Identificador
37000_0056
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 57' 53.68'' , -5º 39' 42.90''
Idioma
Autor
Teresa González Bayod
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Salamanca
Municipio
Salamanca
Provincia
Salamanca
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA DEDICADA A LOS SANTOS MÁRTIRES Julián y Basilisa, está situada junto a la plaza del Mercado, muy cerca de la Plaza Mayor. Al igual que gran parte de las iglesias salmantinas, sus orígenes se remontan al siglo XII, como una más de las numerosas pueblas que surgieron extramuros del núcleo repoblado por Raimundo de Borgoña. Posteriormente, hacia mediados del siglo XII, se construyó una segunda muralla que incluiría dentro de su recinto al barrio de San Julián, emplazado también en el territorio de los toreses, entre el Cerro de San Cristóbal y la parroquia de San Martín. De la primitiva fábrica románica sólo se ha conservado parte del muro septentrional de la nave, donde se abre la portada también románica, y los cuerpos bajos de la torre. El resto del templo sufrió diversas transformaciones en épocas posteriores que alteraron considerablemente su aspecto original. En 1582 se reedificó la capilla mayor y a lo largo de los siglos XVII y XVIII el resto de la iglesia (camarín, bóvedas, portada sur, etc.). La portada está encajada entre dos gruesos contrafuertes, uno de los cuales rompe parte del arquivoltio. Se compone de un arco de ingreso de medio punto y dos arquivoltas decoradas con boceles, haces de hojas y cintas en zigzag con botones en los ángulos. Enmarcando todo ello corre un guardapolvo de hojas de acanto finamente talladas. Las arquivoltas apoyaban a los lados en parejas de columnas acodilladas de las que sólo se conserva un capitel de la derecha muy erosionado, lo mismo que los cimacios con roleos que se disponían sobre ellas. Encima de la puerta va un tejaroz con cornisa moldurada que está soportada por cinco canecillos de excelente labra decorados con motivos vegetales, una cabeza zoomorfa vomitando tallos, una cabeza masculina con cabello rematado en bucles y otra con tocado. Más arriba quedan restos de una antigua aspillera cegada y, al lado, un altorrelieve con la figura de un gran león que pudo hacer pareja con otra figura de similares características situada al otro lado de la puerta y que habría sido eliminada por el contrafuerte del muro. De nuevo, la factura de estas esculturas nos remite a los trabajos desarrollados por alguno de los talleres que intervinieron en la Catedral Vieja a finales del siglo XII. La calidad y estilo de estas esculturas pone de manifiesto la participación de un maestro muy bien dotado técnicamente que a buen seguro se formó en ese ambiente. Para Pradalier el estilo de estos canecillos supone una interpretación del arte de las ménsulas y de las estatuas-nervadura del transepto de la catedral charra, superando incluso en calidad al autor de las segundas. A los pies de la iglesia se levanta la torre que conserva de su fábrica primitiva la parte inferior con arquerías ciegas de gran luz que quedaron a la vista cuando en la década de 1950 se procedió al derribo de una serie de construcciones adosadas a ella. En el siglo XVII se hizo el cuerpo de campanas.