy similar a la que se observa en Sant Cebriá de Torroella, en donde, además, se emplea también una moldura doble para separar las arquivoltas de las jambas. Las portadas con tímpanos lisos sobre amplios dinteles también sin decoración son muy habituales en la comarca, donde se pueden citar ejemplos como Sant Esteve de Vila-Sacra, Santa Maria de Colera, Sant Martí de Masarac, Sant Martí del Far y Sant Martí de Vilademires, entre otros.

 

En el interior, la nave está cubierta por una bóveda de cañón ligeramente apuntada, que arranca de una moldura que recorre la parte superior de los muros laterales. La datación que se ha asignado a este edificio a finales del siglo xii o comienzos del xiii parece adecuada a sus características.

 

Texto y fotos: Juan Antonio Olañeta Molina

 

Bibliografía

 

Badia i Homs, 1981, pp. 437-438; Catalunya Romànica, 1984-1998, XI p. 917; Egea i Codina, Roig i Simon y Serra i Perals, 1999, pp. 66-68; Sels i Jou, 2011, pp. 75-92.