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Vista meridional de Sant Sadurní de Fustanyà

Identificador
17043_03_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.340000, 2.170000
Idioma
Autor
Martí Beltrán González
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Sadurní de Fustanyà

Localidad
Fustanyà
Municipio
Querablbs
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Sadurní de Fustanyà

Descripción

Iglesia de Sant Sadurní de Fustanyà

 

La iglesia de Sant Sadurní está situada en el agregado de Fustanyà, desde donde hay una espléndida vista panorámica del valle de Ribes. En la actualidad, este pequeño núcleo de población está prácticamente deshabitado, a excepción de un establecimiento de turismo rural situado en el manso que preside el lugar. Para llegar hasta la iglesia debe seguirse una pista asfaltada que nace apenas unos metros antes de llegar a la población de Queralbs, cruzando el puente sobre el río Freser, y luego tomar un desvío señalizado que conduce directamente al vecindario.

 

El primer asentamiento de la parte alta del valle de Ribes fue muy posiblemente en el lugar de Fustanyà, cuyo topónimo parece derivar del nombre propio latino Fustinius o Fustinianus, quizás el propietario de algún primitivo asentamiento ganadero en la zona. La mención más antigua al lugar se remonta al acta de consagración de la Seu d'Urgell, fechada en el año 839 aunque redactada seguramente a finales del siglo x o a principios del xi. De hecho, la primera referencia temporal fiable aparece en la documentación de la vecina iglesia de Sant Jaume de Queralbs, que en el año 978 fue consagrada in subdiccione sancti Saturnini martir Cpisti qui in eodem parroechiam fundatus aparet, nuncupata Fustiniano. Existe una mención del año 1103 según la cual el monasterio de Sant Martí del Canigó tenía propiedades en el lugar, posiblemente como resultado de la actividad de los condes ceretanos en la zona.

 

Con el paso de los siglos, el núcleo primitivo de Fustanyà se despobló en favor de los agregados vecinos del Serrat y Queralbs, de cuya parroquia dependió como sufragánea la iglesia de Sant Sadurní a partir del siglo xv. Debido al gran seísmo del año 1428, especialmente virulento en esta zona, la estructura de la nave del templo debió resultar gravemente dañada. Las pinturas murales de principios del siglo xvi son testimonio de las reformas que se sucedieron, en las que se levantó la bóveda apuntada que se conserva en la actualidad. El campanario de planta cuadrada también es fruto de modificaciones posteriores; tanta es la diferencia entre la obra moderna y la románica que incluso la tradición popular inventó la leyenda de que el ábside de la iglesia fue construido por las hadas del bosque.

 

En los años ochenta del siglo xx, la iglesia fue objeto de una restauración por parte de la Diputació de Girona. Durante las obras se constató la existencia de ocho espacios destinados a sendas vigas de madera, que habrían pertenecido a un antiguo pórtico similar al que todavía ostentan algunas iglesias pirenaicas (por ejemplo Sant Joan de Caselles, en Andorra). Durante las excavaciones arqueológicas que se desarrollaron entre los años 1982 y 1983, necesarias para determinar la existencia de un posible nártex en la entrada de la iglesia, fueron descubiertos los restos de un cementerio medieval, la denominada necrópolis de Fustanyà, que tras su estudio fue de nuevo cubierta. En ella se encontraron diversas tumbas datadas entre los siglos xi y xii, además de numerosos restos de cerámica.

 

La iglesia de Sant Sadurní presenta una estruyctura de nave única, con ábside semicircular en la cabecera y el ya mencionado campanario de factura moderna, cubierto a cuatro aguas, en la parte occidental. El ábside presenta un tamaño menor al ancho de la nave, lo que unido al diferente aparejo utilizado parece indicar la existencia de dos etapas de construcción diferenciadas. En cuanto a su decoración, el ábside presenta una gran lesena en cuyo interior se encuentra una ventana de derrame doble de gran tamaño, perfectamente centrada hacia oriente. En la parte superior del mismo hay unas pequeñas ménsulas soportando el peso de una cornisa decorativa, que continúa su recorrido por el resto de la nave a mucha mayor altura y sin ningún tipo de sustento. La parte inferior de la lesena esta formada por sillares con un ángulo inclinado, que en este caso continúan por el resto de la nave a mucha menor altura. En el interior del templo también se aprecia la distinta fábrica del ábside, decorado con una cornisa que se interrumpe abruptamente para continuar en los laterales a mayor altura. La bóveda apuntada que cubre la nave parece ser obra de las reformas del siglo xvi, hipótesis que confirmaria la fecha de 1508 que aparece en las pinturas murales conservadas. En los muros laterales de la zona del presbiterio hay dos pequeñas capillas laterales, cubiertas por sendos arcos de medio punto

 

En el muro meridional, y bajo un nártex de madera recientemente construido, se encuentra la entrada, que presenta una interesante puerta con herrajes decorativos de origen posiblemente románico. La puerta de entrada, con estructura en arco de medio punto, se encuentra situada entre tres arquivoltas degradadas, montadas a base de grandes sillares en los laterales y pequeñas dovelas en la parte superior; todas ellas planas y sin ningún tipo de adorno. A la derecha de la entrada se abre una pequeña ventana de derrame doble, coronada por un gran sillar tallado en forma de arco de medio punto. La parte superior del muro occidental presenta también una estrecha ventana de derrame doble, cuya apariencia actual es resultado de la reciente restauración y sustitye a una ventana en ojo de buey de época posmedieval. La iluminación de la nave se completa con dos ventanas en su cabecera, una de derrame doble y mayor tamaño situada en el ábside y otra de derrame simple situada en la parte superior de la fachada.

 

El aparejo de la nave está formado por grandes sillares perfectamente tallados y colocados de forma ordenada, estructura típica del siglo xii que proporciona al templo una mayor perfección constructiva que la vecina iglesia de Sant Jaume de Queralbs. Este aparejo contrasta con el utilizado en el ábside, de menor tamaño y perfectamente alineado, que podría datar del siglo xi. El material utilizado en ambos casos es una piedra de gran calidad, parecida al mármol, posiblemente obtenida del lugar conocido como el Roc de Sant Serní y que también fue utilizado en la construcción de la galería porticada de Queralbs. El campanario moderno presenta un material constructivo rústico y poco elaborado, a base de piedra sin tallar, de forma similar al utilizado en las iglesias de Queralbs y del Serrat. De esta forma, la iglesia habría adquirido su aspecto actual gracias a una primera construcción del siglo xi, que posteriormente seria ampliada avanzado el siglo xii, reaprovechando algunos materiales como cornisas o sillares angulados. El silencio documental sobre las consagraciones del templo no permite corroborar esta hipótesis, aunque a la luz de las aportaciones aquí expuestas parece claro que no fue construido en una sola etapa ya en el siglo xii.

 

 

Herrajes de la puerta de entrada

 

Uno de los elementos más interesantes de la iglesia son los herrajes que se conservan en la portada, que por su tipología típica de la zona sur de los Pirineos probablemente son originales de la ampliación del siglo xii. La puerta consta de dos grandes batientes del mismo tamaño, atravesado cada uno de ellos por tres estrechas franjas verticales. Cada franja presenta una decoración incisa de motivos en zigzag entre dos y dos líneas de margen, que se repetirá en todos los elementos presentes de hierro forjado. Los dos espacios por batiente que quedan entre las franjas verticales están adornados por nueve haces horizontales de hierro forjado, presentando en sus extremos dos volutas simples. La decoración de la puerta se completa con una anilla o tirador circular con base en forma de estrella de múltiples puntas.

 

Texto y fotos: MARTÍ BELTRÁN GONZÁLEZ – Planos: CONCHITA RUIZ TERRADILLOS

 

 

Bibliografía

 

Baraut i Obiols, C., 1986, pp. 101-102; Cirici, A., 1975, pp. 5-10; Delcor, M., 1976, pp. 145-156; Catalunya Romànica, 1984-1998, X, pp. 188-190; Olivera i Lloret, C. et alii, 2006, pp. 146-147.