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Vista general de Sant Esteve de Palau Sardiaca

Identificador
17119_03_010
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.180000, 2.970000
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Esteve de Palau Sardiaca

Localidad
Palau de Santa Eulàlia
Municipio
Palau de Santa Eulàlia
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Esteve de Palau Sardiaca

Descripción

Iglesia de Sant Esteve de Palau Sardiaca

 

La iglesia de Sant Esteve está situada en una suave elevación en el vecindario de Palau Sardiaca, cercano al río Fluvià y a unos 200 m al noreste del pueblo de Santa Eulàlia. Se encuentra en un recinto privado que incluye las ruinas del Palau o Castell Sardiaca y el manso de la familia propietaria.

 

El lugar aparece ya mencionado en el año 976, en una donación del conde Gausfred al monasterio de Sant Pere de Rodes. Más adelante, en el año 1066, se vuelve a citar en el acta de consagración de Sant Miquel de Fluvià. El templo consta en los nomenclátores de la diócesis de Girona del siglo xiv. Sabemos que en el siglo xvii se encontraba en un estado de abandono que perduró hasta los años 60 del siglo pasado, cuando la familia propietaria eliminó el tabique de ladrillo que separaba la nave, que se estaba usando como pajar. Se procedió entonces a la reparación y consolidación de las partes más dañadas de la iglesia, que al parecer pertenece a la misma familia desde 1835; aunque actualmente se celebra culto en ella, puede visitarse si se solicita.

 

Se trata de un edificio de planta rectangular en el que podemos identificar tres cuerpos. El primero lo forma la nave del templo, de 13 m de largo por 3,60 m de ancho en la fachada de poniente y 3,75 m en la zona del crucero. El segundo cuerpo se estructura a a modo de transepto elevado, siendo de la misma anchura que la nave pero cubierto con bóveda de cañón perpendicular a la de aquella; dicho cuerpo está separado tanto de la nave como del ábside por sendos arcos, que se sustentan en pilares adosados al muro. El tercer cuerpo es la cabecera del templo, un ábside de planta ligeramente trapezoidal, precedido por un arco triunfal.

 

Llaman la atención los sillares grandes y de buena factura que forman los montantes que sostienen tanto el arcos triunfal como el arco fajón del transepto. Del mismo modo, dichos arcos, que son ligeramente ultrapasados, están formados por sillares igualmente bien labrados en disposición adovelada.

 

Las piezas más relevantes del interior son las impostas que marcan el arranque de los arcos mencionados. Se trata de bloques de piedra monolíticos, cortados a bisel y decorados con motivos geométricos en horizontal, alterando cordones o molduras trenzadas con otras de media caña. Este tipo de impostas decoradas está presente en otras iglesias de la misma época, que podemos considerar del románico inicial, como Sant Julià de Boada en el Baix Empordà, o como Santa Maria de Vilanant y Sant Feliu de la Garriga, en el Alt Empordà.

 

La iglesia presenta dos puertas de acceso desde el exterior, en los muros norte y oeste, y otra puerta más, en el muro sur, que comunicaba directamente con el anexo palacio del arcediaca. La entrada septentrional, que se ubica en la zona del transepto, presenta modificaciones en su estructura primitiva, que se observan fácilmente. En origen era una abertura rectangular cerrada por un arco de medio punto adovelado, que, suponemos descansaba en un dintel monolítico que, por la coincidencia de medidas, podría ser el bloque granítico agrietado que está colocado justo debajo de las dovelas citadas. La puerta de la fachada de poniente muestra una estructura similar, pero en este caso el vano es más estrecho y presenta un segundo arco de medio punto adovelado, que perfila el arco principal a modo de extradós y está formado por pequeñas piedras sin formar relieve. La puerta de comunicación con el palacio, en el costado sur, tiene la misma estructura y dimensiones que la ya citada, del frontis, pero presenta la particularidad de contar, en sus jambas, con dos grandes bloques de piedra arenisca con visibles marcas de cantero. Cabe destacar también la existencia de otra puerta en el muro sur, tapiada, en la zona del transepto. En la parte superior de ambos accesos se conservan canecillos en bocel lisos, que debía sustentar un pórtico.

 

El templo posee cuatro ventanas de doble derrame y arco de medio punto, adoveladas, situadas en el centro y lateral de mediodía del ábside, en el muro sur y otra más en la fachada de poniente. Las dos ventanas del ábside presentan un extradós sin relieve, similar al de los de las puertas ya mencionadas. Añadimos también que quedan restos de lo que fue la cornisa biselada que, a modo de alero, estaba presente en los muros laterales.

 

En el interior, cabe destacar la zona del presbiterio, pues en cada uno de sus tres lados se aprecian lo que fueron dos arcos ciegos de medio punto que descansan en pilastras adosadas. El deficiente estado de conservación de los mismos hace difícil su interpretación y datación. Igualmente son objeto de controversia los dos arcos tapiados que se observan en los muros interiores sur y este, en la zona del crucero, que parecen corresponder a una etapa inicial del edificio pero de los cuales se desconoce la función 

 

El aparejo estáformado por cantos de río de tamaño mediano, colocados en lo que podríamos llamar hiladas seguidas. No obstante, en la parte superior del edificio y en el exterior de los muros, estos cantos se alternan con sillarejo de piedra arenisca, que atribuimos a una etapa posterior. Las esquinas están formadas con sillares de piedra arenisca, de buena factura, los cuales se utilizan también en los pilares que sustentan los arcos interiores, así como en las jambas y las dovelas de las puertas.

 

Nos ha llamado la atención la cámara que se encuentra bajo la nave. A pesar de que actualmente se accede desde el patio del palacio vecino, a través de una abertura practicada en el muro sur, pensamos que anteriormente sólo se accedía por una abertura, hoy tapiada, que se encuentra en el centro de la nave, cercana a la puerta occidental. Esta cámara es una estructura rectangular cubierta con bóveda de cañón, sin más aberturas que la ya mencionada en la bóveda y la posterior del muro sur. Sus muros son a base de sillares de piedra arenisca, de diversos tamaños y trabados con mortero de argamasa.

 

Hay varias teorías para justificar su emplazamiento y utilidad. Para unos podría tratarse de una antigua mazmorra relacionada con el palacio, que aparece mencionada en algunos documentos sin especificarse su ubicación. Para otros, estaría relacionada con los depósitos donde se almacenaban las rentas en forma de cereal que percibían los arcedianos. Otra posibilidad que se apunta es que pertenezca a la estructura de una primitiva iglesia de época visigótica, pues no puede tratarse de una cripta ya que no está ubicada bajo el presbiterio. No cabe duda de que para despejar estas hipótesis sería necesaria una intervención arqueológica que, de momento, no parece posible.

 

Después de un análisis pormenorizado de la fábrica edificio y de estudiar la documentación existente, pensamos que la iglesia es un edificio prerrománico en su origen, que nos atrevemos a fechar entre los siglos ix y x. Posteriormente, con la construcción del palacio del arcediano (que suponemos entre los siglos xii y xiii), el templo habría sido objeto de alguna remodelación, a la que habría que añadir otra posterior hacia el siglo xvi.

 

Ara de altar

 

Cuando en el año 1964 se estaba procediendo a la limpieza de la iglesia, apareció un ara de altar que con toda probabilidad debe ser la primitiva del templo. Actualmente se conserva en las dependencias del Mas Batlle, fragmentada en tres partes.

 

Se trata de una pieza rectangular monolítica, de piedra arenisca, con unas dimensiones de 140 cm de largo por 83 cm de ancho y un grosor de unos 10 cm. Pensamos que fue obra de un artífice popular, que la talló dejando una sencilla decoración en relieve, a base de una cruz griega patada, con un pequeño soporte, enmarcada por unas bandas lisas que cumplen, además, la función de receptáculo en caso de derramamiento del vino sacro.

 

La forma decorativa de la moldura del marco la encontramos en otra pieza que, procedente de la iglesia de Sant Pere de Juïnes (en la comarca del Pla de l’Estany), se encuentra en el Museu d’Art de Girona. Según Alavedra, estudioso de las aras de altar románicas, podría ser incluso obra del mismo artífice. Ambas aras poseen inscripciones o grafitos de difícil interpretación.

 

Por sus características la podemos datar entre los siglos ix e inicios del xi, si tenemos en cuenta la posible cronología del templo.

 

Palacio-castillo de l’Ardiaca

 

Relacionado con la iglesia, debemos mencionar el castillo palacio del Arcediano que se edificó adosado al muro de mediodía del templo, probablemente en el siglo xiii, pues ya se menciona en el año 1281 (ad terminos de Palacii Archidiacono) como propiedad de los arcedianos de Empúries, que se alojaban en él durante sus visitas a la zona.

 

Aunque Palau Sardiaca pertenecía, dentro de la diócesis gerundense, al arcedianato de Empúries, lo cierto es que por lo menos desde el siglo xiv aparecen como señores jurisdiccionales del lugar los arcedianos de Besalú. Está documentado, por ejemplo, que  Arnau de Soler, arcediano de Besalú entre 1302 y 1326, tenía propiedades en Palau Sardiaca o sus alrededores. Quizás el dominio de los arcedianos bisaldunenses sobre el lugar arranca de este personaje, ya que no hay noticias anteriores..

 

El castillo se encuentra en estado ruinoso, pero conserva vestigios que permiten su datación entre los períodos románico y gótico.

 

Texto y fotos: Montse Jorba i Valero

 

 

 

Bibliografía

 

Alavedra i Invers, S., 1979, pp. 131-134; Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 291-295, 297-298; Barral i Altet, X., 1981, pp. 268-269; Batlle i Prats, L., 1972-1973, pp. 277-314; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, pp. 587-590; Deulofeu i Torres, A., 1961b, p. 59; Montsalvatge i Fossas, F., 1909, p. 309; Oliva i Prat, M., 1962, p. 21; Pons i Guri, J. M., 1964-1965, p. 17; Rivero San José, J. M., 1973.