Identificador
34486_01_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 48' 1.63'' , -4º 26' 6.76''
Idioma
Autor
Sin información
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Cubillo de Ojeda
Municipio
Cervera de Pisuerga
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA ESTRUCTURA DE LA IGLESIA románica, de nave única con portada abierta al norte, espadaña a los pies y ábside semicircular precedido por presbiterio rectangular, ha llegado hasta nosotros aunque bastante alterada y enmascarada por los añadidos posteriores. La buena sillería arenisca de grano fino y pátina dorada presenta en las partes románicas la tradicional labra a hacha, sustituida por talla a gradina y puntero en las reformas del gótico final, reformas que añadieron un contrafuerte en el muro meridional y transformaron la espadaña en torre con la adición de tres muros perimetrales adosados al oeste. La cabecera se cubre con bóveda de cañón apuntado en el presbiterio y de horno en el ábside, siendo los dos vanos adintelados, uno en el eje, oculto tras el retablo, y el otro en el tramo meridional del hemiciclo, refecciones de principios del siglo XVI, claramente identificables por el desorden del aparejo en esta parte. Igualmente tardías son las reformas de los contrafuertes exteriores del tambor absidal, siendo posiblemente moderna la hilera de canes con perfil de nacela que soporta la cornisa. Al interior, el arco de triunfo, apuntado y doblado, se emplaza a la entrada del presbiterio, volteado sobre semicolumnas adosadas cuyas basas, sobre basamento moldurado y plinto, recuerdan en su perfil (grueso toro inferior con toscas garras, amplia escocia y fino toro superior) a las de la Asunción de Perazancas. La caja muraria de la nave, cubierta con cielo raso de madera encalada y con coro alto de madera a los pies, conserva la estructura románica aunque en sus paramentos exteriores -sobre todo el exterior meridional- son perceptibles reformas y añadidos posteriores que reaprovecharon sillares del primitivo edificio. Fruto de esta intervención del siglo XVI son el contrafuerte del muro sur, la puerta cegada inmediata a él -reaprovechada interiormente para albergar la pila bautismal- y la hilera de canes de proa de nave de la nave. El muro occidental de la nave y la espadaña que sobre él se alza pertenecen a la primera campaña y en sus sillares son visibles abundantes marcas de cantero. Una estrecha ventana de medio punto abocinada se abre en el hastial y dos troneras apuntadas para campanas en la espadaña. A principios del XVI se adosó al cuerpo occidental de la nave una torre en mampostería, con dos pisos, puerta ojival y dos ventanitas, una apuntada y la otra con arco conopial. La estructura de torre-campanario, hoy prácticamente arruinada, aprovecha la fábrica de la espadaña, a la que amputó su piñón. En el siglo XIX se adosaron al muro septentrional la sacristía, con acceso desde el presbiterio, y el atrio que protege la portada, ambos en mampostería parcialmente encalada y refuerzo de sillares -con reutilización de piezas primitivas- en las esquinas. Navarro cita un letrero conmemorativo que recogía una edificación o reconstrucción en 1856, probablemente refiriéndose al atrio. En el interior del edificio sólo destaca la pareja de capiteles del triunfal decorados con hojas lisas de tratamiento muy popular y geométrico el del lado del evangelio y esquemáticos acantos acogiendo bayas en sus puntas el correspondiente a la epístola. Sus cimacios, lisos, continúan la moldura que recorre todo el perímetro de la cabecera, con decoración de retícula romboidal. El elemento sin duda más interesante de la iglesia lo constituye la portada de tipo andresino abierta en el muro septentrional. El arco, muy levemente apuntado, se rodea de tres arquivoltas molduradas con nacelas y baquetones, el conjunto protegido por una chambrana finamente decorada con puntas de diamante. Las arquivoltas reposan sobre jambas con columnas acodilladas, tres por cada lado, de fustes monolíticos, sobre banco corrido y basas de toro inferior aplastado y decorado con semicírculos secantes, estrecha escocia y toro superior corrido. Los elegantes capiteles vegetales de la portada representan fosilizaciones de modelos andresinos datables en el primer o segundo cuarto del siglo XIII (pensamos en las modalidades IV a VII establecidas por Hernando Garrido, igualmente representadas en el claustro de Aguilar) de hacia 1200, relacionados tradicionalmente con Las Claustrillas del cenobio burgalés de Las Huelgas. Se trata aquí del modelo de hojas lisas de profundos nervios y seco tratamiento, literalmente pegadas a la cesta, salvo las puntas que albergan crochets. Entre las hojas, como es frecuente en el medio artístico del que procede el modelo, se disponen pequeños frutos o bayas. El cimacio corrido de la parte izquierda es liso; en el lado derecho, sin embargo, vemos un serpenteante friso de tallos vegetales acogiendo hojitas, tallos que brotan de unas carátulas de rasgos maléficos situadas en el ángulo del capitel central y en la jamba interior. Protege el antecuerpo de la portada un tejaroz soportado por una hilera de canes, uno con un rabelista, otro con vegetales estilizados y el resto de proa de nave. Navarro García cita en el somero inventario que hace de la iglesia un “San Sebastián románico” y una “Virgen sedente del siglo XIII”, aunque tales imágenes no se conservan actualmente en la iglesia. Misma suerte había corrido ya en 1939 el artesonado de la nave.