Ermita de Sant Sadurní de Montesquiu

La ermita de dedicada a san Saturnino está situada a 200 m del pueblo abandonado de Montesquiu, en la cima de un pequeño montículo a medio camino entre el antiguo poblado y el Puig de l’Anell, desde donde hay unas bonitas vistas del embalse de Sant Antoni y la cordillera pirenaica. Integrado antiguamente en Orcau, en la actualidad Montesquiu forma parte del término municipal de Isona i la Conca Dellà. Permaneció habitado hasta los años 70 del siglo xx. Puede accederse al lugar por la carretera C-1412b que conduce de Isona a Tremp. Transcurridos unos 7 km, se ha de tomar un desvío a la derecha hacia Orcau, desde donde una pista forestal lleva directamente al despoblado de Montesquiu.

Montesquiu nació al abrigo de su castillo, del que lamentablemente no se conserva vestigio alguno. Tampoco se han conservado noticias documentadas del templo en época medieval. Según consta en el plan parroquial de 1904, la ermita era sufragánea de la parroquia de Sant Urbà de Montesquiu.

En contraste con el ruinoso estado de las casas del pueblo, la iglesia de Sant Sadurní presenta un buen estado de conservación, debido, esencialmente, a los trabajos de restauración realizados en los últimos años. Se trata de un edificio caracterizado por su sencillez y austeridad decorativa, y cuya planta está compuesta por una sola nave y un ábside semicircular. El paramento exterior de este último es liso, y en su lado meridional se abre una ventana cuadrada, con doble derrame y dintel monolítico. Sobre la fachada oeste se yergue un campanario de espadaña con un ojo del que se ha perdido la parte superior. Por debajo, se abre un alargado vano rectangular y la puerta de acceso al interior, resuelta en arco de medio punto y con dovelas de gran tamaño. La esquina septentrional del frontis fue reforzada mediante un estribo de perfil triangular. Ya en el interior, la nave y el ábside se cubren con bóvedas de cañón apuntada y de cuarto de esfera, respectivamente. Un grueso arco fajón, también apuntado, y apoyado en potentes pilastras, delimita dos tramos en la nave. El interior del ábside queda oculto por un retablo barroco. El aparejo utilizado está compuesto por sillarejo dispuesto en hiladas que no siempre mantienen la horizontalidad. En las dovelas de la portada, moldura superior del ábside y en la ventana de éste, se utiliza la piedra toba. A pesar de la carecer de noticias sobre el edificio y de cualquier elemento que facilite la determinación de su cronología, se ha datado en el siglo xii.

Texto y fotos: Daniel Altisent

Bibliografia

Bellmunt i Figueres, J., 2000, pp. 45-46; Bertrán Cuders, J., 2007, pp. 69-70; Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, p. 410.