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Canecillos del muro sur

Identificador
09572_05_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 55' 58.97'' , -3º 43' 27.35''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González,José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Félix Mártir

Localidad
Cubillos del Rojo
Municipio
Valle de Valdebezana
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL DE San Félix, o de San Felices, según la tradicional denominación de origen medieval, se halla en el punto más elevado del conjunto urbano. Es un edificio con fábrica de mampostería, con esquinales y vanos de sillería, compuesto por ábside semicircular, presbiterio recto, dos naves y una capilla adosada al norte. La portada se halla al mediodía, cerrada por un pórtico y la sacristía se adosa al sur del presbiterio, mientras que la espadaña, con su husillo, se eleva entre la nave meridional y la sacristía, contigua al arco triunfal. En origen debió ser un templo de una sola nave -la del evangelio-, con su ábside semicircular y tramo presbiterial trazado como simple prolongación del hemiciclo, sin el típico codillo. Tal vez a este mismo templo pudo pertenecer la espadaña, dispuesta en una situación bastante inusual y posteriormente envuelta por las nuevas estructuras añadidas; en todo caso el cuerpo de campanas es producto de una reforma mucho más reciente, pues nos cuentan en el pueblo que era más alta y que tras un hundimiento se reconstruyó con su forma actual. A finales de la Edad Media, o incluso algo después, se amplió el edificio con la nave de la epístola y se trazaron seguramente las bóvedas de crucería que cubren la otra nave preexistente; más tarde se levantaría la zona del coro, el baptisterio -que está a los pies de la nave sur-, la capilla norte -dedicada a San Blas, patrón del pueblo- y p robablemente la portada. El verdadero problema de este templo radica en la interpretación de aquel primitivo templo, del que quedarían al menos la cabecera y el muro norte de la nave. Analizando su planta no tendríamos ninguna duda de que es un edificio románico, con su típica cabecera semicircular -que en este caso está completamente revocada-, con un delgado contrafuerte de sillería en el testero, que llega hasta el alero, y dos del mismo tipo flanqueando el paso al presbiterio. Sin embargo la cornisa de nacela que corona los muros está soportada por una serie de canecillos de cuarto de bocel, elementos indiscutiblemente góticos, aunque en el fachada norte de la nave se pueda ver también uno de nacela y en la sur otros dos del mismo tipo, además de uno de doble nacela sencilla, otro doble nacela con dos círculos incisos escalonados y otro más de triple nacela. En el interior la imagen del templo es totalmente gótica, muy tardía en el caso de las naves y más arcaica para la cabecera, donde el ábside se separa del presbiterio mediante un arco fajón apuntado, sobre ménsulas. Las respectivas bóvedas de horno y cañón apuntado parten de impostas achaflanadas, mientras que el triunfal, aun manteniendo la tradicional forma de origen románico (arco apuntado y doblado apoyado en semicolumnas adosadas a pilastras), porta unos capiteles que nada tienen que ver con los de época románica, ni en cuanto a forma ni en cuanto a su decoración a base de estrechas hojas lanceoladas dispuestas en geométrico paralelismo. Al contrario, estas cestas están en relación con otras que decoran esa nave, que no dudamos en calificar como góticas. Así las cosas cabe suponer dos posibilidades, la primera que los muros de la cabecera y de la fachada norte sean románicos -tal vez junto con la base de la espadaña, aunque esto resulte mucho más dudoso- y que una primera reforma gótica -quizá de fines del siglo XIII o incluso del XIV- transformó todo el interior, añadió los contrafuertes y unos nuevos canes, respetando todavía alguno de los viejos, que más tarde serían reincorporados en la fachada meridional tardogótica. La segunda posibilidad es que todo ello -cabecera, nave norte y espadaña original- sea gótico y que en realidad lo que se hizo fue un nuevo templo a imagen del precedente románico, del que no quedarían más que algunos canecillos. El problema parece de momento irresoluble y los argumentos a favor de la vinculación románica, fundamentalmente por el tipo de planta, pueden ser muy matizados por las enormes pervivencias que tienen el estilo en los ámbitos rurales. En cuanto a la espadaña cabe señalar que las de las iglesias de Consortes y de Peñalba de Manzanedo presentan idéntica disposición y en ninguno de los dos casos son románicas. Al respecto de todo este asunto de cronologías y estilos, Braulio Valdivielso, sin detenerse en mayores análisis, incluye esta parroquial de Cubillos del Rojo dentro de su elenco de templos románicos, en función del ábside semicircular. Por su parte, Palomero e Ilardia la consideran “un templo románico en lo esencial aunque con modificaciones posteriores”.