LA POLÍTICA REPOBLADORA DE ALFONSO III en este territorio fue llevada a cabo durante la primera mitad del siglo X por Fernand Mentales (Armentales) por orden de García Fernández, conde de Castilla. Fernand Mentales pobló las villas de Melgar de Fernamental, Itero de la Vega, Santoyo y Melgar de Yuso. De septiembre de 950 datan los fueros dados a la villa que se puso bajo la jurisdicción de Melgar de Fernamental, cuya cabecera de merindad estaba en Castrojeriz. Su historia a buen seguro se vio mediatizada por su situación a orillas del Pisuerga, dentro del enclave fronterizo que marcó la divisoria entre los condados de Castilla y Monzón, y más tarde de los reinos de León y Castilla. Un comentario de Matías Vielva a la Silva Palentina sitúa -erróneamente- en Itero de la Vega el nacimiento de la Orden de Comendadores de Calatrava en detrimento del Fitero de Navarra, en tiempos del obispo palentino don Raimundo II, tío de Alfonso VIII. Otros autores piensan que a esta ermita vinieron a parar los restos del conde Fernando Núñez de Lara, los de su mujer y los de sus hijos. En realidad, los cuerpos debieron ser enterrados en el hospital sanjuanista que se encontraba en esta orilla del Pisuerga -diócesis de Palencia- a pocos metros del puente. La Estadística de don Vasco de 1345 y el Libro Becerro de las Behetrías de 1352 dicen que Itero de la Vega pertenecía a la merindad de Castrojeriz y era lugar de behetría de don Nuño y don Pero López de Padiella, entre otros. En lo eclesiástico formaba parte de la diócesis de Palencia, arcedianato de Carrión y arciprestazgo de Población. Martínez Díez se ha encargado de demostrar con sólidos argumentos el trazado del Camino de Santiago por este término así como de localizar las distintas ermitas, hospitales y despoblados. Este autor ha identificado, además del hospital de San Juan de Acre y del priorato de San Bartolomé, otras seis iglesias o ermitas en su término: la parroquial de San Pedro, Santa María, San Andrés, Santiago, San Esteban y una quinta bajo la advocación de Nuestra Señora de Carrelapuente o Nuestra Señora de Afuera que hoy está consagrada a Nuestra Señora de la Piedad. Esta última se utiliza ahora como capilla de un campo santo que se extiende a la derecha del edificio. Se trata de un edificio fundamentalmente gótico de modestas proporciones, levantado con un aparejo de grandes sillares de caliza que fue sustituido por ladrillo en algunas partes que fueron reformadas durante este siglo. Probablemente los sillares del lado meridional y la ventana absidal, de tono más dorado y menor tamaño, ostentan mayor antigüedad. La ermita ha sufrido algunos cambios a lo largo de su historia, de tal modo que la estructura que hoy presenta no es la original. En planta muestra una caja rectangular de nave única, sin soportes exteriores o interiores que marquen tramos. Un ábside de planta cuadrada se abre al cuerpo de iglesia mediante un arco apuntado y doblado que apea en pares de columnas adosadas coronadas por capiteles decorados con hojas de acanto, esquemáticas hojas planas cuyos caulículos se transforman en pequeñas flores o cabecitas. Se trata de cestas con un claro espíritu gótico, propias del siglo XIII avanzado. Este espacio de la cabecera se cubre con bóveda de crucería simple cuyos nervios moldurados por bocel apean sobre columnas, a la vez que reciben el peso de los arcos apuntados que sujetan las plementerías. En el exterior el ábside presenta cuatro contrafuertes prismáticos que están ceñidos por una imposta similar a la que discurre por debajo de las ventanas en el interior. Tiene este ábside una ventana en el testero formada por una doble arquivolta decorada con bocel que apoya en finas columnas entregas que parecen la prolongación de las roscas. Este vano parece anterior y se reaprovechó en la obra de la cabecera gótica. En el lado izquierdo de la cabecera hay una sacristía moderna, de planta cuadrada que en su interior guarda un soporte (idéntico a los esquinados del ábside) adosado a una pilastra. La sacristía se comunica con la cabecera por medio de un arco apuntado, hoy semicerrado. No se ha conservado ningún soporte interior exento o adosado que nos dé pista alguna sobre cómo pudo ser la cubierta, que en la actualidad posee estructura de madera. Sin embargo, la considerable anchura de la nave hace difícil imaginar una cubierta de piedra apeando en los muros. La ermita tiene dos portadas, una cegada en el lado del mediodía, de arco apuntado y grueso bocel, cobijada por un vierteaguas bastante volado. El mismo esquema se repite en la puerta del lado occidental. En la ermita de Itero de la Vega, advertimos la expansión de las nuevas corrientes reglamentadas por la arquitectura cisterciense en la construcción de la primitiva cabecera recta, el muro meridional y la ventana absidal. En el siglo XIV se recompuso el edificio modificándose el exterior de la cabecera, el propio muro meridional y el hastial occidental que se remató con una espadaña. En épocas recientes se construyó un nuevo muro en el lado septentrional y se alzó la sacristía al norte de la cabecera.