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Pila bautismal

Identificador
49178_01_034
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 17' 13.56" , -5º 52' 12.28"
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Martín de Tours

Localidad
Peñausende
Provincia
Zamora
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA PARROQUIA DE SAN MARTÍN se encuentra en la parte más alta del casco urbano, en el extremo norte, inmediatamente al pie del solar que ocupó el castillo, precedida por amplio atrio cerrado. Es una construcción de sillería granítica, con cabecera cuadrada dotada de camarín en el testero y nave única de cuatro tramos separados por tres grandes arcos diafragma de medio punto. A los pies se eleva la torre-espadaña y a mediodía está la portada, precedida de un pórtico de dos arcos, con la sacristía adosada al muro sur de la cabecera. Gran parte del edificio corresponde a una construcción del siglo XVI e incluso posterior y la pertenencia a la Orden de Santiago está bien atestiguada por los escudetes con su cruz que aparecen en la capilla mayor o en la pila bautismal. Sufrió un fuerte incendio en 1917. Contamos igualmente con la descripción de los visitadores santiaguistas tal como se hallaba en 1528, momento en que según parece se estaba renovando la antigua iglesia por la actual: “Visitamos la yglesia la qual es de la advocaçión de San Martín. Es echa de cantería labrada. Tiene dos arcos de cantería que reparten la dicha yglesia en tres naves. Es cubierta de madera de pino, la nave prinçipal e las otras dos de madera tosca, la qual tiene començada una capilla de cantería con sus sacristía de lo mismo. Estará la obra de dos estados, en alto va formada de çinco claves. Está dada a destajo a Juan del Casar, vezino de Çamora. Dale la yglesia çinquenta e un mill maravedís e cama para sus oficiales e el Conçejo da puesta piedra e arena e la yglesia pone la cal. Abríase acabado esta obra sy no porque dezían que era pequenna. Mandósele que la acabasen. Tiene la dicha yglesia tres altares. El mayor es de la advocactión de San Martín en el qual está su ymagen de bulto con un retablo de pinzel viejo. El otro altar es de la adbocactión de Nostra Sennora en el qual está un retablo donde está la salutaçión y el nasçimiento. El otro altar es de la advocacatión de San Estevan...”. Continúan los visitadores dando relación de todos los ornamentos que ahí se guardaban para ordenar finalmente que se retomen las obras de la iglesia, que estaban paralizadas, y se saneen los entornos: “Otrosí por quanto hallamos que en la capilla y sacristía que nuevamente se hace en la dicha yglesia, no se ha hecho ni se hace cosa en ella después de la vissitactión passada a cabsa que algunos del pueblo dezían que yva pequenna y que no se prosiguiese la obra hasta que los visitadores viniesen y bisto para nos, los dichos visitadores, la dicha capilla ser arto grande e yr bien labrada en estar echo tanta parte della e de la sacristía que sy se oviese de desatar para hazerse mayor perdería la yglesia más que ha costado hazer ... Yten mandamos al dicho mayordomo e ofiçiales del Conçejo hagan una franja a la yglesia por parte de fuera hazia la fortaleza de seys pies de ancho tan honda que benga a nivel con el suelo de la dicha yglesia por que está la tierra tan alta que haze mucho danno a las paredes y están siempre mojadas, la cual çanja sea echa de manera que se pueda andar por ella la proçessión alrrededor de la dicha yglesia”. De la fábrica románica no queda mucho, aunque las tres naves que describe este relato y que conformaban la antigua iglesia tal vez fueran de aquella época. Los únicos restos que han sobrevivido corresponden a algunos lienzos de la caja muraria de la nave actual. En la parte posterior del muro sur se reconoce la fábrica original de sillería, conservada hasta la altura del alero, con ocho canes recortados a los que hay que sumar otro entero, de bocel central flanqueado por cuartos de caña, un modelo que se repite en iglesias de la capital, como Santiago del Burgo, San Esteban o Los Remedios, apareciendo igualmente en la cercana iglesia de Peleas de Abajo. Igualmente se conservan varios canzorros con cuartos de caña laterales, paralelos a los que vuelven a encontrarse en templos capitalinos. En este lado meridional se reconoce muy bien el último tramo de la nave románica, el único que deja libre el pórtico, y en el que vemos, a través de aquellos canzorros, que otro pórtico original cubría la totalidad de la fachada. En el muro norte volvemos a encontrar nuevos restos de la nave románica, embutidos en los tramos segundo tercero y cuarto de la nave actual, que es más alta. En el extremo más oriental del viejo paramento aparece un corte limpio que sin duda corresponde al punto de contacto con la desaparecida cabecera, que contaba ahí con un somero contrafuerte, quizá sosteniendo los empujes del arco triunfal. Se conservan también en buena parte los canes del antiguo alero, de nacela, de nacela con base redondeada y de rollo. Se aprecian igualmente los límites occidentales de la vieja nave, más corta que la actual, aunque posteriormente se debió prolongar, seguramente para disponer una espadaña, precedente de la actual. También en ese sector más occidental se aprecian restos de una puerta adintelada que sin duda tuvo que ser posterior. Todo el antiguo paramento era de sillería, aunque en la base aparecen grandes mampuestos que deben corresponder a una cimentación, descarnada seguramente cuando se hizo la limpieza de tierras en ese sector, según mandato de los visitadores santiaguistas en 1528. En el interior la renovación fue completa, de modo que no se rastrea resto alguno de la antigua fábrica románica, una construcción que según la documentación conservada debió mantenerse en pie hasta el siglo XVI, cuando la transformación del templo redujo lo románico hasta los elementos descritos. Aquella iglesia debió ser mucho más corta y baja que la actual, pero de su misma anchura, articulada, según la descripción de los visitadores, en tres naves, aunque la presencia de dos grandes arcos de comunicación entre ellas parece indicio de que ya habían sufrido algunas alteraciones. Nada conocemos de sus cabeceras, demolidas antes de 1528, aunque en conjunto cabe suponer algunas relaciones con ciertas iglesias tardías de la capital o de poblaciones cercanas, como Peleas de Abajo y esto al menos a través de la morfología de algunos de los escasos canecillos conservados, los mismos que inducen a considerar para la construcción una cronología que rondaría los últimos años del siglo XII como fecha muy temprana.