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Basas de la portada de la derecha

Identificador
33870_01_010
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 20' 7.55" , -6º 24' 54.06"
Idioma
Autor
Martín Sevilla Rodríguez
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Francisco

Localidad
Tineo
Municipio
Tineo
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
LA MANDA TESTAMENTARIA del Arcediano de Oviedo Fernán Alonso, de1273, da cuenta de que en esa fecha había ya franciscanos en Tineo. Al no figurar citado en la parte dispositiva del rico canónigo, redactado en el 1267, podemos suponer que el cenobio fue construido en el breve espacio de tiempo de siete años, entre el 1267 y el 1274, al tiempo que la obra franciscana de Avilés. El convento sufrió numerosas reformas con el paso del tiempo. Un factor decisivo en su transformación vino dado por la familia Merás, cuando construyó su capilla funeraria aneja a la nave central siguiendo los parámetros estilísticos del barroco. Esta capilla dio origen a una serie de reformas orientadas a la dignificación del edificio, que encubrieron y remodelaron su primera concepción con el fin de adaptarla a la nueva demanda estética. El nuevo gusto constructivo reflejado en la capilla, que se inaugura en 1613, fue el patrón que sirvió de guía para la reforma que ha llegado hasta nosotros, en la que aún se vislumbran algunos elementos pertenecientes a su primitiva fábrica medieval. El templo ha tenido una buena factura constructiva y responde plenamente a la tipología aplicada por las órdenes mendicantes. Se compone de una nave única de gran amplitud y de gran altura. Su espacio, muy diáfano y de escasa ornamentación, sigue el concepto de “planta-salón”, que resulta especialmente indicado para dirigir la predicación a un elevado número de fieles. Está divida en tres tramos, tiene un pórtico a los pies y una cabecera precedida por un amplio presbiterio. El ábside es cuadrangular y de testero recto, se encuentra sobreelevado por encima de la nave y se accede a él a través de una escalinata. Contiguo al muro sur se situaba el desaparecido claustro, del cual no queda referencia material alguna y que, como los elementos conservados, debió de seguir unas pautas estilísticas próximas al gótico. La capilla de la familia Merás se abre a la nave en el último tramo del muro norte con una planta rectangular dividida en tres espacios. Para el alzado se emplearon robustos paños murales, de proporciones que acusan el sentido ascendente y evitan la sensación de pesadez arquitectónica. Como refuerzo se generan unas zonas de sillar perfectamente escuadrado, que simulan pilares embebidos en el muro, para recibir arcos de medio punto muy amplios. En la nave, los arcos descansan sobre impostas molduradas. El paño sur alberga un ritmo de tres grandes y estilizados vanos de arco apuntado con amplio derrame interno y carácter goticista, que, de no ser por la capilla aneja en su muro opuesto, encontrarían su reflejo en otros tres idénticos. La cubierta primitiva para la nave debió de ser de madera, sustituida posteriormente por bóvedas de crucería con cuatro nervaduras concluyentes en una clave circular carente de toda decoración. El espacio del presbiterio se cubre con una bóveda de cañón, y el ábside con otra de crucería. El coro situado a los pies es bastante posterior. La decoración interior es escasa y se concentra en puntos muy concretos. La austeridad prima en todo el edificio. Los juegos de molduras lineales conforman el grueso del repertorio ornamental, a excepción de los motivos de la portada y una serie de representaciones figurativas, junto con otras de carácter vegetal, situadas en el arco triunfal de la cabecera y en la antigua puerta de acceso al claustro, respectivamente. El arco triunfal que media entre la cabecera y la nave se compone de tres arquivoltas apuntadas. Es de gran amplitud y se apoya sobre de tres pilares consecutivos a cada lado que descansan sobre un estilizado podium. En la transición de los pilares a las arquivoltas se encuentran unas impostas de gran vuelo que pertenecen a la fábrica primitiva y llevan una peculiar decoración. Se trata de una sucesión de tetrapétalas de botón central que están flanqueadas por cabezas figurativas de animales y de hombres. De las animales, a la izquierda, sólo se conserva una completa que recuerda a un toro. Las del lado derecho, una de ellas bastante deteriorada, se asemejan a cabezas de individuos amortajados. Los vanos de ingreso abiertos en el paño sur de la cabecera pertenecieron a la primitiva fábrica del edificio. Hubo un tercero en el paño norte para acceder a las huertas, pero se encuentra tapiado. A su lado se dispone hoy un pequeño almacén al que se accede mediante un arco carpanel. La primera puerta del lado sur comunicaba el coro con el claustro, dando ahora acceso a la actual sacristía. Su decoración se resuelve a través de una línea incisa sobre las dovelas que marcan la forma de la ojiva. Se completa con un grueso guardapolvo que arranca de una imposta. La puerta restante comunicó la cabecera con el segundo piso del claustro. Sigue el diseño de la anterior, con arco de ojiva y potente guardapolvo, pero además incluye dos molduras talladas de un modo preciosista donde se repiten los botones con cuatro hojas en una banda, y encima de ellos, en otra banda, ornamentos vegetales entrelazados y de gran detallismo. Destacan en el primer tramo de la nave dos nichos practicados en los paños, enfrentados el uno al otro. El del lado izquierdo guarda forma de arco ojival, cubierto con un guardapolvo de dientes de sierra. El derecho lleva una decoración mas cuidada y quizás sea un poco posterior. Lo forma también un arco ojival de distintas molduras, el cual guarda en su interior otro arco plenamente gótico que apoya sobre ménsulas desarrollando un zigzag de dientes de sierra muy elaborados con el motivo de dos círculos concéntricos en sus puntas. Este arco se crea a modo de tracería, ya que va exento sin llegar a pegarse al muro. La fachada original ha sido alterada por reformas que ocultan su estructura; se le ha añadido un pórtico de tres grandes arcos de medio punto que comunican con la portada occidental, el del centro, y con dos pequeños habitáculos, los laterales. La portada del templo es un ejemplo claro de transición de los presupuestos románicos a los góticos. Es el elemento más destacado de la fábrica medieval que se conserva y la más próxima a los modelos tardorrománicos. Adopta forma ojival, se articula en tres arquivoltas molduradas en boceles e integra una decoración heredada de la etapa románica anterior: el zigzag y las tetrafolias para la arquivolta exterior, motivo éste último que se repite en la rosca interior del arco, y billetes para las impostas. Otros repertorios se relacionan con ejemplos de cronología paralela y, en especial, con San Francisco de Avilés, como los motivos vegetales de los capiteles, que, con su mirada a los bosques del entorno, dan cuenta de la introducción del naturalismo en las representaciones plásticas vinculadas a los templos franciscanos de la decimotercera centuria.