Santa Eulàlia de Crespià
CRESPIÀ
El municipio de Crespià se sitúa en la parte norte de la comarca del Pla de l’Estany. Su territorio tiene una extensión de 11,11 km² y está situado a 138 m de altura. El municipio limita, al Norte, con Cabanelles, al Este con Navata y Vilademuls, al Sur con Esponellà, y al Oeste con Serinyà y Maià de Montcal. Tiene agregados los núcleos vecinales de Llavanera, Pedrinyà, Pompià y el Portell.
El territorio de Crespià tiene un notable interés arqueológico, destacando el importante yacimiento de un poblado prerromano en el lugar del Portell o el Castellar, cuya actividad de hecho perdura hasta la época romana republicana. El primer documento medieval referido a Crespià tiene fecha del año 834 y por él Carlomagno cede a la iglesia de Girona la villa de Crispinianus. En años posteriores (844, 881 y 922) el topónimo aparece en varios preceptos reales, así como en una bula del papa Silvestre II del año 1002, como posesión de los obispos de Girona. En el año 1019 este dominio pasa a la canónica de la sede gerundense. Se conocen asimismo numerosas noticias posteriores de los derechos del obispado y sus instituciones sobre el término y la parroquia de Crespià. Actualmente es un núcleo rural con una población de 268 habitantes.
Iglesia de Santa Eulàlia de Crespià
Presidiendo la pequeña plaza mayor del pueblo de Crespià encontramos la iglesia de Santa Eulàlia, que tiene adosado un edificio que antaño fue su sacristía y que hoy actúa como un manso.
Las primeras noticias que conocemos sobre este templo aparecen en un documento del año 1151 en el que se nombra el lugar de Santa Eulàlia, identificable muy probablemente con Crespià. Pese a ello, en los primeros documentos del siglo xii la iglesia aparece bajo la advocación de san Marcos. En el año 1131, Bn. Adalbert definió al obispo aquello que poseía en la parroquia de Sant Marc de Crespià, que además fue una de las iglesias que Guillem Ademar restituyó al obispo en el año 1156. Se ha dicho que la iglesia de Crespià fue consagrada en el año 1163 por el abad de Sant Pere de Besalú, Bernat II, aunque no se han precisado las fuentes ni los motivos por los que la advocación pasó a santa Eulalia. En el año 1278, el obispo Pere de Castellnou, en su testamento, lega plata para un cáliz destinado a este templo. La iglesia figura en las Rationes decimarum de 1279 y 1280, así como en los nomenclátores diocesanos del siglo xiv y posteriores.
El edificio originario de Santa Eulàlia de Crespià ha sido objeto de notables modificaciones que ocultan parcialmente su estructura románica. Inicialmente, el templo constaba de una sola nave rematada con un ábside semicircular. En época moderna, entre los siglos xvi y xvii, fue objeto de una ampliación con la que se anexaron dos colaterales, que interiormente están configurados por tres capillas intercomunicadas en cada lado. Por lo tanto, en la actualidad, el templo se estructura con una nave central de origen románico y otras dos laterales de construcción posterior. Junto con las ampliaciones citadas, cabe remarcar el sobrealzado del ábside para convertirlo en una construcción parecida a una torre de defensa, así como que en el lado de levante fue añadido un edificio destinado a sacristía, en cuya puerta puede leerse la fecha 1642. En el ángulo de mediodía se construyó una torrecilla con ladrillo que rompe con la uniformidad que presta la obra de piedra con que está hecha todo el edificio. El campanario, situado en el ángulo Noroeste, consistente en una robusta torre de planta rectangular de altura no muy acusada, que corresponde también a una construcción de época posterior.
La que se puede considerar la parte de la fábrica románica del edificio de Santa Eulàlia de Crespià, bien visible, por ejemplo, en la fachada occidental, está hecha con grandes sillares, perfectamente escuadrados, bien alineados y ajustados a soga y tizón. La portada principal, en el mismo alzado oeste, corresponde también a la fase constructiva románica. Presenta cuatro arquivoltas de medio punto en degradación. Los arcos están constrituidos con grandes dovelas y los brancales son de piedra bien trabajada. Los arcos –el exterior con un guardapolvo moldurado- arrancan de una línea de impostas moldurada que resigue horizontalmente todo el conjunto. El intradós esta cegado y se sitúa sobre un dintel monolítico. Sobre la puerta se abre un ventanal de posible factura posterior, con arco de medio punto con dovelas molduradas. Encima del arco observamos un guardapolvo con un friso dentado y por encima de éste una ménsula con una figura humana y otros motivos ornamentales en relieve. Por sus características arquitectónicas, este edificio, en su parte original, responde a una tipología muy difundida en los condados catalanes nororientales, en un momento en que el románico se muestra evolucionado, por lo que se puede fechar hacia la segunda mitad del siglo xii o principios del siglo xiii.
Entre los años 1973 y 1975 este edificio fue objeto de unas obras de consolidación a cargo de los servicios de la Diputación de Girona, que consistieron, básicamente, en el derribo de algunas estructuras añadidas en época moderna, el arreglo de la cubierta y el repicado interior de los muros. Hacia el año 2005 se efectuaron las últimas restauraciones del edificio. Actualmente, el interior del templo padece algunos problemas de conservación de la cubierta a causa de la humedad, lo que amenazan con acelerar el proceso de degradación.
Lipsanotecas
El Museu d’Art de Girona conserva dos lipsanotecas de madera procedentes de Santa Eulàlia de Crespià (núm. inv XXX y XXX) Este tipo de objeto litúrgico consiste en un recipiente con tapa utilizado para contener reliquias y tuvo su auge durante el período románico. Una de las dos lipsanotecas, de la que únicamente se conserva parte del recipiente, corresponde a un tipo de caja rectangular con las paredes lisas. No se observa ninguna ranura que se usara para encajar la tapa y tampoco conserva indicio alguno de decoración. En definitiva, se trata de una caja estrictamente funcional, que por sus características se podría fechar en un momento no posterior al siglo xii.
La segunda lipsanoteca se conserva en mejor estado. Se trata de un recipiente de álamo con forma rectangular realizado en una sola pieza. Al igual que la anterior, tiene las paredes lisas y no conserva decoración. Tampoco presenta ninguna ranura para encajar la tapa. Pese a ser difícil precisar una datación, ésta se podría situar en el siglo xii.
Texto: Almudena Montenegro Gallardo – Fotos: Miquel Galovardes Mila – Plano: Modesto Carreras Cort
Bibliografía
AA.VV., 2005, p. 332; Badia i Homs, J. y Olavarrieta i Santafè, J., 1987, pp. 117-119; Badia i Homs, J. y Olavarrieta i Santafè, J., 1991, pp. 90-95; Catalunya Romànica, 1984-1998, V, pp. 422-424; Marquès i Planagumà, J. M. , 2000, p. 67.
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