Identificador
34858_01_016
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 48' 32.08'' , -4º 37' 23.07''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Pisón de Castrejón
Municipio
Castrejón de la Peña
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
SE TRATA DE UNA IGLESIA de nave única dividida en cinco tramos y cabecera compuesta de ábside semicircular precedido por un amplio tramo recto. La Asunción de Pisón de Castrejón es el fruto de sucesivas campañas constructivas y decorativas. Constituye por otro lado, un buen ejemplo de iglesia rural en la que la superposición de estilos respeta una cierta armonía general, armonía a la que no es ajena la bella sillería caliza en la que se levanta el conjunto. Una primera campaña -en torno al 1200- es la responsable de la cabecera y estructura muraria de la nave. Destaca en ella la sencillez de sus líneas y la sobriedad en lo decorativo. La cabecera sigue la tradición románica en su disposición, abovedándose el hemiciclo con bóveda de cuarto de esfera y el presbiterio con cañón apuntado. En el eje del ábside se abre una ventana abocinada a la altura de cuyos cimacios corre, por el exterior del tambor, una moldura con decoración vegetal. Un segundo vano, de estructura similar, se abre en el muro meridional del presbiterio, quedando así condenado por el añadido de una sacristía gótica. El interior del ábside aparece recorrido por otra imposta moldurada en nacela a la altura del arranque de la bóveda. Da paso a la cabecera un arco de triunfo apuntado que reposa en una pareja de columnas adosadas rematadas por capiteles figurados a los que más adelante nos referiremos. La nave se organiza en cinco tramos abovedados a mayor altura que la cabecera. La bóveda de cañón apuntado se refuerza con fajones de perfil liso que reposan ya en pilastras con semicolumnas adosadas ya en columnas truncadas a modo de ménsulas. La portada se abre al sur, en un antecuerpo saliente del tercer tramo de la nave. Sobre el muro del hastial se alza una bella espadaña con acceso desde el atrio a través de escalera en acodo. Se compone de dos pisos, el inferior enmarcado por molduras y con doble vano ligeramente apuntado y el superior con campanil y remate a piñón. Por la tipología de los capiteles, jambajes y chambranas de la espadaña, plenamente góticos, ésta debió levantarse ya en el siglo XIII o XIV. Durante el siglo XV se constatan toda una serie de intervenciones en el edificio. Citemos en primer lugar la apertura en el muro septentrional del tercer tramo de la nave de un nicho cuadrado ligeramente saliente en planta y de escasa altura cuya función es la de albergar la pila bautismal. En el arranque de la bóveda de cañón sobre el baptisterio se grabó la siguiente inscripción: “ESTA OBRA FUE ACABADA/ EN LA ERA DE MILE CCCC E XXXX/ E VIII ALEONSO : ERS : EPO GARCIA/ CLERIGOS E LOS BUENOS ONBRES/ DESTE CONCEIO FEZIEROMES”, lo cual nos da una datación segura de 1448 para esta estructura. Entre mediados y finales de dicha centuria se añadió la sacristía cuadrada adosada al muro meridional del presbiterio. Quizá lo que hoy podemos contemplar sólo sea parte de un proyecto mas ambicioso. Tal suposición se basa en la presencia de una nervatura apuntada embutida en el paramento occidental de la sacristía, en la disposición de los contrafuertes que ciñen la bóveda de crucería que la cubre -los dos orientales angulares y el occidental perpendicular al muro sur- y en la misma riqueza decorativa de la estructura. Ello hace pensar en un proyecto de capilla con dos tramos, el segundo de los cuales, no realizado, avanzaría hasta el antecuerpo de la portada. En cualquier caso, la construcción de la actual sacristía es contemporánea de la remodelación de la portada, con el añadido del friso que corona el antecuerpo, y posiblemente también de la erección del atrio, soportado por dos pilares exentos de sección poligonal. Una ventanita apuntada y ajimezada con tracerías caladas se abre en el muro meridional de la sacristía, que reaprovecha en la cornisa del lado este el alero y varios modillones románicos. En un momento indeterminado del siglo XVIII se añadió la caja adosada al paramento oriental de la espadaña, que combina la cantería con la fábrica de adobe y entramado. Igualmente se añadieron las bolas que decoran el remate en piñón de la espadaña. Por último, una inscripción grabada en la viga data la cubierta del atrio en 1834. Modernos son también el coro alto que ocupa el primer tramo de la nave así como varios vanos adintelados abiertos en el hastial y ábside. Como en lo constructivo, dos son las campañas decorativas principales presentes en la iglesia. La primera, de inicios del siglo XIII, responde fielmente al modelo de románico rural cronológicamente retardatario y ampliamente representado en el norte de Castilla. Los capiteles de la nave muestran bien esa vacilación entre lo románico aún latente y lo gótico todavía no establecido en ámbitos marginales, componiéndose su repertorio de tacos, piñas, sogueados, esquemáticos acantos, flores de lis y hexapétalas, vástagos y un tosco crucificado. Los capiteles del arco de triunfo presentan astrágalo sogueado y decoran sus cestas con máscaras humanas bajo los caulículos, entre una hilera de hojas lisas con rosetas inscritas el del lado de la epístola y re p resentando los brazos el del evangelio. Sus ábacos son lisos. Las ventanas de la cabecera muestran similar estructura: saetera abocinada, arco decorado sobre columnas acodilladas y chambrana moldurada. La abierta en el eje decora sus capiteles con secos y esquemáticos acantos que acogen pomos en sus puntas, el arco se orna con una fina hilera de tetrapétalas y la chambrana con seis filas de billetes. A la altura de los cimacios corre por todo el exterior del tambor absidal una moldura decorada con friso vegetal de hojas entre tallos ondulantes. En la ventana del tramo sur del presbiterio el arco recibe un friso de geometrizados acantos y la chambrana un sencillo baquetón. En el interior del edificio se conservan dos piezas del mobiliario litúrgico contemporáneas a la fundación de la iglesia: la mesa de altar protogótica decorada con una greca de animales fantásticos entre follaje que brota de máscaras humanas coronadas y la pila bautismal conservada en la capilla abierta a tal efecto en la nave. Troncocónica invertida, sus dimensiones alcanzan aproximadamente un metro de altura y 1,10 m de diámetro. Su única decoración consiste en una cenefa entrelazada con temas de contario enmarcando una serie de sencillos motivos florales. La portada meridional presenta arco apuntado liso y cuatro arquivoltas molduradas con sucesión de medias cañas y boceles. La chambrana recibe decoración de retícula romboidal, la misma que al interior decora el arco de triunfo. Reposan las arquivoltas en cuatro parejas de columnas acodilladas con sumarios capiteles vegetales de hojas lisas de bordes vueltos y baya central. Los modelos vegetales de San Andrés de Arroyo, a la jurisdicción de cuya abadesa pertenecía la villa de Pisón, encuentran aquí un tosco reflejo. En la rica serie de canecillos de la cornisa se combinan los románicos, principalmente en el ábside, presbiterio y muro norte de la nave. Algunos son figurados, con aves o leones devorando pequeños cuadrúpedos, prótomo de león, acróbata, músico tocando el salterio, personajillos portando libros o en actitud de reflexión, etc.; otros vegetales (piñas, acantos) y otros simplemente geométricos ( rollos, casetones) o lisos (nacela, proa de nave). En la sacristía gótica se aprovechan siete de los canes románicos, seis en el muro oriental y otro sobre el contrafuerte occidental. Fruto de la campaña decorativa tardogótica son los relieves del apostolado que corona el antecuerpo de la portada. Vemos aquí a los doce, particularizados por sus atributos, sobre peanas con figuras de profetas y bajo doseles. Centra la composición un Pantocrátor con el Tetramorfos cuya peana acoge una pareja de ángeles volanderos sosteniendo un escudo con la tiara papal. El origen iconográfico y compositivo del friso se encuentra en la fachada de Santiago de Carrión de los Condes, donde se elabora una fórmula original, adoptada y repetida con escasas variantes en las portadas románicas tardías de Moarves de Ojeda (Palencia), Zorita del Páramo (Palencia), Santibáñez- Zarzaguda (Burgos) o Mimizan (Landes, Francia), así como en conjuntos ya claramente góticos como Villalcázar de Sirga, Traspeña o Pisón de Castrejón. Del mismo taller que labró el friso son las dos representaciones de obispos sobre peanas con ángeles músicos que se sitúan en las enjutas de la portada, así como el relieve de la misa de san Gregorio de la sacristía. Según Julia Ara, ambos conjuntos son atribuibles al taller palentino de Alonso de Portillo, escultor activo en el último tercio del siglo XV y primeros años del XVI, y al que se le adjudican entre otras obras varios sepulcros (Covarrubias, catedral de Palencia, San Miguel de Aguilar de Campoo, Barrio de San Pedro, Villadiezma), cruces (Espinosa de Villagonzalo, Traspeña) y portadas (Traspeña y Pisón). El retablo pétreo de la sacristía de Pisón representa el tema de la misa de san Gregorio. La composición se enmarca entre pináculos y bajo arco conopial decorado con cardina y en ella vemos a Gregorio, santo y papa, arrodillado ante la aparición de Cristo, sobrevenida mientras se encontraba celebrando la misa. La parte superior del relieve muestra los instrumentos de la Pasión, desde el beso de Judas, columna y látigos de la flagelación, gallo de la negación de Pedro, túnica, dados, corona de espinas, clavos, martillo, escalera y lanza. En la pa rte inferior y describiendo una diagonal asistimos a la plegaria del cortejo de cardenales y orantes (bajo los cuales se grabó la inscripción “San MARTIN”) que acompañan a san Gregorio, postrado éste ante la imagen de Cristo saliendo del sepulcro. Una imagen de san Miguel alanceando el dragón corona el conjunto, flanqueado por otras dos con los obispos Munio y Nicolás, identificados por sendas inscripciones en sus peanas. Estas se decoran con los escudos de armas de los Mendoza (con las diez panelas que les corresponden por su señorío de Castrojeriz) y los Velasco. Siempre según Julia Ara, el retablo fue encargado por el señor de Castrejón, Pedro Fernández de Velasco y por su esposa Mencía de Mendoza, cuya familia contribuyó a la reedificación de la iglesia de la Santa C ruz de Roma, marco del milagro de San Gregorio. Bajo el relieve corre una larga inscripción, parcialmente recogida por Navarro, en la que se relata el hecho representado y se informa de las indulgencias confirmadas por el papa Clemente VI, que se conceden a quien de rodillas orase ante él. Al exterior, sobre la ventana del muro meridional de la sacristía e inserta en una hornacina apuntada, aparece una fina Virgen con el Niño bastante deteriorada. En 1939 Rafael Navarro recogía la presencia en la iglesia de una cruz procesional gótica, cruz que, como el resto de los objetos de valor que poseía el edificio, no escapó a la codicia de los ladrones. Realizada en cobre y con placas esmaltadas, era del tipo de brazos flordelisados frecuente en la zona burgalesa y del norte palentino durante los siglos finales de la Edad Media (Corvio, Traspeña, Rebolledo de la Torre, etc.). La iconografía descrita por Navarro es la frecuente en este tipo de piezas: Calvario (Cristo, Dimas y Gestas) con las figuras de la Virgen y San Juan, ángel turiferario en la parte alta y resurrección de Adán en la baja.