Sant Sadurní de Llordà
ISONA I LA CONCA DELLÀ
Iglesia de Sant Sadurní de Llordà
Los vestigios de la iglesia dedicada a san Saturnino se hallan a escasos 50 m del castillo de Llordà. A pesar de su avanzado estado de ruina, el templo posee un gran valor histórico-artístico como exponente de la arquitectura que durante el siglo xi se desarrolló en los condados catalanes. Las primeras referencias documentales de la iglesia se remontan a 973, cuando Sant Sadurní figura entre las iglesias del término de Isona que fueron entregadas por el conde Borrell II y su hermano Guifré al monasterio de Sant Serni de Tavèrnoles. Años después, en 1033, los condes de Urgell Ermengol II y Contança alienaron el castillo de Llordà en favor de Arnau Mir de Tost y su mujer Arsendis, que ordenaron la reedificación del castillo y la construcción de la nueva iglesia de Sant Sadurní, consagrada el 1040 durante el mandato del obispo Eribau de Urgell. En 1062 Arnau Mir y su esposa dotaron la canónica de Llordà con la jurisdicción de todas las iglesias de los términos del castillo de Llordà y de Biscarri. Tres años más tarde, Sant Sadurní pasó a ser administrada conjuntamente con la Règola y Sant Miquel de Montmagastre, bajo la jurisdicción de Sant Pere de Àger. En su testamento, datado en 1068, Arsenda legó parte de sus bienes a numerosas iglesias, entre las que se encuentra Sant Sadurní. Pidió que se hicieran tres partes de su vajilla de plata, espadas y otros objetos, para que una de ellas sirviera para hacer ornamentos para la iglesia del castillo de Llordà. En 1085, Sant Sadurní de Llordà fue objeto de una segunda consagración, con motivo de la cual Bernat Guillem, obispo de Urgell, la constituyó en parroquia, confirmó sus los bienes y le concedió diezmos, primicias y oblaciones.
La iglesia de Sant Sadurní era en su origen un templo de planta basilical de tres naves y sin transepto, con las dos laterales más cortas que la central, y tres ábsides semicirculares. A día de hoy tan sólo resta en pie el muro, con dos de sus arcos formeros de separación, que separaba las naves central y meridional, algunos vestigios del ábside central, así como la parte inferior de la torre campanario del ángulo suroeste. Las tres naves estaban cubiertas con bóveda de cañón sobre arcos fajones. La central, más alta y más larga que las laterales, medía 11 m de largo por 5 m de ancho. Los dos arcos formeros conservados arrancan de un pilar cruciforme que recibe también los arcos fajones de la nave. De la nave meridional, cabe destacar el buen estado la pared frontal, incorporada al campanario. En el muro, encontramos una puerta con arco medio punto y una ventana en forma de cruz en la parte superior. Por lo que se refiere a la cabecera tan sólo se conserva la base del ábside central y el algún vestigio del sur.
Sin duda, el elemento que ha llegado hasta la actualidad en mejor estado es la torre campanario situada en el ángulo suroeste, que fue construida en un momento posterior a la iglesia. Se trata de un cuerpo de planta cuadrangular y 10 m de altura, del cual se ha preservado la planta baja, cubierta con bóveda en rincón de claustro. En los frentes sur y oeste de este nivel inferior, tres lesenas configuran dos entrepaños coronados por sendos frisos de tres arquillos ciegos. En el segundo piso se repetiría esta misma forma de estructurar el paramento, aunque se han perdido los arquillos. En ambos niveles, en las bandas lombardas, se disponen dos series de mechinales alineados verticalmente, así como tres largas aspilleras, una en el muro occidental y dos en el meridional. En general, el aparejo está compuesto por sillarejo de tamaño medio dispuesto en hiladas relativamente uniformes. En el sector meridional del templo, al pie del risco, se conservan los restos de un cuerpo rectangular que presentaba dos niveles, cuya función es desconocida.
Texto y fotos: Daniel Altisent
Bibliografía
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