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Restos de la primitiva iglesia castral de Sant Miquel de Tartareu

Identificador
25037_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.9202971,0.7185964
Idioma
Autor
Nuria Font Marco
Juan Antonio Olañeta Molina
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio (Relación)

Sant Miquel de Tartareu

Localidad
Tartareu
Municipio
Les Avellanes i Santa Linya
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Miquel de Tartareu

Descripción

LES AVELLANES I SANTA LINYA

Iglesia de Sant Miquel de Tartareu

Sant Miquel se halla en la parte más alta de Tartareu, pueblo agregado al municipio de Les Avellanes i Santa Linya. El acceso más rápido es desde la plaza mayor donde unas escaleras conducen directamente a la iglesia. El templo está ubicado en la ladera de un monte y debajo del castillo musulmán.

 

La primera referencia documental sobre Tartareu se encuentra en una donación, que se ha fechado en 1055, que el conde de Urgell, Ermengol III, y su esposa Clemència realizaron a Ponç Dalmau y su mujer Ermessèn, del castillo y del lugar de Tartateç. Esta noticia, informa implícitamente que Tartareu fue conquistado al menos dos años antes que Les Avellanes y Santa Linya. La iglesia del castillo de Tartareu aparece documentada por primera vez en 1083, a raíz de la donación que de la misma hace a la canónica de Solsona el conde Ermengol IV. Sin embargo, no se refiere al actual edificio, sino a la primitiva iglesia castral, que estaba ubicada enfrente de la cabecera, y cuya planta fue descubierta en el transcurso de la restauración del templo y de su perímetro, realizada en los años 1991 y 1992. Esta iglesia, también de factura románica, tenía una superficie de 9 m de largo por 6 m de ancho y, ubicada en el límite de la ladera, estaba perfectamente adaptada a la escarpada orografía del terreno. Estaba formada por una nave y un ábside semicircular precedido por un arco presbiterial. Todo parece indicar que la construcción primigenia funcionó hasta el final del siglo xii o principio del xiii, momento en el que se edificó a su lado la actual parroquia. Sin embargo, el antiguo templo no se abandonó, sino que se siguió utilizando, aunque la arqueología no ha podido desvelar cual fue su función. A partir del siglo xiv el emplazamiento pasó a ser un cementerio, tal y como lo indican los seis enterramientos que se encontraron de este periodo. Durante los siglos xv-xvi, se construyó en la zona absidal una cisterna bipartita de cal para almacenar agua o alimentos, la cual es muy parecida a otra emplazada en el castillo. La caída de sedimentos de la ladera cubrió totalmente la nave y el altar en el siglo xviii y tan sólo quedó al descubierto parte de la cabecera que ha sido recuperada. Se ha fechado la antigua iglesia en el siglo xi.

 

El actual templo de Sant Miquel fue construido seguramente a causa de las necesidades de espacio. Está formado por una cabecera formada por un ábside semicircular y una nave. Más tarde, se abrieron dos capillas laterales, colocadas a modo de falso transepto, aunque no son simétricas. Entre 1989 y 1998 se llevaron a cabo distintas intervenciones. Se limpió y acondicionó la cubierta de la nave y del ábside, se repicaron las paredes, se tapó la puerta de acceso a un habitáculo construido encima del mismo, y se reforzó la pared del altar lateral derecho. También se repuso el enlosado y se recuperó el altar original. Finalmente, se restauró la fachada occidental y se construyó la espadaña. El exterior del templo se acondicionó mediante la restauración del cementerio viejo y del camino que conduce al castillo.

 

La cabecera está formada por un ábside a menor altura que la nave, en cuyo centro se abre una ventana de doble derrame y arco de medio punto monolítico. El ábside está asentado sobre una gran base rocosa, que gana en altura en su lado norte. En su mitad sur, se alza parte de un zócalo, el cual no tiene continuidad en el resto del semicírculo. La puerta de entrada se alza, a 1 m del suelo, en la mitad occidental del muro meridional. Está formada por un arco de medio punto realizado con dovelas muy bien trabajadas, cuyo contraste con la tosquedad del aparejo utilizado en el resto del paramento pone de manifiesto que fue reformada o realizada en su totalidad en fecha posterior. A ella se accede por medio de una escalera adosada al muro. El muro norte está adosado casi por completo a la ladera y carece de vanos. En la fachada occidental, cuya parte inferior septentrional se adapta perfectamente al saliente rocoso de la ladera, se abre una ventana en forma de cruz latina, la cual, como en el caso de Sant Joan de Cas y otras muchas iglesias de la Noguera, también ha sido rehecha. Sobre lo alto del frontispicio en la mencionada restauración se situó una sencilla espadaña.

 

El aparejo está formado por sillares regulares de piedra calcárea, de tamaño medio, colocados en hiladas bastante homogéneas.

 

En el interior del templo queda patente la perfecta integración del mismo con la masa rocosa de la ladera. El ábside y la nave se cubren, respectivamente, con sendas bóvedas de cuarto de esfera y de cañón, ambas apuntadas. Separa ambos espacios un arco presbiterial, también ligeramente apuntado. En el paramento de la zona absidal, a la que se accede tras salvar dos escalones, se observan tres orificios, de los que el más meridional es una credencia. Los agujeros alineados en lo alto de ambos muros laterales  posiblemente sean los puntos de anclaje de la cimbra que se utilizó para la construcción de la bóveda. También en la superficie del muro occidental se abren varios orificios, organizados, salvo uno, en dos filas, la función de los cuales resulta desconocida. Se conservan sendos grupos de tres ménsulas en los muros laterales que, seguramente, soportaban el coro construido en el siglo xvii y que se desmontó posteriormente. La bóveda que cubre la nave no es simétrica, pues parece algo deformada, y está realizada con alargado sillarejo, material que contrasta con el mejor trabajado aparejo de los paramentos murales, que es similar al descrito para el exterior.

 

Seguramente, el templo de Sant Miquel se construyó a finales del siglo xii o principios del xiii, tal y como constata el informe arqueológico.

 

Texto: Nuria Font Marco /Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Nuria Font Marco - Planos: Marta Buira Ferré

 

Bibliografía

 

Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 210-211; Fité i Llevot, F., 1986a, pp. 471-474; Fité i Llevot, F., 2007, pp. 51-84; Mora Giné, X., 2009, pp. 3-7; Mora Giné, X., 2010a, pp. 17-25, 149-151 y 163-175; Mora Giné, X., 2010b, pp. 3-7; Mora Giné, X., 2011, pp. 10-19; Patronat de Sant Miquel de Tartareu, 2002, pp. 2-9; Patronat de Sant Miquel de Tartareu, 2007, pp. 10-16; Riu i Riu, M., 1979, pp. 255; Sanahuja Vallverdú, P., 1961, p. 121; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1984. pp. 581-582.