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Sillares románicos reaprovechados en el cementerio

Identificador
09249_03_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 35' 34.83'' , - 3º 18' 21.99''
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Andrés

Localidad
Quintanillabón
Municipio
Briviesca
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA ACTUAL IGLESIA DE SAN ANDRÉS es una construcción tardogótica con reformas renacentistas, construida en sillería. En su interior, emplazada en un angosto baptisterio situado bajo el coro, se conserva un curioso ejemplar de pila bautismal de traza románica labrada en un bloque calizo. Presenta irregular forma cúbica al exterior, siendo su vaciado interior semiesférico y decorándose únicamente con un bocel en la embocadura. Sus dimensiones son 110 cm x 101 cm de lado y 68 cm de altura, alzándose sobre un moderno basamento de 15 cm de alto. Su interés, pese a su simplicidad, radica precisamente en su forma, que viene a engrosar la reducida nómina de fuentes bautismales cuadradas de la provincia, la mayoría de las cuales (Castil de Lences, Rosales, Grisaleña, etc.) presentan forma cuadrada interior y exteriormente. Casi idéntica morfología a la que nos ocupa presenta la pila de la ermita soriana de San Marcos de Ólvega. Pascual Madoz refería en “Quintanilla de Bon” la existencia de una ermita, dedicada a Nuestra Señora de Barruso, “que sirve de cementerio, inmediata a la villa”; en efecto, a unos 300 m al norte de la iglesia parroquial se sitúa el campo santo construido en mampostería y sillar, estos últimos reaprovechados de la construcción precedente, moderna edificación de planta rectangular que se asienta en lo que otrora fuese una iglesia. El actual cierre oriental del recinto se apareja en buena sillería de piedra local con contrafuertes prismáticos -aunque probablemente todo haya sido reconstruido- y en el ángulo noroccidental se conserva un sillar de arista achaflanada decorado con incisiones que quizá corresponda a un cimacio, indicios de esa primitiva ermita, de la que aún se conserva memoria en el pueblo. Ningún vestigio hemos encontrado, en cambio, de la portada que citaba Pérez Carmona en 1963.