La iglesia de San Miguel se encuentra emplazada en la parte más alta del pueblo. Su situación casi a modo de torre de vigilancia queda todavía más acentuada por el hecho de que el municipio se halle abandonado y en estado de ruina generalizada, siendo el edificio eclesial, tanto por su entidad arquitectónica como por su privilegiado emplazamiento, uno de los que destacan de entre el conjunto urbano, así como dos casas blasonadas que todavía permanecen en pie en las cercanías. La iglesia es un edificio exento, de planta rectangular con nave única dividida en tramos por arcos apuntados que descansan en ménsulas de escaso resalte. Dispone de capillas adosadas en los laterales y remata en cabecera semicircular. El sistema de cubrición consta de bóveda de medio cañón apuntado sobre los fajones descritos, de los cuales uno ha desaparecido ya en la actualidad por el derrumbe parcial de la estructura. El ábside culmina en bóveda de horno apuntada, con sencilla moldura marcando la imposta. Por el exterior remata en cornisa biselada sobre canecillos lisos. Las capillas, por su parte, instaladas a ambos lados del crucero, se cubren con sendas bóvedas de crucería estrellada, lo que evidencia su cronología tardía (siglo XVI). La sacristía se encuentra cubierta por medio de una bóveda de terceletes y la capilla bautismal está bajo arcosolio de arco rebajado. La iglesia posee además un coro alto en la zona de los pies con forjado resuelto a base de rollizos de madera y tablones cuyo frente ha desaparecido por completo. Las medidas totales de la iglesia son 19 m de longitud por 5,1 m de anchura. La puerta principal, dispuesta en el lado de la epístola, se abre en arco de medio punto. Enmarcada por un doble arco concéntrico, contó en su momento con la protección de una cubierta de madera a una sola vertiente de la cual en la actualidad apenas si asoman parcialmente restos de los cabrios de madera que conformaron la base de la estructura. La portada cuenta con un marcado abocinamiento, 1,2 m de luz y 2,3 m de anchura total. Carece de ornamentación: una simple moldura marca la imposta. La fábrica original del edificio responde a las premisas de gruesos muros y pocas aberturas en los paramentos verticales. Únicamente en la zona del ábside, y ligeramente descentrado con respecto al eje longitudinal del templo, se abre un vano de medio punto con un leve abocinamiento hacia el interior. Dicha ventana interrumpe la modesta moldura que diferencia el semicilindro de la bóveda. La acompañan tres vanos más, ya rectangulares y posmedievales, en la zona de los pies de la iglesia, en la capilla del lado del evangelio y el último en el presbiterio. La fábrica de piedra es bastante irregular, incluso en las zonas más relevantes, con alturas entre hiladas que oscilan entre los 20 cm y los 35 cm. El tamaño de los bloques disminuye de manera acentuada en la zona de los pies. Precisamente es allí donde se emplaza la torre, muy esbelta, en el lado del evangelio, con una mezcla de piedra sillar y sillarejo irregular. Su planta cuadrada al exterior y la escalera de caracol adosada que da paso al cuerpo superior, en el cual se albergaba la zona reservada a las campanas, recuerda a la tipología presente en otros templos de localidades próximas como Artieda. El cuerpo de escaleras cuenta a su vez con dos vanos de iluminación. El conjunto del edificio se halla próximo al colapso estructural y desde luego en un estado de ruina avanzado.