Identificador
40332_01_049
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 22' 55.26'' , -3º 55' 44.56''
Idioma
Autor
Ignacio Hernández García de la Barrera,Raimundo Moreno Blanco
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Cobos de Fuentidueña
Municipio
Cobos de Fuentidueña
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA DE SAN JULIÁN se encuentra en el extremo occidental de la localidad, en terreno libre y despejado, cercana a un pequeño soto regado por las aguas del río Duratón, en cuya margen izquierda se asienta. Estas circunstancias le permiten disponer de un amplio espacio en derredor suyo, limitado por una cerca, a modo de atrio, emplazándose un cementerio en los costados oriental y septentrional y una renovada y aseada superficie en el flanco de mediodía. Al exterior se distinguen los volúmenes de su estructura, siendo un templo de una sola nave y cabecera absidal, con acceso en el flanco meridional y sacristía adosada en este mismo costado. Las diferentes partes de su construcción también se marcan por los distintos materiales empleados; de esta manera la cabecera está construida con sillería, mientras que en la nave este material sólo se emplea en vanos y cornisas, siendo la mampostería enfoscada el material y la técnica predominantes. Todo esto pone esta iglesia en relación con el modelo de templo románico más simple, y usualmente rural, definido por Ruiz Hernando (vid. RUIZ HERNANDO, J. A., 1991, p. 141 y artículos introductorios de esta obra) para la provincia de Segovia. Estos templos constan de una nave de mampostería con cubierta de madera, cabecera igualmente de mampostería (en San Julián sillería) y cerrada por bóvedas de medio cañón para el presbiterio y horno para el ábside semicircular. En este caso además se ubica una espadaña, recrecida en época moderna, sobre el triunfal a la que se accede desde el costado norte por medio de una apertura en el espesor del muro, que aumenta en esta zona, quizá anunciando un proyecto de una mayor al modo de la construida en la parroquial de Tejares o lo visto en Castro de Fuentidueña. La ya referida cabecera se compone de tramo recto y curvo organizados por un codillo, presentando todo el conjunto un aspecto llamativamente sobrio y desornamentado; de esta manera el tramo recto cuenta con dos cuerpos y remata en una cornisa de listel y chaflán sostenida por canes geométricos. A mitad de su altura se sitúa una arquería ciega que funciona como un arco geminado de medio punto, apenas visible en el lado sur al quedar oculta por la sacristía citada; carece de todo tipo de moldura, presentando arista viva tanto los arcos como las jambas externas, siendo el apoyo central fruto de la última restauración salvo el cimacio con perfil de listel y nacela sobre abstracto capitel troncocónico de marcado collarino. En el muro septentrional de este tramo se aprecia lo que parece fue el arranque de una bóveda, intención que sin embargo debió abandonarse no mucho tiempo después. El ábside presenta una singular composición al contar con cinco calles y tres cuerpos; la presencia de cuatro semicolumnas organiza este particular número de calles, siendo las de los extremos llamativamente estrechas. Por otra parte la desornamentación sigue siendo la nota dominante, haciéndose aquí patente desde la cornisa que repite los elementos vistos en el tramo recto, hasta las propias semicolumnas que arrancan sin basa y rematan en capiteles cuyo volumen apenas ha sido desbastado o las impostas que diferencias los distintos cuerpos con perfil de listel y nacela. Entre estas dos impostas, en cada una de las calles mayores, se sitúa un vano que repite el mismo modelo; de este modo arranca de la imposta inferior un arco doblado de medio punto apeado en jamba y columna acodillada, cuyos perfiles repiten los de sus correspondientes apeos, siendo trasdosado por un guardapolvos de filete y caveto y no contando con ornamentación alguna. La comparación de su aspecto con imágenes antiguas pone en evidencia el proceso restaurador que ha sufrido y los problemas de humedad que ha venido padeciendo este templo, de la misma manera que se constata en el costado meridional, donde como se ha indicado se sitúa el acceso. Dispuesta en saledizo se organiza esta portada de gran desarrollo, compuesta por un vano de medio punto con perfil de arista viva, al que trasdosan seis arquivoltas aboceladas (de la existencia probable de una chambrana sólo queda la roza) apeando alternativamente en jambas y columnas acodilladas. El proceso restaurador al que se hacía referencia recompuso formas y volúmenes, siendo esto especialmente llamativo en las columnas y la imposta corrida a modo de cimacio. En el muro de poniente, de mampostería enfoscada como el resto de la nave, se encuentra un óculo de iluminación, único vano en toda la caja, compuesto por una triple moldura circular, cuyo perfil presenta un bocel marcado por un listoncillo. La nave, cercana en longitud a la proporción 2:1 con respecto a la cabecera, se encuentra enjalbegada por completo, mudando además su primitiva cubierta lignaria por un desabrido cielo raso. En el sotocoro y arrimada al muro del evangelio se conserva una pila bautismal gótica de la que sorprende su variada iconografía en la que se representan peces devorando reptiles, astros, cruces y motivos heráldicos. Recorre su embocadura una inscripción en latín en muy deficiente estado. Al interior los restos románicos se concentran en la cabecera, a la que de forma sorprendente da acceso un arco yuxtapuesto al original, bien agudo, doblado y de aristas aboceladas, quizá indicando una cesura en las obras tras la erección de la cabecera y una posterior reanudación para acometer la nave. En cualquier caso, hacia el interior del ábside se conservó el primitivo triunfal de medio punto, igualmente doblado y sustentado por pilastras y semicolumnas de capitel liso cuyos cimacios de listel y chaflán se prolongan a modo de imposta por el resto de la cabecera marcando la línea de arranque de las bóvedas y desempeñando a su vez un doble cometido decorativo y tectónico. El presbiterio articula sus muros mediante sendos arcos de medio punto que comparten apoyo central, en columnas a modo de mainel que rematan en capitel liso (falta el del norte). Sorprende la aparición en el muro septentrional, casi a ras del actual pavimento, de un tercer arquillo cegado similar a una credencia cuya función desconocemos. Estas piezas aunque de menor tamaño se repetirán en distintos puntos del ábside. En el muro sur se repite la ordenación prolongándose como imposta los perfiles de los cimacios de listel y nacela. La bóveda de medio cañón, al igual que la exedra, muestra una más que correcta estereotomía. En el hemiciclo se rasgan tres ventanales en forma de aspillera. Repiten en los tres casos el mismo tipo de estructura en que se trasdosa el vano con arquillos de medio punto de arista viva que reposan sobre columnas acodilladas de basa ática y capitel liso, acogiendo el grupo chambranas quebradas de listel y chaflán. La cronología de este templo, no debe alejarse de la primera mitad del siglo XIII.