Sant Miquel de Viladeny
Iglesia de Sant Miquel de Vilandeny
La iglesia de Sant Miquel de Vilandeny se halla en la aldea homónima, en la zona suroriental del término municipal de Navès. Desde la carretera C-26, de Solsona a Berga, se enlaza con la B-420. Aproximadamente en el punto kilométrico 7 se ha de tomar el desvío hacia Gargallà, que, una vez cruzado este pueblo, llega al templo.
Aunque no se conocen noticias directas sobre la iglesia de Sant Miquel, se cuenta con un documento tardío en el que el lugar de Vilandeny es mencionado entre las propiedades que en 1300 vendió Arnau de Pujol al pavorde de Santa Maria de Solsona, Ponç de Vilaró.
En la actualidad, se conserva poco de lo que fue la iglesia románica de Sant Miquel, por lo que el aspecto que ofrece hoy se debe mayoritariamente a la reforma de época moderna, cuando se reconstruyó la nave prácticamente en su totalidad. Recientemente, y según conocemos por fuentes orales, los vecinos de Vilandeny emprendieron trabajos de consolidación de la construcción, rejuntando sillares y repicando el encalado que cubría los muros de la nave.
Únicamente el ábside y el arranque del muro norte de la construcción se deben a la antigua iglesia románica, la cual debió de constar de una sola nave y un ábside semicircular, que es la principal estructura que hoy persiste. Su paramento exterior es liso y en él se abre una ventana de doble derrame, ligeramente desviada hacia el Norte, coronada por un arco de medio punto monolítico. El alféizar está compuesto por un único sillar, muy alargado, en el que se ha tallado el antepecho plano de la ventana. La observación de la parte oriental de la iglesia desde su interior revela que un arco en degradación daba entrada al ábside. Sin embargo, la visión del arco triunfal queda obstaculizada por el muro que separa el espacio absidal de la nave. En el extremo noreste de ésta se conserva –como hemos avanzado– un pequeño paño del muro románico en el que puede observarse, en su parte superior, el arranque de la bóveda, por lo que podemos deducir que la cubierta del edificio fue pétrea en su totalidad. En época moderna la nave se alzó y ensanchó por su parte meridional, por lo que el ábside queda hoy completamente descentrado.
Los escasos vestigios románicos conservados impiden aportar más conclusiones acerca de la morfología original de la iglesia medieval, amén de dificultar su datación, aunque parece razonable situarla entrado el siglo xii o, incluso, ya en el xiii.
Texto: Montserrat Barniol López - Foto y planos: Antoni Martín Monclús
Bibliografía
Bach i Riu, A., 1988 p. 71; Bolós i Masclans, J., 2006, p. 69; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIII, p. 189; Vidal Sanvicens, M. y Vilaseca López, M., 1979, pp. 162-163.