L’Escala

El municipio de l’Escala se sitúa en el extremo sur del golfo de Roses. Para acceder al lugar existen dos opciones. Tomar la carretera GIV-623 con origen en Bàscara y que desemboca en el mismo municipio, o bien, desde Figueres, seguir la C-31 en dirección sur hasta el municipio de Viladamat, y allí desviarse por el ramal que conduce hasta la población.

En el término municipal de l’Escala se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Emporion, fundada por los griegos en el 575 aC y luego poblada por los romanos. En época medieval, la ciudad quedó despoblada y se alzó un nuevo hábitat a unos pocos metros de las ruinas, conocido como Sant Martí d’Empúries. Vinculadas a este asentamiento altomedieval, se edificaron varias iglesias, entre las cuales destaca la dedicada a san Martín, documentada ya en el siglo ix pero sustituida luego por el actual edificio tardogótico, levantado a comienzos del siglo xvi. Hay noticia también, y algunos restos escasos, de los templos prerrománicos de Santa Magdalena y de Santa Margarida, así como de la iglesia románica de Sant Vicenç en el vecindario de les Corts.

El pueblo de l’Escala propiamente dicho, situado unos 2 km al sur, no se fundó hasta el siglo xvi. La historiografía vincula su fundación al traslado de los habitantes de Sant Martí d’Empúries, cambiando su tradicional economía de base agrícola por los nuevos intereses pesqueros que caracterizarían la nueva población.

Iglesia de Sant Vicenç d’Empúries (o de les Corts)

La iglesia de Sant Vicenç d’Empúries, actualmente en estado ruinoso, se encuentra en el vecindario de les Corts, al Noroeste de l’Escala; se la conoce también como Sant Vicenç de les Corts. Se accede a ella por la carretera antigua de Empúries a l’Escala (GIV-632) y, en la rotonda, se debe seguir en dirección a les Corts. A pocos metros, al lado de la carretera, se divisan los pocos restos que se conservan de esta pequeña construcción.

Hasta el momento, no se conoce documento alguno referente a la iglesia, cuyo conocimiento reviene solamente de las excavaciones llevadas a cabo en sus ruinas, en 1954, por Martín Almagro y Pere de Palol. Los trabajos arqueológicos revelaron las estructuras del templo, el cual constaba de una planta de cruz latina, con una sola nave y transepto, y un ábside semicircular. En la misma campaña arqueológica también se encontraron numerosas sepulturas de tipologías diversas y de difícil datación.

Actualmente, lo que queda del edificio son partes del muro meridional y el sector inferior de lo que debió ser el ábside semicircular. Los pocos vestigios, sumado a la falta de prevención en la conservación del edificio, complican sustancialmente la identificación de otras partes de su fábrica.

La cronología del templo es discutida. Pere de Palol consideró que la estructura del ábside pertenecía a una construcción tardoantigua, fechable en los siglos v-vi. Otros investigadores retrasan las dataciones y sitúan el origen del templo en el siglo ix, o incluso llegan a considerarla ya románica. Los trabajos arqueológicos han dado luz a diferentes vestigios fechables en siglos muy dispares. No obstante, lo que refiere a la iglesia propiamente dicha, parece razonable datarla en época románica plena, entre siglo xi y xii.

Texto: Lorena García Morato – Foto: Juan Antonio Olañeta Molina

Bibliografía

Almagro Gorbea, M. y Palol i Salellas, P., 1962, pp. 27-41; Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 149-150, 158; Barral i Altet, X., 1981, p. 266; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, p. 470-471.