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Capitel izquierdo de la imposta

Identificador
33680_01_017
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 7' 24.52" , -5º 33' 35.5"
Idioma
Autor
Maximino Pando Macías
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Juan Bautista (antes San Juan de Riomiera)

Localidad
Santibáñez de la Fuente
Municipio
Aller
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
LA ANTIGUA IGLESIA DE SAN JUAN DE RIOMIERA, antecedente de la actual de parroquial de San Juan de Santibañez, se localizó en la finca denominada la Corrada de Riomiera, la Corrada o Corraín (PK 8+050- 8+100), conocida también como La Capillona, donde se tenía constancia de la aparición de restos de piedras y enterramientos hace unos 50 años, cuando se instaló un colector que discurre paralelo al margen de la carretera opuesta al río. La finca ya había sido identificada por algunos autores como el solar de un templo anterior a la actual parroquia de San Juan de Santibañez en Collanzo. Es importante el número de monasterios que tuvieron su asentamiento dentro de la geografía asturiana desde el siglo VIII, y que experimentarían una desigual evolución a lo largo de la Edad Media. Ciertamente muchos tendrían una fugaz vida, otros, por el contrario, serían absorbidos por otros de mayor entidad. Esta circunstancia propicia su transformación en curatos, centros de producción agrícola o iglesias. En otros casos, su actividad se prolongaría mas allá de la Edad Media, perviviendo muchos de ellos hasta el siglo XIX. Atendiendo a la función que aquí estamos investigando, es preciso tener presente la extensa proliferación de capillas rurales u oratorios y en los que la Iglesia que ahora estamos estudiando encajaría perfectamente. PLANTA Constructivamente la iglesia está formada por un aula rectangular orientada en dirección este-oeste y rematada en su parte oriental por un ábside de planta cuadrada, el cual encaja perfectamente en los muros de la nave. Se han conservado restos de muro hasta una altura promediada de 90 cm en los lienzos norte, parte del muro oeste de la nave y parte del muro este del ábside. Asimismo se conserva parte del muro oriental de la nave sobre el cual voltearía el arco toral de acceso al ábside. Conserva planta cuadrada y restos pétreos de un altar de bloque (la base del mismo). Originalmente estaría compuesto por una mesa sobre podio de mampostería. En alzado el hallazgo de piezas labradas de piedra toba, nos confirma en la idea de que estuviera rematada en bóveda de cañón. MUROS Los restos de los paramentos encontrados confirman el uso de pequeño aparejo. El muro está construido con hiladas de pequeños bloques de piedra arenisca, labrada con forma prismática. El muro, como tal, está compuesto de dos paramentos con este peque o aparejo y con un relleno interno compuesto de una mezcla de piedras irregulares, restos de ladrillos y mortero de cal y arena como aglutinante. Su espesor fluctúa entre los 71 y 73 cm. No existen alteraciones significativas del espesor de muro en la cabecera, donde el ancho del muro suele tener mayor magnitud con el fin de soportar la carga de la bóveda; su medida es semejante al espesor del muro de la nave. Asimismo, en las esquinas no se aprecia un cuidado especial por introducir sillares con mejor labra. No se observa, pues, en la construcción de la iglesia una disposición de los constructores por introducir una perfección constructiva. Por lo que a la cimentación respecta mantiene una insuficiente profundidad, unos 30-40 cm, y la ausencia, asimismo, de fosa de cimentación. REVESTIMIENTO MURAL Los lienzos externos al igual que los internos se encontraban revestidos de enlucido. La utilización de material pétreo irregular y el recurso a la mampostería hacían necesario el recurso a enlucir los paños, con el fin de ocultar el mal aspecto que ofrecían. Se han encontrado unos restos significativos de enlucido en el lienzo interior de la pared norte de la iglesia. El paramento interior habrá recurrido con probabilidad (y en ese sentido seguía la práctica originalmente empleada en la arquitectura eclesial altomedieval) a la decoración pictórica, bien con un programa pictórico rico o bien con una decoración sencilla, ausente de una ejemplar iconografía, y en la que podían primar trazados geométricos o elementos figurativos de sencilla ejecución. El exterior no tendría una decoración especial, y se recurriría al empleo de enlucido de coloraciones claras: blanco, rosáceo, etc... PAVIMENTO Se ha encontrado un peque o conjunto de lajas de caliza de perímetro irregular, que tendrían la función de configurar el solado de la iglesia. Ambos conjuntos se encontraron en la nave y en la capilla, situados al mismo nivel de suelo. Esto nos confirma el recurso a un medio de pavimento diferente al habitualmente empleado en las iglesias altomedievales: el opus signinum de tradición romana. RECONSTITUCIÓN DE LA IGLESIA ORIGINAL El estudio de nuestra iglesia puede aportar datos muy importantes en el debate abierto -dentro de la arquitectura altomedieval asturiana- sobre las influencias constructivas recibidas, cronología (marco espacio temporal), así como las relaciones y vínculos tipológicos de la iglesia con prototipos muy extendidos en un amplio espacio geográfico y cultural. La sencilla planta de la iglesia de Riomiera nos ofrece un elevado número de iglesias cuya tipología se enmarca en un amplio marco cronológico. Debemos, consecuentemente, tener presentes diversas constantes y características, tanto constructivas como decorativas o arqueológicas, con el fin de aproximarnos con el máximo rigor a la configuración original de la iglesia. En primer lugar la arquitectura altomedieval de Cantabria (siglos VIII-X) nos proporciona un nutrido elenco de iglesias en los que predomina la planta que conforma nuestra iglesia. Nave rectangular rematada con techumbre de madera a dos aguas y una cabecera cuadrada adosada a oriente rematada en bóveda de cañón. La altura de la nave es más elevada que la altura del ábside. Estas iglesias cántabras llaman poderosamente la atención por su unidad geográfica, como es el caso de las que encontramos en la región de Liébana. Podríamos citar aquí a un número elevado de iglesias. Así tendríamos: San Miguel de Pumareña (Castro Cillorigo) con documentación fechada en 946. San Acisclo de Bodia (Camaleño) documentada ya en 831. San Justo de Argüebanes (Camaleño) documentada por primera vez en 952. En la Vega de Liébana tenemos a Santiago de Porcieda, la cual aparece por primera vez en el Cartulario de Santo Toribio en el siglo X en una donación realizada en 961. Asimismo, la ermita de San Pedro de Caviedes en Valdáliga (Cantabria) con una cronología entre los siglos X-XI. Hay que mencionar necesariamente dos iglesias especialmente significativas en la provincia de Santander: la de San Román de Moroso (siglo X) en Bostronizo en el valle de Besaya y la iglesia de Helguera (siglo X). En la región de Galicia encontramos ejemplos extremadamente prototípicos respecto a la iglesia que estudiamos en nuestra región. Así tenemos Santa María de Loio en Paradela (Lugo) y situada cronológicamente en el siglo X. Igualmente San Antoniño de Toques en La Coruña, del siglo XI pero con antecedentes prerrománicos. Hay que mencionar también la iglesia o capilla cementerial del Salvador de Samos, obra del siglo X. Existe otro grupo de iglesias significativas que se pueden integrar dentro de la tipología que estamos estudiando. Tendríamos así la ermita de Santa María del Castillo en Trigueros del Valle (Valladolid, siglo X). En la provincia de Burgos nos encontramos con la ermita de Santa Cecilia entre Santibáñez del Val y Barriosuso adscribible al momento mozárabe (siglo X). Tenemos una variedad de iglesias, perfectamente integrables en el grupo que configura nuestra iglesia asturiana, en la Arquitectura altomedieval catalana, dentro del arco cronológico existente entre los siglos IX y X. Se pueden reseñar más de veinticinco iglesias con características muy semejantes a las de nuestra iglesia del concejo de Aller, es decir: nave rectangular rematada con techumbre de madera y ábside cuadrado con bóveda de cañón, unidos por un arco toral y con puerta de acceso en el lienzo sur u occidental. Nos encontramos con iglesias como Sant Andreu en Tona, Santa Felicitat en Sornia, Sant Pere en Serrallonga, Sant Pere de Villamajor, Sant Vicenc en Enclar, Santa Margarida. Por lo que respecta a nuestra región, conservamos una ermita que reúne, igualmente, características peculiares que la asemejan a nuestra iglesia. Es la ermita de Santa María de Arbazal en el concejo de Villaviciosa, y que se encuentra adosada en la actualidad al templo barroco del mismo nombre (obra del siglo XIII) por su parte oeste. Esta capilla se puede fechar entre los siglos VIII al X, y su organización espacial tiene muchas semejanzas con las iglesias que hemos descrito y con la iglesia que estamos estudiando del concejo de Aller. De todas formas en Santa María de Arbazal la longitud de la nave pudiera no ser la que actualmente conserva, al haber sido anexionada en la fecha ya indicada del siglo XVIII al templo barroco. Y por otra parte la altura de la nave también tendría una mayor altura, rebajada con toda probabilidad en la misma fecha de anexión. El hecho de conservar la nave única una mayor altura se encuentra avalado por un gran conjunto de iglesias muchas de ellas mencionadas líneas arriba. Será a partir de estos fundamentos tipológicos como realizaremos la reconstitución original de la iglesia de Riomiera. En la figura que se acompaña se puede estudiar la distribución armónica de la iglesia. La nave única queda perfectamente sujeta a la regularidad metrológica del rectángulo pitagórico de razón 4/3 = 1,333. Se cumple así que su longitud de 26,66 pedes, equivalente a 8,52 m dividida entre su ancho de 20 pedes o 6,39 m nos proporciona una razón de 26,66/20 = 4/3 = 1,333, razón del triángulo de Pitágoras 3-4-5. En el dibujo lo hemos representado con semicírculos a fin de facilitar la percepción visual. Es indudable que la construcción inicial del trazado estaría configurada por una retícula modular en la que el cuadrado generador tendría 71 cm, equivalente a 1 gradus en el sistema de medidas romano. Con este trazado modular se puede construir el conjunto edificatorio de la capilla, toda vez que el resto de las dimensiones son múltiplos de esta magnitud inicial, por lo que se integran perfectamente en su trazado regulador geométrico. En la nave única conviene destacar el espesor del muro con una magnitud de 71 cm y un ancho interior de la nave de 4,97 m (15,5 pedes). La longitud interior de la nave única es de 7,10 m (=22 pedes). La construcción del ábside, abovedado en cañón, es de una extrema perfección. Configura un cuadrado perfecto de 15,5 pedes de lado. Esta planificación modular del ábside, a partir del cuadrado, constituye una norma extendida a la totalidad de los trazados de los ábsides de las iglesias asturianas. De hecho, la construcción de sus capillas mayores estarán basadas en la figura del cuadrado, con la carga simbólica que ello conlleva: es decir, la planta cuadrangular como imagen de la Jerusalén Celeste. La planta cuadrada del ábside de la capilla de Riomiera, en el siglo IX, no se podía sustraer a este principio simbólico tan trascendental. En la figura hemos representado su círculo correspondiente y la malla reticular que se le puede superponer basada en el cuadrado de 0,71 cm (1 gradus) o su equivalente proporcional de 2 palmipedes. La longitud exterior total de la capilla tiene una magnitud de 12,78 m o su equivalente en 40 pedes y un ancho ya mencionado de 20 pedes es decir 6,39 m. Por tanto, tenemos la figura de un doble cuadrado, cuya relevancia simbólica es notoriamente reconocida y de uso habitual en las iglesias altomedievales. La longitud puede ser medida en decempedae exactos, una unidad de medida muy relevante y que ya hemos estudiado en otros edificios altomedievales (ver bibliografía). Aquí obtendríamos la magnitud de 4 decempedae de longitud total y de 2 decempedae de ancho total de la iglesia. RECONSTITUCIÓN DEL ALZADO La reconstitución se realiza a partir de la tipología arquitectónica que hemos expuesto de un conjunto de iglesias que configuran un grupo con una cronología, un área geográfica y unas peculiaridades constructivas y de concepción técnica muy sugerentes a la hora de establecer una hipótesis de reconstitución de nuestra iglesia. Creemos, pues, que la reconstrucción que proponemos responde al horizonte de conocimientos que poseemos sobre los prototipos que están detrás de la configuración de nuestra iglesia. La iglesia de Riomiera mantiene la planta de nave única rematada con techumbre de madera a dos vertientes, quedando iluminada mediante dos o tres ventanales simétricamente dispuestos en el lienzo sur y la apertura de una pequeña ventana abierta en el muro oriental que ilumina en tamizada luz, filtrada quizás por una celosía, el espacio de la nave. Su altura respondería a la proporción que se mantiene en la tipología de este grupo de iglesias; es decir, su altura es siempre la mitad de la longitud de la nave, por lo cual nuestra iglesia tendría una altura aproximada, y con un estrecho margen de error, de 4,25 m. Al Este se abre la cabecera cerrada con muro testero recto. El ábside conserva configuración cuadrada de 4,97 m de longitud exterior, 15,5 pedes, y estaría cubierto por bóveda de cañón seguido apoyada en una línea de imposta moldurada con previsible decoración. La bóveda estaría compuesta de piedra toba y su altura total hasta el suelo de la capilla tendría un dimensionado de 3,5 m (11 pedes), medida de cada uno de los lienzos interiores del ábside. De esta forma configuraría el santuario un cubo perfecto a semejanza de las iglesias altomedievales asturianas, en las que se cumple a la perfección esta norma. La capilla se comunicaría con la nave por una puerta de arco de medio punto de ladrillo que se abre en el lienzo de separación de la nave con la cabecera. En el muro oriental de la capilla se abriría una ventana ajimezada de uno o dos huecos. El ingreso a la iglesia se realizaría por el lienzo sur, cuyos cimientos no se han encontrado en la excavación arqueológica realizada. La deducción está fundada en la ausencia de restos de umbral de puerta en el lienzo norte conservado hasta una altura de 80cm. así como en el lienzo oeste exhumado de la nave. Se accedería, bien por un arco de medio punto, con dovelaje de ladrillo, o bien por una puerta adintelada.
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