Mare de Déu de Arbull
Iglesia de la Mare de Déu de Arbull
Situada en medio de la sierra de Montllobar, entre unas casas anexas y los restos del castillo de Arbull, se encuentra esta iglesia dedicada a la Virgen María, templo románico que ha sido reformado y remodelado en varias ocasiones a lo largo de su historia, especialmente en época barroca.
Aunque, desafortunadamente, no se ha conservado documentación que ayude a reconstruir el devenir histórico de esta iglesia, dada su cercanía con el castillo, cabe suponer que, con toda probabilidad, se trata de la antigua capilla que prestaba sus servicios a la fortaleza y al poblado de Arbull, lugar citado ya en 1077.
El edificio está compuesto por un ábside semicircular y una sola nave. Aquél, situado a escasamente 1 m del acantilado, está coronado, bajo la cornisa, por un friso de arquillos ciegos de reducido tamaño, que enmarcan piezas monolíticas semicirculares. En el centro del ábside se abre una ventana de doble derrame con antepecho plano y pequeñas dovelas, algunas de las cuales están realizadas en piedra toba.
El resto de los paramentos exteriores carece de ornamentación. En el centro del muro norte, una sencilla puerta cegada de arco de medio punto es uno de los accesos del edificio primitivo. En este mismo paramento todavía se aprecian varios mechinales. La fachada oeste, presenta signos evidentes de haber sido objeto de distintas reformas. Así, la puerta, desproporcionadamente grande en relación a las dimensiones de la fachada y formada por un arco de medio punto, ha sido rehecha por completo. La integración de este elemento en el paramento se resuelve de forma poco afortunada, pues la disposición inclinada de los sillares situados sobre la puerta contrasta con la horizontalidad del resto de hiladas. También resultado de la reforma de esta parte del templo es el óculo abierto sobre la portada. Se aprecia como el frontispicio fue sobre elevado a ambos lados de la base de la espadaña de dos ojos que lo remata. La techumbre está formada por losas.
En el interior, el ábside y la nave están cubiertos por sendas bóvedas de cuarto de esfera y de cañón, respectivamente. Un estrecho arco presbiterial facilita la transición entre el ambos espacios, de diferente anchura. Dos arcos fajones delimitan los tres tramos en los que se divide la nave. El aspecto interior ha sido alterado de un modo considerable, hasta el punto de hacer irreconocibles los vestigios románicos, que quedan ocultos debajo de la decoración barroca. En los pies del templo se elevó un coro.
Se ha datado este edificio en la plenitud del siglo xi.
Texto y fotos: Daniel Altisent
Bibliografia
Castells Catalans, Els, 1967-1979, VI-II, pp. 1365-1368; Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, pp. 502-503; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1994, pp. 322-324.