LA PARROQUIA DE SANTA IRENE se halla casi al cabo de esa única calle. Es un edificio levantado en mampostería granítica, con esquinales y vanos de sillería, compuesto por cabecera semicircular y tres naves, más larga y alta la central, que está separada de las laterales por dos arcos de medio punto a cada lado. A poniente se levanta una espadaña, a la que se accede por una escalera de caracol ubicada en el pórtico, que se sitúa en el lado norte y protege a la portada. A septentrión del cuerpo de naves se adosa la sacristía, fechada en 1890, y a mediodía el baptisterio. No es un edificio que tenga caracterizaciones estilísticas muy claras, aunque casi todo él parece de construcción posmedieval; sólo la portada y tal vez el muro del ábside parecen remontarse hasta los tiempos del románico. El ábside es de planta semicircular, con zócalo ligeramente avanzado y muro macizo, de mampostería revocada. Carece de alero y exteriormente está desprovisto de cualquier otro elemento significativamente románico que no sea su forma. En el interior está revocado, cubierto por bóveda de horno con cinco nervios que apoyan en ménsulas, todo ello fechable en el siglo XVI, como el arco que separa ábside y presbiterio. La portada, de sillería granítica, se halla en el tramo de la nave central que avanza hacia poniente sobre las laterales, inserta en el muro norte. Morfológicamente es una obra románica pero sin duda está remontada, conformándose mediante arco de medio punto doblado, con sencillas dovelas de perfil cuadrangular y chambrana de listel y chaflán. Las arquivoltas descansan sobre pilastras muy poco ortodoxas, con las externas de menor luz que el arco, careciendo por completo de impostas, un esquema que no obstante recuerda al de los arcos que decoran una pila bautismal conservada en el museo de la concatedral de San Pedro de Soria. En definitiva, este templo parece que sufrió una profunda transformación durante el siglo XVI, reutilizando algunos elementos románicos y quizá conservando parte de la estructura de la primitiva cabecera, en la que desde luego se renovó también su abovedamiento. Es éste un sistema curioso, que reproduce otros muy anteriores, principios del siglo XIII, imitando el modelo de la capilla mayor de Moreruela -lo que quizá sí relacione este lugar con aquel Ficarola dependiente de ese monasterio cisterciense-, sin embargo no cabe duda que las nervaduras y ménsulas que hoy vemos fueron construidas en el siglo XVI. Por último, cabe reparar en la pila bautismal, una pieza semiesférica de granito, sin pie, de 103 cm de diámetro y decorada exteriormente con toscos gallones que parece que quieran iniciar un giro helicoidal. La embocadura recorrida por grueso bocel nos remite a una tradición románica, pero en conjunto la pieza parece más bien realización de época gótica.