Sant Pere de Miravé

Se llega a la iglesia de Sant Pere de Miravé por una pista que arranca hacia el Sur en el entre los kilómetros 7 y 8 de la carretera C-149, al Oeste de Solsona.

En 1099, un individuo llamado Pere y su hijo Ramon Pere donaron a Dios la iglesia de Sancti Petri. Durante el siglo siguiente, el templo es citado en varias ocasiones: en sendas bulas de 1150, 1180 y 1183 de los papas Eugenio III, Alejandro III y de Clemente III, respectivamente, y en la segunda consagración de la iglesia de Solsona, en 1163.

El edificio, que a lo largo de los siglos ha sido objeto de varias reformas, presenta una planta formada por una larga nave rectangular y un ábside semicircular. El paramento exterior de éste es liso y en su centro se abre una ventana con derrame simple hacia el interior y arco de medio punto. La construcción de sendas capillas afrontadas en los laterales y de una sacristía en el lado sureste modificaron sustancialmente los muros. En el meridional se conserva, aunque tapiada, la puerta primigenia, formada por un arco de medio punto de grandes dovelas mejor labradas que el resto del aparejo. La fachada oeste también fue sustancialmente modificada, al abrirse en la misma una nueva puerta y elevarse un potente campanario de espadaña. Queda como principal testimonio del templo románico una ventana con arco de medio punto y alfeizar monolíticos.

En la esquina suroriental de la sacristía, a media altura, fue reutilizada una lápida esculpida en bajorrelieve, en la que se representa una figura humana vestida con una túnica corta con faldón triangular, que eleva los brazos en actitud orante. La talla es muy esquemática, y los pliegues están apenas esbozados mediante unas finas líneas incisas. Resulta arriesgado plantear una posible interpretación para esta figura, que podría representar tanto a un monje o sacerdote, como laico orando. Esta pieza se ha puesto en relación con otras que incluyen personajes orantes en Santa Maria de Camps (Fonollosa) y en un capitel del claustro de Sant Benet de Bages. Por la actitud del personaje y por estar en una lápida parece razonable pensar que puede tener un carácter funerario. Se ha datado en el siglo xiii.

En el interior, la nave se cubre con una bóveda de cañón y el ábside con bóveda de cuarto de esfera. Tres arcos fajones apoyados en pilastras, que apenas sobresalen del muro, determinan cuatro tramos en la nave. En los pies del templo se construyó en época moderna un coro elevado.

La construcción de este edificio puede situarse ya avanzado el siglo xii.

Texto: Francesc Rodríguez Beltrán/Juan Antonio Olañeta Molina- Fotos: Francesc Rodríguez Beltrán - Planos: Eva García Luna

Bibliografía

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