Sant Joan de Carratalà
AITONA
En término de Aitona se ubica en el extremo oeste de la comarca de El Segrià, en contacto con el Bajo Cinca (Huesca), y se extiende a ambos lados del río Segre, en la región natural del Baix Segre. El municipio es muy rico en yacimientos arqueológicos, entre los cuales se encuentra el antiguo despoblado de Carratalà. La población de Aitona se emplaza al Oeste del término, en la margen derecha del río, al pie del cerro coronado por los restos del antiguo castillo árabe en el que tiene el origen la localidad.
Para llegar a la población desde Lleida, de la que dista 22 km, hay que salir en dirección a Alcarràs por la carretera N-II, después de la cual, en el km 448, hay que desviarse hacia la LP-4071, vía que cruza la localidad de Aitona de Noreste a Suroeste.
El actual casco antiguo de Aitona era una villa amurallada conocida hoy como el barrio de La Moreria. El castillo árabe se menciona ya en la concordia de 1120 entre el valí almorávide Avifelel y el conde de Barcelona Ramon Berenguer III, en virtud de la cual pasaba a poder de éste, junto a otras fortalezas. Aunque el lugar pasó a manos cristianas en tiempos de la conquistada Lleida (1149), este sector del Baix Segre mantuvo una mayoría de habitantes musulmanes, a los que se les concedió un régimen jurídico propio que respetaba su culto, sus costumbres, leyes y propiedades, así como el uso y la administración de las antiguas acequias. Esta exclusiva perduró hasta el siglo xvii, cuando se produjo la expulsión definitiva de los moriscos. La localidad de Aitona fue, además, centro de la baronía homónima, concedida en 1212 por el rey Pedro el Católico al senescal Guillem Ramon II de Montcada por su matrimonio con la infanta Constanza de Aragón. El título de barones de Aitona pasó ya entonces a los Montcada, en cuyas manos perduró cerca de quinientos años.
Iglesia de Sant Joan de Carratalà
La iglesia de Sant Joan de Carratalà se halla en uno de los contrafuertes que definen el curso del río Segre. Se accede a ella, saliendo de Aitona, en dirección a Seròs, por la carretera LP-7041, y desviándose por un camino a mano derecha poco después del kilómetro 9. Después de avanzar unos 100 m, hay que desviarse de nuevo a la derecha y recorrer unos 400 m por el paseo que conduce a la Cova del Pare Palau. Se continúa, finalmente, a la derecha otros 200 m por el camino que lleva hasta el templo.
La primera mención documental de esta iglesia data de 1168, año en qué en la Ordinatio Ecclesiae Ilerdensis se cita la ecclesiam de Calaterra bajo la prepositura del templo de Sant Llorenç de Lleida. Este dato indica la existencia de una comunidad de colonos en el lugar. Hay que recordar, no obstante, que la población musulmana fue mayoritaria en este territorio hasta su expulsión en el siglo xvii. Fuguet i Sans ha situado la fundación de la iglesia de Carratalà bajo la órbita de los templarios, aunque no aporta referencias documentales sobre dicha vinculación. Otra alusión a esta iglesia aparece en las décimas papales de los años 1279-1280, las cuales mencionaban el vicario de Calaterrano. Según informa Xavier Eritja, el año 1361, con motivo de una visita pastoral, se mencionaba el altar maior beati Ioanis, como centro de una parroquia a la que pertenecían los homines loci de Adar (antiguo término, hoy comprendido en el municipio de Llardecans, situado en lo alto del valle de Adar, en la cabecera del valle de Carratalà).
Sant Joan de Carratalà es un edificio formado por una sola nave única rectangular y un ábside semicircular de la misma anchura que aquella, de modo que externamente se percibe como si de un sólo bloque arquitectónico se tratara. La contemplación externa de la construcción también hace patente, en primer lugar, la adición de una capilla que sobresale de la misma y, en segundo lugar, la ampliación de la obra primitiva por su parte occidental mediante un añadido posterior que rompe, de forma un tanto tosca, con la estética de la parte correspondiente a la edificación primitiva. Se cubre la nave con bóveda de cañón de perfil apuntado, reforzada con dos arcos fajones, mientras que el ábside lo hace con la habitual bóveda de cuarto de esfera. Una imposta biselada recorre el perímetro interior de los muros, a la altura del arranque de las bóvedas. Ambos espacios, ábside y nave, se conectan por medio de uno de los arcos fajones, que arranca de dos pilastras de sección poligonal adosadas a los muros. El otro fajón, el más occidental, arranca, a diferencia del anterior, de una consola geométrica, según una solución que se repite en la Nativitat de Maria de Sunyer, iglesia que pertenece al mismo entorno constructivo. A partir de este último arco, el sector occidental de la nave fue totalmente rehecho, posiblemente, como resultado de una ampliación del templo. Quizás la ejecución de las obras de esta parte de la iglesia debería de relacionarse con la fecha de 1955 que aparece en la puerta.
No existe el más mínimo vestigio de la que debió de ser la puerta original, de modo que es pertinente suponer que se abriría en su muro oeste y que fue destruida con motivo de la refacción de esta parte del templo. Las dos ventanas que iluminan el edificio son muy similares: alargadas, de doble derrame, arco de medio punto monolítico y alfeizar en pendiente. Mientras que una se abre en la cara oeste del ábside, la otra lo hace ya el muro noreste, cerca de su punto de unión con el ábside. Esta peculiar disposición de estas ventanas puede explicarse por la infrecuente orientación de la cabecera del templo hacia el Noroeste, la cual provoca que los vanos, al quedar encarados al Oeste y al Este, respectivamente, puedan recibir la iluminación de la que carecería una ventana que se hubiera abierto en la parte central del ábside, como es habitual. Esta colocación desviada de uno de los vanos absidales se da también en la cercana iglesia de Sant Salvador de Torrebesses.
En el lado sur, tocando con la pilastra oeste, se abre una capilla de planta rectangular y cubierta con bóveda de cañón apuntado, que posiblemente fue añadida con posteridad a la fábrica primitiva. No debe descartarse, no obstante, que su ejecución fuese coetánea con la construcción del templo, puesto que el aparejo utilizado es de similares características, y el ensamblaje entre los dos cuerpos está muy bien trabado. Los paramentos exteriores del templo carecen de cualquier tipo de ornamentación, excepto en su alero, que está formado por una moldura biselada sustentada por un friso de canecillos lisos. El aparejo utilizado está compuesto por sillares alargados bien labrados, escuadrados y pulidos, dispuestos en hiladas muy uniformes. Algunas piezas cuentan con marcas de cantero.
Sant Joan de Carratalà responde a una tipología desarrollada en la denominada Cataluña Nueva, con especial incidencia en las tierras del entorno de Lleida, entre finales del siglo xiii y principios del siglo xiv.
Texto y fotos: Meritxell Niña Jové
Bibliografía
Alvira Cabrer, M., 2010, pp. 1427-1428; Catalunya Romànica, 1984-1998, XXIV, p. 106; Fuguet i Sans, J., 2002, pp. 146-147; Lladonosa i Pujol, J., 1972-1974, I, pp. 222-223; Rius i Serra, J., 1946, pp. 110 y 131; Villanueva Astengo, J., 1803-1852, XVI, pp.159-160.