Castillo de Montagut
Castillo de Montagut
Los impresionantes vestigios del Castillo de Montagut, hoy en severo estado de abandono, se encuentran en el extremo noreste del extenso término municipal de Sant Julià de Ramis, muy cerca del pueblo de Sarrià, en la cima de una de las primeras colinas del macizo de Rocacorba, custodiando la carretera que nace de la antigua Via Augusta y que, desde Girona, lleva hacia Banyoles y Besalú. Los vestigios de la antigua y monumental fortaleza de Montagut se encuentran medio ocultos por un bosque de encinas y altos pinos, a la espera de una merecida y extensa prospección arqueológica del lugar, hasta hoy poco estudiado.
Las fuentes documentales consultadas no hacen mención del castillo de Montagut hasta el siglo xiii, aunque sus gruesos muros y la presencia en varios puntos de opus spicatum permiten pensar en un origen antiguo de la fortaleza, que estaba situada en un punto estratégico y que muy probablemente se vinculaba al Castellum Fractum de la cima de la montaña de Sant Julià. En este sentido, parece relevante mencionar el testamento de 1087 firmado por Athanolf, noble afincado en el castillo de Medinyà y propietario de tierras y lugares muy cercanos, entre ellos un alodio en Montagut que lega al monasterio de Sant Pere de Galligants.
El castillo en sí aparece citado por primera vez en un documento del año 1282 por el que “Dalmau Xatmar, señor de Madinyà, firma a Pere, abad de Sant Pere de Galligants, por razón del castillo de Montagut, el diezmo de la parroquia de Sant Vicenç (…) entre otras retenciones”. Tres años después, en 1285, tras la invasión de las tropas francesas del rey Felipe el Atrevido, el rey Pedro el Grande confía el castillo al noble Jofre de Foixà. Posteriormente, el castillo y sus dominios fueron vendidos por éste al monasterio de Sant Pere de Galligants de Girona. En una letra de 1365 se menciona por primera vez la “capilla del castillo de Montagut”, de origen anterior, dónde se autoriza a celebrar misa al rector de Sarrià; en documentos similares de 1402, 1403 y 1406, se indica que es parroquia de Sant Julià de Ramis. Sabemos que estaba dedicada a Santa Maria y que en dicha capilla existía un beneficio a nombre de Francesc Martí, anterior al siglo xv, que administraba el obispado de Girona y, hasta 1580, el monasterio de Galligants.
Mientras en el censo de 1370, el castillo figura entre las propiedades del abad de Galligants, como apunta J. Pla Cargol, la propiedad o el dominio de la fortaleza debió pasar a manos de la Corona; en 1385, el rey Pedro el Ceremonioso confía la defensa del castillo de Montagut a Bernat des Prat y a Pere sa Garriga, encargados de la defensa del castillo contra las compañías francas que se hallaban ya en el Empordà; se les manda construir “el foso del castillo, torres vigía y otras cosas necesarias”. Ya en el siglo xv, en 1412, consta que se instaló en el castillo la guardia de Girona. En 1465 es tomado por los remensas, luego expulsados de la fortaleza por las fuerzas de Girona que retomaron el lugar.
Del antiguo castillo de Montagut se conservan, en medio de una densa vegetación enzarzada y boscosa, sobre profundos valles excavados en la roca madre, importantes restos del los dos recintos fortificados, importantes vestigios de sus dependencias y murallas, coronados en la cima por la monumental torre maestra de planta cuadrada y tres pisos de altura que aún resiste en pie, totalmente abandonada. El conjunto arqueológico pendiente de una debida excavación se organiza entorno a la gran torre del homenaje o maestra, cuyos vértices (no las fachadas) orienta hacia los cuatro puntos cardinales.
A juzgar por los elementos conservados in situ podemos distinguir, por lo menos, tres etapas constructivas. La parte baja de la torre de planta rectangular, que mide en su interior unos
Dicha torre, que se conserva aún en pie, se encuentra desde tiempo atrás, en estado fragmentario, pues el ángulo sur y buena parte del paño suroeste de la construcción se han perdido completamente, permitiendo, eso sí, apreciar las características constructivas de sus diferentes niveles superiores y sobre todo de la cubierta abovedada que divide el segundo y el tercer nivel, cuyo paramento corresponde a una segunda fase en la que se habría alzado la torre varios metros por encima del primer nivel, coronando la construcción con un almenado con saeteras en su interior y un mirador o matacán dispuesto en el muro noroeste, cerca de la esquina norte de la torre.
El cuerpo superior de esta torre junto al recinto amurallado anexo a esta que delimita un recinto soberano de planta rectangular entorno a la gran torre maestra, la cual se encuentra integrada en el muro sur este de este recinto; según la historiografía corresponderían a una segunda fase, que deberíamos fechar entorno al xi-xii, imposible de confirmar sin una buena prospección arqueológica. El interior de los muros conservados de este recinto soberano, cuyo paramento es a base de losas de piedra del lugar algo más regulares, unidas también con argamasa, presentan evidencias de techumbres de diferentes alturas correspondientes a dependencias hoy desaparecidas. En la base de los gruesos muros conservados a levante de la torre se disponen varias saeteras que derraman hacia el interior con grandes sillares desbastados regularmente formando ambas jambas y el dintel. Exteriormente el paramento de estos mismos muros se levanta con sillares escuadrados y de mayor tamaño, dispuestos en hiladas más o menos regulares, con presencia ripio de la misma piedra rellenando las juntas, siendo el paramento únicamente interrumpido por la presencia de estrechas saeteras dispuestas en dos alturas, en zigzag. En este mismo muro, algo desplazada hacia el norte se abre una gran puerta de acceso al recinto soberano, en el intradós de sus montantes se distingue el profundo agujero cuadrangular para la balda, y sobre el gran vano, perdido el dintel, dos ménsulas de piedra sobresalen indicando un soporte.
A un nivel más bajo, se alzan aún los muros de un ancho recinto amurallado que defendía la fortaleza junto al valle excavado en la roca y que tenía su puerta de acceso en el lado de noroeste. Estas segundas murallas, parte de un recinto inferior y de mayor perímetro, conservan buena parte de su alzado en el lado oeste y norte junto al foso, con varias aperturas saeteras repartidas estratégicamente en sus muros, muy estilizadas y con un ancho derrame en el interior, dispuestas junto a las esquinas de la construcción, y profusas en los muros que custodian la puerta de entrada. Desde el interior se aprecian los eslabones de acceso a la parte superior de las murallas, dónde había un paso de ronda. Dentro de este primer recinto, entre la maleza, escalonadas y en distintos niveles, se distinguen muros de otras dependencias del mismo castillo, también con saeteras, dispuestas entorno a una cisterna, en cuya cubierta, entre la vegetación, se encuentra abierto un agujero de un metro de diámetro aproximadamente.
Texto y fotos: Annaïs Pascual Alfaras
Bibliografía