Sant Romà de La Coma de Nabiners
RIBERA D’URGELLET
Iglesia de Sant Romà de La Coma de Nabiners
La Coma de Nabiners es un despoblado que custodia la orilla izquierda del torrente de La Freita, en una pequeña llanura a media altura de las sierras de La Coma y La Freita. El accesso no reviste especial dificultad, a excepción del último tramo de pista, cuyo trazado desaparece progresivamente a raíz del escaso tráfico, lo que hace preferible que sea recorrido a pie. Así, para subir a La Coma es necesario tomar el camino del Rec, que arranca desde Les Bordes d’Arfa hacia el Sur, siguiendo el torrente de La Freita. Tras pasar Cal Joan, una pista de fuerte pendiente arranca hacia el Noroeste poco antes de cruzar el torrente, y conduce directamente hacia La Coma. La iglesia de Sant Romà se encuentra en el Noreste del lugar.
El topónimo de Nabiners no es infrecuente en la documentación altomedieval, especialmente alrededor del año 1000 y a lo largo del siglo xi. Sin embargo, esta iglesia no se encuentra propiamente en el lugar de Nabiners, sino en La Coma, siendo ambos lugares mencionados de forma más esporádica en las fuentes conservadas, siempre como referencias para la delimitación de terrenos. La mención más antigua de La Coma se remonta a 987 y, exceptuando otra referencia fechada en 1064, no se han conservado otras menciones a este lugar. La iglesia de Sant Romà es citada en documentos de 1007 y 1009. En todas estas ocasiones, las referencias son de carácter topográfico, para trazar los límites de varios alodios.
Identificada como Sant Esteve de La Coma por Vidal y Vilaseca, la iglesia de Sant Romà, en un estado de conservación ciertamente agravado en época reciente por el abandono del núcleo de La Coma, es un templo que si bien su existencia se remonta al siglo xi, ha sido objeto de profundas intervenciones y modificaciones en época moderna. Se trata de una iglesia formada por una sola nave rectangular y un ábside semicircular más estrecho y de menor altura que aquélla, a la cual se abre sin servirse de elementos que articulen su transición. El ábside, cuya estabilidad está seriamente amenazada por la presencia de una gran grita vertical en su lado sur, presenta dos fases constructivas claramente visibles desde el exterior, pues aún conserva un tramo de la cubierta original. La mayor parte de la estructura fue reconstruida a la vez que la cavidad absidal era ligeramente recrecida. Así, mientras que exteriormente la estructura no presenta irregularidades destacables, en el interior ni el espacio absidal es completamente semicircular ni la bóveda presenta una geometría regular, de tal modo que si aparentemente está precedido por un arco de triunfo de menor altura, éste corresponde realmente a la parte conservada del ábside original. Se cubre la cabecera con un tejado troncocónico de losas. Por su parte, la nave, que fue recrecida en época moderna mediante la adición de una altura, se cubría con una techumbre de madera sobre la que se situaba un tejado de losas de piedra a doble vertiente, estructura que, tras su colapso, ha dejado al descubierto este ámbito. Está iluminada gracias a una pequeña ventana cuadrangular en el flanco suroriental. A la fachada occidental, sobre la que se eleva una espadaña de dos ojos, se le adosó una galería a modo de nartex, que contaba con dos arcos de medio punto con las dovelas a sardinel aún visibles en los extremos norte y sur. Posteriormente, la misma fue cegada y recrecida, con lo que pasó a ser la actual fachada occidental, en la que se abre la puerta, de arco de medio punto, mientras que la parte baja de la fachada anterior fue tranformada en un gran arco rebajado. El estrecho espacio resultante entre ambas estructuras permitía el acceso a la parte alta de la construcción, iluminada gracias al vano cuadrangular aún conservado en el muro meridional y practicable a través de la puerta abierta en la parte baja de la espadaña.
La construcción es irregular, más robusta en la parte baja, en la que se emplea un aparejo que se muestra desordenado en aquellas partes donde no se conserva el enlucido moderno, presente tanto en el interior como en el exterior. La lectura de los muros permite identificar las fases constructivas descritas: el recrecimiento de la nave, la refacción del ábside y la ampliación del conjunto hacia el Oeste. La mayor parte de estas intervenciones se realizaron sirviéndose de un aparejo tosco, ligado con barro.
Las sucesivas reformas y ampliaciones del templo revelan que éste mantuvo el culto durante la época moderna, quizá hasta el abandono de La Coma. La construcción del edificio podría situar en el siglo xi, sin que se pueda precisar mucho más.
Texto: Esther Solé Martí/Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Esther Solé Martí
Bibliografía
Baraut i Obiols, C., 1980, pp. 41-42, 128-129 y 140-141; Baraut i Obiols, C., 1983, pp. 132-134; Catalunya Romànica, 1984-1998, vi, p. 304; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1977, pp. 173 y 176.