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Torre del homenaje del Castillo de Peratallada

Identificador
17902_02_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.23502, 1.38759
Idioma
Autor
Ana Victoria Paul Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Castillo de Peratallada

Localidad
Peratallada
Municipio
Forallac
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castillo de Peratallada

Descripción

FORALLAC

 

El municipio de Forallac se constituyó formalmente el 10 de marzo de 1977, fruto de la unión de los términos municipales de Fonteta, Peratallada y Vulpellac. El nombre del nuevo municipio surge a partir de la combinación del nombre de los tres núcleos agregados, según acordaron los responsables municipales que promovieron la agregación. Forallac toma la primera, la segunda y la tercera sílaba de Fonteta, Peratallada y Vulpellac, tras colocar sus nombres por orden alfabético. Esta solución, sin embargo, no es del agrado de los toponimistas.

 

El término se extiende por la llanura del Empordà, por buena parte de la cuenca del Daró, en el macizo de las Gavarres. Lo atraviesa la carretera C-66, que pasa entre Vulpellac y Fonteta, y una extensa red de caminos locales permite la comunicación con el resto del territorio. Aunque cada núcleo conserva su edificio municipal, la sede administrativa se sitúa en Vulpellac, donde en 1998 se inauguró la nueva casa consistorial. Además de los tres pueblos principales, en el término municipal se incluyen los vecindarios de la Bordeta y del Pla y la urbanización del Puig de Sant Ramon (vinculados a Vulpellac), el vecindario d’Abellars y el pueblo de Fitor (en Fonteta) y los pueblos Canapost, Sant Climent de Peralta y Santa Susanna de Peralta, y el antiguo lugar de Bruguera (en Peratallada).

 

La documentación más antigua sobre el municipio se refiere a Fonteta y data del 844, cuando esta población se menciona en una serie de diplomas reales. Del lugar de Vullpellac, que perteneció al condado de Empúries, se tienen noticias desde el año 894. En Els Clots de Sant Julià se conserva una cavidad o capilla excavada en la roca de época altomedieval.

 

En relación a Peratallada, en 1065 ya aparece una mención al castillo.

 

Texto: MJV

 

 

Castillo de Peratallada

 

La población de Peratallada conserva uno de los núcleos medievales más importantes de  toda Cataluña, declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) en 1949, y conjunto histórico-artístico en 1975. Para acceder a la villa debe salirse de la capital de comarca, la Bisbal, por la carretera C-66, y salir rápidamente por la comarcal GI-644 en dirección a Canapost. En Canapost hay que tomar la GI-651, que conduce directamente al pueblo.

 

El castillo-palacio preside el núcleo amurallado, en una zona ligeramente elevada del pueblo. Es de propiedad privada, y actualmente está cerrado por obras de rehabilitación. Aunque el castro de Petra Taliata se documenta por primera vez en el año 1065, como frontera del vecino castillo de Pals, es posible que ya anteriormente existiese una fortificación en el lugar de Peratallada, pues, aparte de encontrarse documentación anterior sobre el señorío de la villa, durante las tareas de restauración del conjunto se han hallado vestigios de una ocupación anterior al siglo xi.

 

El castillo fue el solar del importante linaje nobiliario de los Peratallada, cuyos primeros miembros se documentan a comienzos del siglo xi: Guillem de Peratallada (1039), Bernat de Peratallada (1054), o los hermanos Bernat Bernat y Dalmau Bernat (1062). Ya en el siglo xii, Dalmau de Petra Taiata se encuentra entre los garantes del pacto entre el conde Ramon Berenguer IV y la república de Génova para la conquista de Tortosa. En el siglo xiii, el dominio de Peratallada pasó por matrimonio a la casa de los Cruïlles, uniéndose así las dos principales familias nobles de la región bajoampurdanesa. La familia tuvo su residencia habitual en el castillo de Peratallada, que mantuvo su importancia durante toda la baja Edad Media. Se conserva un interesantísimo inventario del castillo, redactado a finales de siglo xiv (1395) por la señora Elvira de Puigpardines, viuda de Gilabert de Cruiïlles i de Mallorca, que describe detalladamente sus dependencias y su rico mobiliario, y que además revela que la casa había sido notablemente ampliada en aquellos años (ya que se mencionan estancias recientes, como una nueva cámara señorial pintada, dos dormitorios, y una aula maior o comedor). Tras la guerra civil catalana del siglo xv, en la que hubo miembros de la familia Cruïlles-Peratallada tanto en el bando del rey Juan II como en el de la Generalitat, y en la que el castillo fue tomado por las tropas del monarca dirigidas por el infante Fernando, la propiedad del conjunto y su jurisdicción se mantuvo en manos de la familia durante toda la época moderna. En 1916, el conjunto fue vendido a tres ricos propietarios del pueblo, que lo destinaron temporalmente a funciones granjeras, y en 1964 lo adquirieron los condes de Torroella de Montgrí, a los que pertenece todavía. Estos llevaron a cabo una restauración completa del conjunto, dirigida, en parte, por el arqueólogo e historiador Luis Monreal.

 

Por su condición residencial, el castillo-palacio de Peratallada exhibe edificaciones de diversa cronología y estilo, distinguiéndose claramente dos sectores: el recinto fortificado y el domicilio palaciego. En el sector noreste del conjunto, levantado sobre un podio de roca natural tallada artificialmente y elevado unos 4 o 5 m sobre el terreno adyacente, se erige el núcleo acastillado, que está compuesto por dos elementos fortificados que lo distinguen del resto del complejo y que definen la característica fisonomía de la población. Uno de ellos es la denominada Torre del Homenaje, que alza su planta cuadrada a unos 10 m sobre su base rocosa y culmina en prismáticas almenas. Su interior, ahora vacío, conserva vestigios de la anterior subdivisión del elemento, que probablemente constara de dos niveles de efímera pavimentación sostenida sobre arcos rebajados; ambos departamentos también se manifiestan por el cambio de grosor de sus muros, cuyo grosor, que alcanza 1’80 m, disminuye en tres ocasiones a medida que se van elevando. El antiguo acceso a la torre se efectuaba por una puerta arquitrabada (no obstante, son visibles las dovelas del arco de medio punto sobre su dintel) abierta a 7 m de altura en su lienzo sur, cuya posición coincide interiormente con el suelo del piso superior. Actualmente es posible acceder a la torre por una puerta abierta en el lado norte, de fractura tardía.

 

Ésta construcción turriforme se erige al abrigo de un estrecho e irregular perímetro mural almenado de unos 20 m de longitud y 15 m de amplitud que, con una altura de 5 m aproximadamente, se adapta a la forma y a la verticalidad de la peña, en cuyo zócalo septentrional exterior es posible observar numerosos encajes artificiales que pudieron servir para soportar los andamios durante la construcción de la fortaleza –también son visibles en otros puntos del perímetro amurallado de la villa– o bien podrían estar relacionados con pretéritas obras adosadas a estas partes. En el ángulo suroeste del cercado, cuya planta aparentemente cuadrada tiende a redondearse, avanza un elemento turriforme de planta semicircular perfectamente adaptado a la muralla. A su lado aparece una gran abertura de entrada rematada en un arco de medio punto adovelado, sobre la que se abre otro vano muy similar a la antigua puerta principal de la mencionada Torre del Homenaje. El acceso al sector fortificado se efectúa hoy por un portal adovelado (al que se llega desde la estancia más próxima del complejo palaciego mediante un puente en arco) abierto en época posterior que, por un tramo de escaleras, conduce hacia la rocosa pavimentación del elemento defensivo. En las cimentaciones de éste lugar hay una cisterna de 30 m de profundidad, excavada en la roca.

 

El irregular aparato constructivo de este muro perimetral, que evidencia las diversas reparaciones a las que debió haber sido sometido, suele formar hiladas de alargado sillarejo de piedra arenisca, combinado con otro de morfología y dimensión más heterogéneas. Dicho aparejo, que mantiene la altura original en todo el sector oriental, contrasta con la homogénea fábrica de la Torre del Homenaje, un aparejo de grandes sillares pulidos, mayormente rectangulares, dispuestos en regulares hileras. Por sus características constructivas, este recinto fortificado correspondería con el núcleo fundacional del castillo, que podría haber sido edificado con anterioridad al periodo medieval, pero cuya apariencia actual define una construcción que podría datarse entre los siglos xi y xii.

 

Del resto de construcciones que completan el conjunto palaciego de Peratallada, cabe mencionar el edificio de planta rectangular más próximo al castro que, mediante el puente en arco, conecta perpendicularmente éste. Su planta baja aparece abierta al exterior mediante tres arcadas románicas de medio punto en la fachada oriental (otras tantas, de fractura contemporánea, se abren en el muro colindante), y uno de sus muros presenta un tramo trabajado en opus spicatum. En el interior de la sala destaca la base de una torre circular de gruesos muros que, mediante una escalera helicoidal interior, permite acceder al nivel superior del edificio; este se ha identificado con la camera nova pintada citada que se menciona en el inventario de finales del siglo xiv. Se trata de una estancia de planta rectangular (9 x 6 m), con techumbre madera sobre arco diafragmático con restos de policromía. Según un boletín de la junta de Museos de Arte de Barcelona, publicado en 1931, también el techo de madera –de disposición horizontal y vigas vistas anteriormente apoyadas en ménsulas– estaba decorado con un artesonado polícromo, donde predominaba la heráldica familiar.

 

Adosado al Sur de éste edificio se dispone el aula maior también documentada en el inventario de 1395. Es una gran estancia de planta rectangular, de unos 20 m longitudinales, con cubierta de madera a dos aguas sostenida por cuatro arcos diafragmáticos apuntados y apoyados sobre impostas curvas, con un aparato constructivo configurado por trabajada sillería de diversa morfología y dimensión dispuesta en irregulares hiladas. En sus lienzos se abren diversos vanos de diferente forma y proporción, algunos de ellos mostrando un perfil cruciforme, ocular o de arco de medio punto abocinado. Transcurridas unas edificaciones pertenecientes a una cronología posterior, la fachada principal del complejo –que da nombre a la plaça del Castell, donde está situada– muestra una obra moderna donde es posible distinguir un aparejo constructivo de periodos anteriores, a la derecha de cuyo portal principal ochocentista se abre una ventana de medio punto geminada, con columnilla y capitel de época posiblemente románica. Se tiene la noticia del hallazgo de un capitel figurado de la misma tipología, cuya decoración muestra una cabeza por lado combinada con decoración vegetal; se ha relacionado hipotéticamente con los trabajos escultóricos de finales de siglo xii en la catedral de Girona y en Sant Pere de Galligans, culminados luego en el claustro de Sant Cugat del Vallès por el maestro Arnau Cadell.

 

Las restauraciones del edificio, efectuadas a cargo de la actual familia propietaria, han recuperado parcialmente las estructuras medievales del conjunto, muy modificadas durante el siglo xv y xviii, pudiéndose observar, en el sector inferior de la fachada, parte de la fábrica románica, de escuadrada sillería dispuesta en hiladas de diversos niveles. La datación del resto de elementos comentados con anterioridad oscila entre el siglo xi y el xiv, siendo, posiblemente, la torre circular de época pretérita.

 

Asimismo, se tiene noticia de la capilla del castillo de Peratallada, que aparece sin precisar su advocación durante el siglo xiii, pero documentando su dedicación a san Salvador (así se encuentra en los nomenclátores del siglo xiv, época en la que parece que pertenecía a la parroquia de Canapost) o a Santa María, advocación hallada en la mayor parte de documentación relacionada con éste elemento (entre los siglos xv y xix), del que no se conoce su localización.

 

Del mismo modo, la población de Peratallada está cercada por un complejo sistema fortificado medieval del que se conservan diversos elementos que, según algunas hipótesis –entre la que cabe una reconstrucción del Servicio de Catalogación de Monumentos de la Diputación de Barcelona–, dividían el espacio en tres sectores diferenciados a fin de garantizar la protección del castillo  y su núcleo más cercano, correspondiente al recinto principal. Otras teorías apuntan a la existencia de un único ámbito precedido de dos grandes barbacanas, cuyas murallas norte y este protegían el lugar, apareciendo los muros del castillo como único elemento completamente cerrado. Sea como fuere, de los vestigios de la antigua fortificación de la villa cabe destacar los restos de muralla y sus torres de defensa (seis de planta cuadrada, tres de ellas en el recinto principal y otras tres en el lienzo de muralla Norte, y una cilíndrica), así como un notable foso excavado en la roca viva. Un perímetro, de morfología ligeramente pentagonal, se sitúa al Norte del castillo, desembocando en el Portal o Pont de la Mare de Déu (Puente de la Virgen), uno de los actuales accesos a la población, abierto en una sesgada torre cuadrada formada por dos arcos de medio punto adintelado y en cuya parte superior aparece un arco rebajado y una hornacina arquitrabada. Es en este sector donde el foso se muestra más profundo (llega a los 7 m) y donde se pueden observar los surcos y marcas formadas por las pretéritas herramientas de excavación. Siguiendo un breve tramo de muralla y su fosado correspondiente, se encuentra la Torre Norte, construcción de planta cuadrada cuya cima ha sido restaurada. Más allá, en otra de las entradas a la villa –justo enfrente de un aparcamiento asfaltado de coches– se erige a unos 10 m de altura el único elemento turriforme de planta circular, que conserva aspilleras para armas de fuego. En este arrabal norte se encuentran los lienzos de muralla mejor conservados. En el recinto principal, o más próximo al castillo-palacio, mantiene sus murallas en su perímetro norte, sur y oeste –cuyas aspilleras son visibles en algunos puntos–, así como pueden apreciarse tres torres de planta cuadrangular y la posibilidad de los vestigios de una cuarta. Una de las atalayas mencionadas fue convertida en un paso abovedado, cuyo arco muestra a intradós las estrías del encañizado. Este sector linda por el Este y el Oeste con dos torres, apareciendo la occidental abierta por dos arcadas y bóvedas internas (las superiores son bóvedas de  arista) y en cuyas soberanas esquinas interiores aparecen almenas parcialmente escalonadas, en tanto que la conocida como Torre de les Hores (de las Horas) esconde su interior tapiado –que se estructura por un gran arco y bóveda apuntados–, siendo característica por los tres arcos de crucería que la coronan, cuya función es sustentar la campana de las horas. En sus proximidades el lienzo de muralla aspillado es ataludado, así cómo también se observa un tramo donde el aparato constructivo forma unas hileras de opus spicatum. En una calle muy cercana a esta zona, se advierten los surcos que, con el paso de los años, han ido formando las ruedas de los carros sobre la roca madre. Cabe suponer que los restos de muralla actualmente desaparecidos han sido utilizados para la construcción de diversas viviendas de la villa.

 

La fábrica de la mayoría de estas estructuras defensivas presenta un aparato constructivo de características muy similares, que muestra una irregular sillería de notables dimensiones dispuesta en homogéneas hileras, siendo el paramento más regular en las torres. En muchos tramos, la parte superior de ambos elementos ha sido consolidada por una obra tardía. Rigiéndose tanto por la documentación histórica, la toponimia –que documenta Petra scissa o Petra cortada desdel siglo x–, así como por las características constructivas y los resultados de las excavaciones realizadas parcialmente en el lugar –donde también se halló material arqueológico del siglo xiii en adelante–, el recinto amurallado principal de Peratallada ha sido identificado como una obra correspondiente a los siglos xii y xiii, en tanto que se encuentran vestigios de intervenciones anteriores y mayormente posteriores a este lapso temporal, sobre todo durante los últimos años.

 

 

 

Texto y fotos: ANA VICTORIA PAUL MARTÍNEZ

 

 

Bibliografía

 

Batlle i Prats, L., 1968, pp. 231-246; Belmonte i Santisteban, C., 2004; Catalunya Romànica, 1989, VIII, pp. 350-354; Marquès i Planagumà, J. M., 1996a, pp. 35-67; Ràfols i Fontanals, J. F., 1931, I-2, pp. 46-51; Vinyoles i Vidal, T., 1986, pp. 217-295.