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Detalle de la ventana absidal

Identificador
34492_07_010
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 42' 50.35'' , -4º 13' 38.90''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de El Salvador

Localidad
Pozancos
Municipio
Aguilar de Campoo
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IRREGULAR PLANTA BASILICAL del edificio viene determinada por varios espacios. Está formada por dos naves separadas por un gran arco de medio punto abierto durante el último cuarto del siglo XVII, según consta en su clave (1678). La nave del evangelio está dividida en dos tramos -el de los pies de menor tamaño- y rematada por un espacio absidal trapezoidal, mientras que la de la epístola posee traza similar, su ábside románico es semicircular y está precedido por un tramo presbiterial recto. Adosada al muro sur de esta última nave aparece la sacristía de planta rectangular, a la que accedemos interiormente por medio de una puerta abierta con arco rebajado. Dispuesta también en este mismo muro aparece la portada románica, precedida de un espacio cubierto sobre el que se sitúa un granero que apoya sobre tres columnas con zapatas de madera, decoradas con motivos barrocos. La viguería de este granero destruye parcialmente la arquivolta superior de la portada románica y su construcción obligó a desmontar el tejaroz, de forma que oculta en su interior el primitivo alero románico de la nave meridional. La estructura arquitectónica de la iglesia se completa con una torre de planta rectangular a la que se accede por una escalera de caracol alojada en un husillo hexagonal, iluminado por tres pequeños vanos rectangulares. Aunque el material de construcción preferente sea la sillería, con predominio de la arenisca sobre la caliza, también encontramos mampostería en el basamento de la torre y sacristía, y sillarejo en el muro norte de la nave del evangelio. Materiales como el ladrillo o un entramado de toba se utilizarán en la construcción de zonas secundarias de ejecución moderna. Los dos tramos de la nave del evangelio se cubren con bóveda estrellada de nervaduras de acentuado molduraje que descansan sobre simples ménsulas. El ábside, de planta trapezoidal y testero recto presenta una saetera actualmente cegada y se cubre con cañón apuntado. Exteriormente presenta dos gruesos contrafuertes adosados a su muro norte y una ventana de factura posmedieval rectangular. En el hastial occidental una puerta de arco apuntado con imposta y chambrana lisa aparece hoy cegada. La nave de la epístola -de menor altura e iluminada por una ventana occidental de traza románica abocinada- está cubierta por dos tramos de crucería de factura muy tardía. En la clave de la bóveda del primer tramo de la nave aparece la siguiente leyenda pintada: AÑO 1696. El presbiterio de esta nave se cubre con bóveda de cañón ligeramente apuntada y el ábside con cuarto de esfera (aunque aparece oculto por el retablo). El arco triunfal original ha desaparecido. El interior de las naves aparece totalmente revocado, si bien se aprecian restos de policromía postmedievales entre las nervaduras y en el muro sur. Dos semicolumnas -la única visible con basa de resaltado toro sobre alto podium prismático y capitel figurado sobre el que descansa la cornisa- dividen exteriormente el paramento absidal en tres paños verticales, mientras que dos impostas con taqueado, bajo y sobre las ventanas, lo compartimentan en tres pisos. La columna adosada al norte se encuentra totalmente cubierta por el ábside trapezoidal de la nave del evangelio. En el paño central aparece una ventana de medio punto en forma de saetera y actualmente cegada, flanqueada por dos columnillas. Otra con arco de medio punto y tímpano, enmarcada por dos arquivoltas, se abre en el muro sur del presbiterio. Situada a los pies de la nave de la epístola aparece la torre, cuya parte inferior reaprovecha parte de la espadaña original. En todos sus lados -excepto en el este- se abren dos vanos de medio punto. Es posible fijar el primer momento constructivo dentro del último cuarto del siglo XII en el que se eleva un templo de una sola nave (la actual de la epístola) que debió cubrirse con cañón, completándose con presbiterio recto, semicírculo absidal y espadaña. En un segundo momento -que podemos datar a lo largo del siglo XIII- se añade al norte la nave del evangelio, de la que perviven su cabecera trapezoidal y una puerta abierta en el hastial. Un tercer momento, hacia el siglo XVII, supone la renovación del edificio construyendo nuevas bóvedas y levantando la torre. En la última fase -hacia el XVIII- se llevó a cabo la construcción de la sacristía, atrio, granero y husillo de acceso a la torre . Al haber desaparecido el arco triunfal y cualquier tipo de soporte, no se conserva ningún elemento esculpido medieval en el interior, excepción hecha de la escalera de acceso al coro que posee una barandilla y un pretil con tracería gótica que vuelve a repetirse en el púlpito de yeso de la nave de la epístola. No obstante, un atento análisis del pilar que sirve de arranque a la escalera del coro alto, permite apreciar el reaprovechamiento de una pieza románica con decoración de flores cuatripétalas inscritas en círculos perlados que pudo formar parte de una jamba o de un altar. Su esquema ornamental entronca directamente con algunos aleros reaprovechados en la zona occidental del atrio, claramente emparentados con los escultores de Rebolledo de la Torre (Burgos). Se reutilizaron además algunos fragmentos con decoración vegetal y un canecillo con arpías y entrelazos en la torre. La portada románica meridional, modernamente adintelada (en una desgraciada reforma que supuso la eliminación del arco de ingreso) y muy abocinada, aparece avanzada respecto al muro. Consta de cuatro arquivoltas que se corresponden con cuatro columnas acodilladas a cada lado. Las arquivoltas se decoran con elementos vegetales o sencillas molduras aboceladas, mientras que los capiteles presentan caulículos con triples hojas y los temas de Adán y Eva junto al árbol del Bien y del Mal (la misma escena recuerda otros capiteles de Cabria, Mudá y Santa Eulalia de Barrio de Santa María o incluso la enjuta del ventanal occidental en el atrio de Rebolledo de la Torre), personajes masculinos sedentes entre leones -como en el interior del hemiciclo absidal de Vallespinoso de Aguilar, interior de Santa María de Piasca (Cantabria) o en la ventana meridional de Villabermudo-, arpías, leones afrontados y representaciones antropomórficas. Los cimacios se decoran también con elementos vegetales. Las basas de toro con lengüetas y plinto de escasa altura, aparecen muy deterioradas, pudiéndose apreciar en alguna de ellas decoración de triángulos excisos. García Guinea señala que los mismos escultores trabajaron en otros edificios como Villavega, Santa Eulalia de Barrio de Santa María, Brañosera y Cabria. Si bien, los puntos de comparación más claros debemos buscarlos en la soberbia galería porticada de Rebolledo de la To rre, en la portada de Cabria, en el hemiciclo absidal de Vallespinoso de Aguilar o en los capiteles de la espadaña de Santa María de Becerril del Carpio, cuyos capiteles reproducen idénticos temas. Similar repertorio ornamental se aplica sobre cimacios, aleros, capiteles del ventanal occidental y canecillos. Así, son corrientes las hojas de acantos trepanadas con canaladuras, las hojas de helecho de acusado relieve, las cestas de crochets, las ovas, las cintas perladas, los taqueados y sogueados, así como los grifos afrontados y las arpías. En el tímpano de la ventana abierta en el muro sur del presbiterio aparece una escena de lucha entre infantes, otra escena de combate ecuestre aparece en uno de los capiteles absidales, éstos son temas muy repetidos en el románico hispano y fueron ya analizados por Margarita Ruiz Maldonado. La escena citada aparece además en Zorita del Páramo, Gama, Cabria, Resoba o Villavega de Aguilar. Ciertos aspectos ornamentales como los fustes de la ventana del hastial, con estrías verticales o helicoidales, son poco usuales en templos rurales y rompen con la sensación de tosquedad que emana de éstos. En nuestra opinión, los fustes zigzagueantes de chevrons, helicoidales o estrigilados que aparecen en ciertos edificios (Santiago de Carrión, Rebolledo de la Torre y la cántabra de Las Henestrosas) durante el último cuarto del siglo XII, pueden indicar determinadas conexiones con la escultura borgoñona de mediados del mismo siglo, estudiadas por Senra Gabriel y Galán para los casos de los monasterios burgaleses de San Salvador de Oña y San Pedro de Cardeña. Quizá estemos ante los restos de un edificio de mayor entidad como pudo ser el primitivo monasterio de San Martín. Los inéditos canecillos -ocultos por el granero- situados en el alero del muro meridional son un excelente ejemplo de maestría y excelente conservación. Tres de ellos reproducen temas vegetales con palmas, volutas y entrelazos vomitados por máscaras, dos se decoran con leones y otro figurado re p resenta a un avariento de cuyo cuello pende una bolsa y permanece acosado por un diablo velludo, desgraciadamente fracturado. El atrio de Rebolledo de la Torre vuelve a ser -como ya inferían García Guinea y Pérez Carmona- el referente directo de estas tallas. La pila bautismal se encuentra bastante deteriorada, con grandes grietas recogidas con hormigón moderno. Tiene forma troncocónica invertida y apoya directamente en el suelo sin ningún tipo de soporte. Posee decoración esculpida -de un relieve muy plano- en la que se representa el enfrentamiento entre un león y un dragón, además de varios círculos con cruces inscritas y distintos motivos de carácter geométrico. Su tosquedad en la talla nos impide precisar su cronología, si bien la podemos considerar plenamente medieval (hacia el siglo XIII).