Iglesia de Santa Maria d’Ovella

El antiguo pueblo de Ovella está situado cerca del km 156 de la N-152 (N-260), a unos 1500 m de altura, en el camino que desciende al barrio de la estación de ferrocarril de La Molina. También se accede desde Alp por la GIV-4082 tomando una pista asfaltada a la izquierda, justo al llegar a La Molina. Se trata de un monumento incluido en el catálogo de bienes a proteger del Plan de Ordenación Urbanística del municipio de Alp.

Se menciona dicha parroquia (Evella) en el acta de consagración de Santa Maria de la Seu d’Urgell, fechada en el 819 pero  redactada entre finales del s. x  y el inicio del s. xi. Se tiene constancia de que, desde 1279 a 1282, la parroquia sostenía dos sacerdotes y, en 1285, Ermengol d’Alp, señor de Ovella, vendió a Pere Cerdà de Puigcerdà por 2.125 sueldos barceloneses los diezmos que percibía de los villares y de dicha parroquia, durante dos años. Asimismo, constan muchos legados de cera y dinero de esta época, lo que confirma la importancia del santuario. Posteriormente, se cita la iglesia en la visita arzobispal de 1312-1314 a la Cerdanya, como una de las parroquias visitadas y que aportó 36 sueldos.

En la actualidad, solo se conservan los restos de la antigua capilla de Santa Maria d’Ovella integrados en los muros de una edificación para el resguardo del pastoreo. La iglesia fue incendiada y destruida por el ejército del duque de Noailles en el siglo xvii. La imagen de la Virgen que la presidía fue trasladada a la capilla de la Torre de Riu, a 3 km de Alp, en el año 1796, por el propietario de la Torre, y posteriormente, en el año 1890, la iglesia fue pasto de las llamas y la imagen destruida. Se conserva una reproducción de ella en la capilla de la Divina Pastora, adosada a la Torre de Riu. También la conocemos por una descripción de Martí Sanjaume.

Santa Maria d’Ovella era una iglesia de una nave, cubierta con bóveda de cañón reforzada por arcos fajones, con ábside semicircular a levante, que inicialmente debía ser prerrománico. Solo se ha conservado la pared meridional, integrada en el muro norte del mencionado corral que actualmente se conoce como “porxo d’Ovella”. El aparejo de este muro es de mampostería, aunque hay una zona (a oriente) con sillares de piedra a escuadra de tamaño mediano, probablemente traída del otro lado del valle, y otra con esquistos de pizarra del lugar, grisácea. Del ábside quedan apenas dos o tres hiladas, pero que denotan la forma semicircular ya referida. En el interior, se aprecia una puerta de medio punto tapiada, así como algunos otros vestigios de difícil interpretación. Se cree que el edificio original podría ser del siglo xi.

Texto y fotos: Montse Jorba i Valero

Bibliografía

Baraut i Obiols, C., 1978, pp. 50-51; Catalunya Romànica, 1984-1998, VII, pp. 78; Gay de Montellà, R., 1949, pp. 56-57; Martí i Sanjaume, J., 1927, pp. 38-41; Mercadal i Fernández, O. et alii, 2011, pp. 44, 48; Salsas, A., 1899, p. 106; Ventosa i Serra, E., 1994-2001, pp. 523-524.