Identificador
40340_01_023
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 13' 41.74" , -4º 6' 43.62"
Idioma
Autor
Raimundo Moreno Blanco
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Aguilafuente
Municipio
Aguilafuente
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA, se encuentra situada en la zona meridional del casco urbano de Aguilafuente, en el centro de una tan espaciosa como hoy desabrida plaza salpicada de vegetación. La ubicación responde a su temprana coexistencia con la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, actual templo parroquial, que tenía su ámbito de influencia en la zona septentrional del municipio. Declarada monumento histórico tras incoación de expediente el 13 de abril de 1982, actualmente ha perdido su función cultual para, tras una restauración en la última década del siglo pasado, acoger el aula arqueológica de la villa romana de Santa Lucia. A este uso ha llegado -afortunadamente en el fondo, que no en la forma y como ejemplo queda una cubierta de cinc cuyo óxido verde impregna los muros- tras muchas décadas de olvido. Esto se pone de manifiesto en distintas imágenes tomadas a lo largo del siglo XX, y es que su estado debía venir de lejos, siendo sintomático el que Madoz no la cite en su diccionario a mediados del siglo XIX, probablemente debido a su precaria situación y pérdida de uso. Del mismo modo, mediado el siglo XX, Gil Farrés se refiere a ella apuntando que su interior se utilizaba como almacén de aperos de faenas agrícolas, lo que corrobora Ruiz Hernando a finales de la década de los ochenta, denunciando su estado de ruina agravada por un incendio y la pérdida de la cubierta de la nave. En la faja inferior de sillares de la fachada occidental aparece uno de ellos con las fechas inscritas de 1762 y 1763 de las que desconocemos a qué se refieren. El templo se encuentra litúrgicamente orientado y construido en su mayor parte en mampostería reforzada con rafas de ladrillo en esquinales y recercado de vanos así como sillería para el cuerpo de campanas de la torre. En la primera traza se debió plantear como un sencillo edificio de nave rectangular techada con cubierta de madera y unida a una cabecera de singular disposición cuadrada. A estas se sumaban la torre, yuxtapuesta en el muro sur del ábside y un pequeño pórtico al norte, cuya ubicación responde a ser éste el costado abierto a la población. Actualmente el templo consta de dos naves ya que en época gótica se añadió el espacio del pórtico al interior del templo mediante la apertura del muro norte con sendos arcos apuntados de ladrillo -siendo esta una de las primeras obras de este tipo en la provincia- disponiéndose una capilla lateral cubierta con bóveda de terceletes, al modo de lo realizado en la vecina Aldea Real. Con ello quedó alineada una cabecera totalmente recta al exterior formada por ésta, el ábside mayor y la torre, repitiéndose la disposición utilizada con en la parroquial del municipio. Al exterior los restos románicos se centran en las portadas norte y sur, ábside central y torre. En la actualidad el ingreso se efectúa por la portada meridional, de menores dimensiones que su pareja ya que quedaba en origen relegada a un papel secundario, compuesta por cuatro arquivoltas latericias de igual tamaño, en el interior de un alfiz que arranca a la altura de la imposta en nacela de los arcos. Al norte, el que fuera acceso al pórtico, más desarrollado por ser el que se utilizaba desde la población. Igualmente compuesto por cuatro roscas de ladrillo que aumentan su grosor de interior a exterior contrariamente a lo usual como advirtió Ruiz Hernando; sobre la clave una pequeña hornacina con su propio alfiz, y todo el conjunto bajo otro de mayores dimensiones cuyas albanegas se decoran con motivos discoidales de ejecución más tardía. La única decoración exterior del ábside es un pequeño vano de medio punto de ladrillo y doble rosca. La torre, de planta cuadrada, esta construida en mampostería con refuerzo de sillares y ladrillo en los esquinales en el primer cuerpo, quedando el segundo en releje y compuesto en fábrica de sillería como se ha dicho. Sus cuatro lienzos se articulan del mismo modo, esto es, mediante dos vanos por frente en el interior de sendos alfices rehundidos compuestos por tres arcos: los extremos de arista viva y el central de baquetón que apea sobre columnillas acodilladas que rematan en capiteles lisos. Los cimacios, corridos a modo de imposta, son de perfil de cuarto de bocel al igual que las chambranas. Todo este remate muy retocado en la última intervención. Al interior la iglesia ha variado por completo su aspecto con el montaje del aula arqueológica. El románico queda localizado en los elementos estructurales y decorativos del ábside central y primer cuerpo de la torre. Los muros laterales del primero se articulaban en su plan primigenio mediante dos arcos de ladrillo y medio punto por frente, quedando el del sur abierto por un pequeño acceso a la capilla de ese costado. Posteriormente, al tiempo de la incorporación de la nave norte, se abrieron estos muros con arcos apuntados, de sillería el meridional y ladrillo el septentrional para comunicar de forma desahogada las capillas laterales con el ábside central. Se cubre la capilla mayor con medio cañón corrido que arranca de imposta en perfil de nacela, y se ilumina por el vano en el testero que repite al interior la decoración exterior. El primer cuerpo de la torre se proyectó como capilla lateral cubierta por una buena bóveda esquifada de fábrica mixta de sillarejo y ladrillo, reforzada por nervios de clave única y que se ha de relacionar con las de las cercanas torres de Pinarejos y Santa María en Fuentepelayo pese a ser esta de factura más galana; y además según Santamaría con Santiuste y San Juan de Pedraza, Sotosalbos y San Justo de Segovia, siendo todas ellas derivadas de la de San Salvador de Sepúlveda. Cada muro se articula con arcos lisos de medio punto y aristas vivas, quedando en las esquinas las columnillas de apeo de los nervios de la bóveda sobre plinto y rematadas en capiteles lisos. A nuestro parecer es errónea la datación propuesta para el templo fechándolo en el siglo XI. Creemos más acertada una significativamente más tardía que estaría en consonancia con su estructura y formas decorativas, así como en relación con otros templos de la comarca, no pareciendo anterior a la primera mitad del siglo XIII.