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Restos del Puente de Bar

Identificador
25030_05_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.374167, 1.606111
Idioma
Autor
Ester Solé Martí
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Puente de Bar

Localidad
El Pont de Bar
Municipio
El Pont de Bar
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Puente de Bar

Claves
Descripción

EL PONT DE BAR

En el extremo oriental de la comarca del Alt Urgell se encuentra el municipio de El Pont de Bar. Nacido de la unión de los de Toloriu y Ardaix en 1970, inicialmente el nuevo topónimo fue Aristot i Toloriu, pero ante el hecho de que la localidad de El Pont de Bar era la cabeza de municipio, en 1988 el municipio pasó a ser conocido por su topónimo actual. El Segre divide el término, formado por las localidades de El Pont de Bar, Aristot, Toloriu, Bar y Castellnou de Carcolze, a las que cabe añadir el lugar de Els Banys de Sant Vicenç y los caseríos de Ardaix, Els Arenys, Carcolze, Barguja y Soveix.

 

Varios de los lugares del municipio ya son mencionados en el acta de consagración apócrifa de La Seu d’Urgell, aunque cabe mencionar que este territorio fue escenario de pugnas entre los condados de Cerdaña y Urgell (el vizcondado de Castellbò), como los testimonia el interesante sistema de castillos que aún se conserva parcialmente. Uno de ellos era el de Bar, del cual se dispone de referencias indirectas ya en el siglo ix, y que fue de vital importancia estratégica para controlar el valle del Segre y las llanuras del Baridà. Perteneciente al condado de Cerdanya, la fortificación pasó a manos del de Barcelona el 1117, y sesenta años después, Alfonso el Casto convino confiarlo al obispo de Urgell. Actualmente, el recinto del castillo está notablemente arrasado, y apenas pueden identificarse algunas estructuras. Tampoco se conservan casi vestigios de lo que fue el castillo de Aristot, que fue arrasado en 1209 por orden del vizconde Arnau de Castellbò, y fue reedificado el 1229 por Guillem de Urtx, con el beneplácito del conde de Foix, Roger Bernat ii, heredero de Arnau de Castellbò. En 995 el obispo de Urgell cedió el castillo de Carcolze al vizconde Guillem de Urgell, quien, al año siguiente, lo vendió al mismo obispo, que lo mantuvo en su poder alrededor de unos dieciseis años, pues en 1012 la fortaleza no aparecía entre las posesiones episcopales. Antes de entrar en decadencia, ya en el siglo xii, fue enfeudado a Bernat de Alb. A este castillo se le han asociado dos estructuras en diferentes lugares, que se corresponderían con dos momentos de la fortaleza: los exiguos restos situados en un lugar llamado La Castellania, que serían los más antiguos, y los ubicados sobre un promontorio granítico en la parte alta de Castellnou de Carcolze, los cuales se han datado en el siglo xiv. Por el contrario, no se ha podido vincular con total seguridad ninguna estructura con otro de los castillos que hubo en la zona, el de Queralt, especialmente presente en la documentación en el siglo xi.

El Pont de Bar es especialmente presente en el imaginario popular tanto por el puente que cruzaba el Segre, como por las trágicas inundaciones que –entre otros destrozos– arrasaron la localidad en 1982. Este núcleo fue reconstruido siete años más tarde río abajo, en la colina conocida como el Solar del Gripó.

 

En lo que se refiere a la etimología de los topónimos del municipio, una parte significativa son de origen vasco, como Carcolze (karri-ko-bide, camino de la peña), Barguja (bargo-oia, corral de los lechones) y Aristot (areiste-ote, zarza del encinar); aunque también se encuentran algunos de etimología germánica, como Toloriu, genitivo de Toluric, o celta, como Bar (barros, cima).

Puente de Bar

Además de conectar ambas orillas del Segre a la altura del Baridà, el antiguo puente de Bar unía los territorios de Urgell y la Cerdanya, pues está ubicado en uno de los escasos enclaves donde es factible salvar  –no sin dificultad antes su construcción– el río. Esta infrastructura se encuentra en la antigua localidad de El Pont de Bar, y es fácilmente accesible a través de la pista que se abre al Norte, hacia el río, cerca del kilómetro 212 de la carretera N-260.

 

Tanto el puente como la población de El Pont de Bar fueron arrasados por la riada de noviembre de 1982, de tal modo que actualmente tan sólo se conserva parte del estribo norte del mismo, inmediatamente al Oeste de la palanca que actualmente cruza el río. La tradición atribuye al obispo Ermengol la primera construcción de dicho puente, la cual es una de las obras más destacadas que promovió y llevó a cabo durante su mandato. El compromiso de este santo prelado con la ejecución del proyecto fue tal que las fuentes relatan que encontró la muerte participando en su construcción, al caer al río desde un andamio en 1035. La importancia del puente se refleja en el derecho de pontazgo que debía pagarse por su utilización en época medieval. La estructura ha sufrido varias reformas, demoliciones y reconstrucciones desde el siglo xi hasta nuestros días. Después de una posible intervención en época gótica, no documentada, las fuentes mencionan su destrucción en 1794, durante la retirada francesa de la Guerra del Rosellón. Una vez reconstruido, fue derrumbado apenas ochenta años después, durante la tercera Guerra Carlista. La última refacción data de 1910, cuando se rehizo su arco característico, el cual no resistió la fuerza del agua durante la crecida de 1982. Pese a que prácticamente no quedan vestigios ni del puente original ni de las sucesivas reconstrucciones, se dispone de suficientes datos documentales acerca del puente del siglo xi.

 

La lectura de los paramentos conservados del estribo norte revela una concatenación de varias fases constructivas, que adquieren irregularidad a medida que la estructura gana altura. Sobre una robusta base de sillares graníticos bien tallados y dispuestos regularmente, arranca el arco rebajado del puente, ejecutado con las dovelas a sardinel. El flanco occidental del mismo presenta un mejor estado de conservación que el oriental, el cual acusa faltas de material más notables debido a la violencia del impacto del agua. En la parte alta se hace visible el paramento interior del riñón, ciclópeo, contrastando vivamente con el acabado ordenado de las caras vistas del estribo, donde se emplearon bloques de tamaño sensiblemente menor.

 

Texto y fotos: Ester Solé Martí

 

Bibliografía

 

Bertran i Roigé, P., 2010; Catalunya Romànica, 1984-1998, vi, pp. 306-307; Delcor, M., 1989.