Pasar al contenido principal
x

Interior desde los pies

Identificador
33816_01_002
Tipo
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Diego Martínez Fuenteseca
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Coliema
Municipio
Cangas del Narcea
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
EL TEMPLO DE SAN PEDRO sigue la misma tipología de las obras medievales existentes en el conocido como Territorio Sierra. Tiene una única nave, cabecera de ábside semicircular y arco triunfal ligeramente apuntado. La nave se cubre con cubierta de madera, el tramo recto del presbiterio con bóveda de cañón ligeramente apuntado y el hemiciclo con bóveda de horno que arranca de una marcada línea de imposta. Toda la estructura carece de ornamentación, incluso los canecillos que recorren el perímetro exterior del ábside son lisos. La iglesia guarda una interesante muestra de imaginería medieval, entre lo culto y lo popular, en la que destacan las figuras de la Virgen con el Niño y San Pedro. La imagen de la Virgen es una preciosa talla que ya presenta los esquemas naturalistas de la estética gótica: el velo de la cabeza aparece abierto, los paños acusan cierto movimiento y el Niño está totalmente ubicado sobre su pierna izquierda. No obstante, la posición de los brazos y la actitud de la Virgen la relacionan con el modelo de “Theotocos” del siglo XII. Más primitiva y popular es la talla dedicada a San Pedro, fechada por M. S. Álvarez a fines del siglo XII, pero que guarda estrecha relación con otra figura del apóstol, más cuidada en su factura, existente en el monasterio de Corias, que la misma autora fecha en el siglo XIII. Es una figura extraída de una única pieza de madera y con su parte posterior sin tallar, muy plana, lo que indica la predilección por una visión eminentemente frontal. San Pedro aparece sentado en su cátedra, bendiciendo con la mano derecha y portando unas llaves en la izquierda. Su faz, de perfil griego, se cubre con una poblada barba, y su gesto no es especialmente comunicativo, pero sí muy expresionista. Porta en la cabeza una mitra y viste su cuerpo con una túnica sobre la que se extiende una garnacha con escotadura para sacar los brazos. Actualmente se ha vuelto a repintar guardando un buen estado de conservación.