Tossa de Mar
TOSSA DE MAR
El municipio de Tossa de Mar es hoy uno de los pueblos más bellos de la Costa Brava. Limita al noreste con Llagostera y Vidreres, al este con Santa Cristina d’Aro y al oeste con Lloret de Mar. Su emplazamiento que durante siglos fue de acceso difícil, quizá explica la casi conservación intacta del perfil urbanístico costero. Hoy es un pueblo dedicada principalmente al turismo.
En el lugar hay restos de la notable villa romana dels Ametllers, en donde se han descubierto varios mosaicos; en uno de ellos se lee por primera vez el nombre de Turissa, del cual deriva el topónimo actual. El nombre de Tursa no aparecer de nuevo hasta el año 881, en un diploma de Carlomán otorgado en favor del obispo de Girona Teotari, al que se concede todo el valle de Aro. Ya en el 966, el conde Miró I dejó en testamento, al monasterio de Ripoll, el valle de Tossa.
El espolón rocoso del Mont Guardí, de 60 m de altura, constituyó el núcleo de la Tossa medieval. En 1187, el abad de Ripoll mandó construir el castillo y la parroquia de Sant Vicenç en el Montis Guardinis. Dictó una serie de disposiciones que constituyeron una carta de población dando el beneplácito para que se construyeran casas fuera y dentro de la fortificación. Reguló también las relaciones de dependencia con el monasterio aunque siempre existieron conflictos con los vecinos del municipio. Se trata del inicio del núcleo de lo que hoy conocemos como Vila Vella (villa vieja) de Tossa.
Durante el siglo xv, Tossa ya tenía un lugar importante en las relaciones comerciales de la comarca de la Selva, siendo su principal motor económico la actividad marinera, la pesca y la explotación forestal. Es en este periodo cuando el municipio experimentará un crecimiento demográfico considerable, y a partir del siglo xvi se empezaran a edificar casas fuera de las murallas. Ya en el siglo xviii se construyó la nueva iglesia parroquial de Sant Vicenç, en la denominada Vila Nova (villa nueva), que había aumentado la población considerablemente.
Villa y castillo Tossa
Presidiendo la playa de Tossa de Mar, en el acantilado llamado Mont Guardí situado en el extremo norte de Tossa se levanta el recinto amurallado de la Vila Vella (villa vieja). Se trata del único ejemplo de población fortificada medieval en el litoral catalán. Por el topónimo que denomina el espolón rocoso donde se encuentra, Montis Guardini, la historiografía apunta que antaño podría haber existido en su lugar una antigua torre de vigía o guardia. Si bien se conservan sus torres y murallas que lo rodeaban, no quedan más que testimonios escritos del castillo que la presidió, en lo más alto del monte, hasta principios del siglo xx.
El documento más antiguo del que se tiene noticia sobre la población de Tossa de Mar data del año 966, momento en que los albaceas del conde Miró de Barcelona donan al monasterio de Ripoll un alodio en vallam que nominatur Turissa. En el año 992 su hermano, el conde Borrell II, ratifica esta cesión al cenobio ripollense. De hecho la relación con dicho monasterio fue constante.
A pesar de estas referencias anteriores, hemos de situar la construcción del recinto amurallado de la Vila Vella en el año 1186, cuando el abad de Ripoll asienta sus bases en una carta de población. En este documento se delimita el emplazamiento en el Mont Guardí. Se dicta también la decisión de dotar el conjunto con un castillo y se da información sobre las casas de su entorno. Se establecen, además, las medidas que debían tener las viviendas, así como la prescripción de disponer de una vivienda en el interior del recinto y otra, más pequeña, extramuros. También se establece que el monasterio y los habitantes habrán de llegar a un acuerdo en relación a la guardia del castillo. Otra de las indicaciones que nos da esta carta es la del diezmo que tenía el monasterio de Ripoll sobre la pesca en las aguas del término de Tossa, además de poseer el derecho de poder comprar todo el pescado que hiciera falta para la abadía.
En 1285 la villa fue atacada y parcialmente destruida por las tropas de Felipe el Atrevido, en guerra contra Pedro el Ceremonioso. Parte de su apariencia actual se debe a la reconstrucción realizada el año 1387, que reconfiguró el perfil de las murallas. El castillo sólo perduró hasta principios de siglo xx. En el siglo xviii tenía dos baterías y cuatro cañones para la defensa de la costa. En 1917, en el lugar que ocupaba dicho castillo se edificó el faro de Tossa, lo que provocó la destrucción de sus vestigios y de la vieja torre principal.
El recinto de la Vila Vella está formado por calles irregulares salvando los desniveles del Mont Guardí. La muralla que lo rodea es de unos 300 m de perímetro, que sigue la orografía del terreno. Los muros se disponen en la parte más vulnerable del cerro, es decir en la parte inferior y en el sector que da a la espalda al mar. El mismo promontorio hace de baluarte por la parte costera, al igual que no se necesitó fortificar el sector superior de la villa debido a que la pendiente natural ya actuaba como protección.
De la muralla se conserva todo el lienzo, así como siete torres circulares. De estas siete torres, hay tres que se diferencian por su mayor envergadura y por su acabado en modillones, las cuales reciben el nombre popular de torre d’en Joanàs (al Este), torre de les Hores o del Rellotge (al Norte) y torre d’Es Codolar (al Oeste). Dichas torres debían tener tres pisos y se accedía a ellas por el camino de ronda que hay en la muralla.
La entrada original de la fortificación se encuentra situada justo al lado de la Torre de les Hores; se trata de una puerta adovelada en arco de medio punto que da acceso al patio de armas en el cual se encuentra otra puerta más pequeña que da acceso al núcleo de casas y calles del interior de la villa.
A pesar de las distintas reconstrucciones que se han sucedido al largo de su historia, aún se pueden observar sectores en la muralla que datan de época románica. En el sector inferior de los muros y las torres es donde encontramos parte de este aparejo poco desbastado dispuesto en hiladas horizontales. También destacan las saeteras formadas por dos o tres bloques de piedra. Las almenas y los remates de las torres con merlones rectangulares, ménsulas y aspilleras corresponderían a fases de construcción posteriores.
Las casas que se encuentran en el interior de la fortificación datan del siglo xv y xvi. Destaca entre ellas la construcción gótica del Palau del Batlle, que se edificó adosada a la torre d’Es Codolar i que actualmente es el Museu municipal de Tossa de Mar. En el interior de la villa también se encuentran los restos de lo que fue la antigua iglesia parroquial dedicada a San Vicente, la cual conserva parte de sus cimientos de construcción prerrománica. Dicho templo fue ampliado en el siglo xv y reconstruido en estilo gótico. Quedó en estado de ruina tras ser devastado durante la guerra del Francés, a comienzos del siglo xix.
El aspecto actual de la Vila Vella de Tossa de Mar responde al resultado de una importante restauración que tuvo lugar el año 1931, momento en que se reconstruyeron las murallas y las torres. Todo el conjunto monumental fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional.
Texto y fotos: Marina García Carbonell
Bibliografía
Castells Catalans, Els, 1967-1979, III, pp. 452-461; Catalunya romànica, 1984-1998, V, pp. 344-346; Zuchitello, M., 1998; Falguera i Sivilla de riera, J. M., 1929; Mundet i Torres, J., 2003, pp. 67-87; Gonzalez, L. y Cuadrado J., 1994, pp. 8-9.