Sant Climent de Greixer
Iglesia de Sant Climent de Gréixer
La aldea de Gréixer se encuentra unos pocos km al Oeste de Ger, en la parte sur del término municipal, en el límite del llano. Se accede por la carretera local GIV-4031, que se toma a la salida de Ger; al cabo de unos 3 km, una bifurcación, a la derecha, conduce al pueblo. La iglesia de Sant Climent se encuentra en la parte más alta, junto al cementerio.
Aparece citada como parroquia en el acta de consagración de Santa Maria de la Seu d’Urgell (fechada en el 819, redactada a comienzos de siglo xi). Perteneció al monasterio de Ripoll por cesión del conde Guifré de Cerdanya. En 899, los esposos Guiter y Fruilo, venden al abad Dalgui, al clérigo Radulf y a los monjes de Ripoll, una viña que poseen en la villa de Gréixer. Vuelve a mencionarse en 1076, en el testamento de Guillem, entre las posesiones que deja a Santa Maria de la Seu. Se cita también en los documentos de 1261 que relatan las incursiones del vizconde Arnau de Castellbò y de Roger Bernat II, conde de Foix, contra las posesiones del obispado de Urgell. En su caso, se cuenta que el clérigo fue obligado a pagar un rescate de veinte sueldos. Otro hecho a destacar fue la quema del pueblo y, seguramente de la iglesia. Más adelante, se encuentra entre las iglesias visitadas por los delegados del arzobispo de Tarragona, entre 1312 y 1314.
La iglesia de Sant Climent de Gréixer, que pertenecía al pagus Ollorbitensis, está ubicada en una elevación del terreno que también acoge el cementerio. Se trata de un edificio que ha sufrido grandes transformaciones, que se data en el siglo xii, a pesar de un posible origen prerrománico, que no se podrá confirmar hasta que se lleve a cabo una intervención arqueológica.
El edificio se compone de una nave rectangular, con ábside trapezoidal, que tiene adosado un campanario de torre cuadrangular y una pequeña sacristía, todo ello de época posterior. No posee ventanas, a excepción de una especie de óculo abierto en el frontispicio, y de una ventana de abanico, en el lado de la Epístola, que coincide con la escalera de acceso a la torre. El aparejo de los muros es a base de piedras de esquisto, grisáceas, de tamaño irregular y dispuestas en hileras horizontales, y los muros tienen un grosor considerable, lo que remite a un origen altomedieval, por su similitud con el de otras iglesias de la zona.
La puerta de acceso al templo es estrecha y está situada a poniente, en el muro sur. Está enmarcada por un arco de medio punto, formado por dovelas de mármol de Isòvol, con molduras en caveto que albergan pequeñas esculturas. En ambos arranques, hay sendas medias bolas, y a continuación, cabezas humanas, unas alargadas y otras más redondeadas, algunas barbadas y con pelo a modo de casquete. Coinciden los ojos almendrados y algunas narices alargadas y prominentes. Llama la atención, que de las cuatro dovelas originales en piedra rojiza, en algún momento se substituyó una por otras dos de granito gris. Podría ser que, a causa del incendio de 1261, cediese la dovela, y al reconstruir el edificio, se produjese la substitución, dado que el estilo de las cabezas de estas dos dovelas, difiere un tanto de las demás.
Los batientes de madera de la puerta, están articulados por un quicio, directamente en el pavimento, y un gancho de piedra en la parte superior, donde se encajan los goznes. Dejamos constancia de ello, al ser de los pocos ejemplos que se conservan en la zona. La puerta conserva algunos herrajes, de ejecución un tanto tosca, dispuestos de manera irregular.
En la iglesia se veneraba una imagen de la Virgen con el Niño del siglo xiv, que desapareció en 1936 y que conocemos por fotografías de 1929 y por la descripción de J. Martí Sanjaume. Estaba ubicada en un altar con un fondo que se correspondería con el frontal de altar conservado en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, fechado en el último cuarto del siglo xiii.
Frontal de altar de Gréixer
El frontal de Gréixer (núm. inv. 63766) ingresó en el MNAC en 1964 procedente de la colección Plandiura. Se tiene constancia, a través de Cook y Gudiol, que en 1930 estaba todavía en la iglesia de Sant Climent, ubicado como retablo para cobijar la imagen de la Virgen.
Se trata de una pintura al temple sobre tabla, de 97 x 141 x 5 cm, de forma rectangular, pero no demasiado larga. Está presidido, en el centro, por una gran aureola circular con fondo verdoso- azulado y estrellado, que enmarca la figura de Cristo entronizado en el cielo, simbolizado por las estrellas y los árboles, en actitud de bendecir, sosteniendo el Libro que lleva inscrito su nombre. La escena denota cierta suntuosidad por los adornos citados y por la presencia del Cristo nimbado, vestido con túnica hasta los pies, con escote a caja, bordado. Se cubre con capa que parte del hombro izquierdo. Lo enmarca un cuadrado, cuyos ángulos o enjutas, albergan el Tetramorfo, representado por los símbolos de los evangelistas, que sostienen una pequeña filacteria que los identifica. En la parte superior el ángel de Mateo, a la izquierda, el águila de Juan, y en la parte inferior, el león de Marcos y el buey de Lucas. En los extremos del frontal, cuatro compartimentos distribuidos en dos registros, albergan cuatro Apóstoles, que se dirigen al centro, con una actitud reforzada por la posición de manos y cabezas. Se presentan vestidos como Cristo, sosteniendo, así mismo, las filacterias identificativas. En el registro superior izquierdo, vemos a san Pedro, y en el lado opuesto, Santiago, mientras que en el inferior, encontramos un san Pablo imberbe, y a la derecha a san Andrés. Los registros están separados por bandas, que probablemente, estarían trabajadas con corladura, para darle un aspecto más suntuoso. El marco está decorado con cinco bandas de color, alternando rojo, amarillo, y verde, éste con medias palmetas dibujadas. Todo está interrumpido por cavidades semiesféricas cóncavas, parecidas a las de los frontales de Saga o de Bolvir.
Desde el punto de vista estilístico, destaca el trazo de las figuras que aparecen recortadas, en actitud un tanto dinámica, sobre fondo neutro, estrellado, que alterna el rojo y el verde. Este predominio del dibujo parece indicar un distanciamiento de la estética románica que se identifica con el período anterior al llamado Maestro de Soriguerola, entre el bizantinismo y los ecos del primer gótico. Se trata, en cualquier caso, de una obra tardía, que se ha fechado tanto hacia 1260 como más tarde, hacia finales de siglo xiii o incluso a comienzos del xiv. En cualquier caso debe ser posterior al incendio sufrido por la iglesia de Gréixer en 1261
Texto y fotos: MONTSE JORBA I VALERO – Planos: LAURA MAS TUDÓ
Bibliografía
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