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Virgen con el Niño procedente de Mojares

Identificador
19257_25_411n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 4' 5.61'' , - 2º 38' 35.16''
Idioma
Autor
Ezequiel Jimeno Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

Localidad
Mojares
Municipio
Sigüenza
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Edificio (Relación)

Museo Diocesano

Localidad
Sigüenza
Municipio
Sigüenza
Provincia
Guadalajara
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
FRENTE A LA CATEDRAL ROMÁNICA DE SIGÜENZA, en uno de los laterales de la Plaza del Obispo don Bernardo, se encuentra el actual Museo Diocesano seguntino. Ubicado en el palacete renacentista, llamado la “Antigua Casa de los Barrena”, el museo pretende conservar y dar a conocer una importante muestra de arte religioso que llega hasta el siglo XX, además de colecciones arqueológicas y otras manifestaciones artísticas. La historia del Museo Diocesano comienza con la compra del edificio en 1956 por parte de la mitra seguntina que en aquel momento presidía don Lorenzo Bericartua. Tras la recopilación de las piezas almacenadas o expuestas en la catedral y la adecuación del edificio, el museo fue inaugurado por el nuevo Obispo don Laureano Castán en 1968. El Obispo actual, don José Sánchez González, ha incorporado al Museo las últimas novedades tecnológicas y expositivas, con un resultado muy atractivo para los visitantes. Las salas de las que se compone han sufrido modificaciones a lo largo de estos años, incluso se ha conseguido recuperar un lienzo de la muralla medieval que se puede admirar con amplitud. Las tres primeras salas albergan piezas que abarcan desde los períodos prehistóricos hasta la época renacentista, y junto al patio forman un conjunto museístico digno de mención. En la sala uno y dos hay piezas del paleolítico, de época visigoda, así como tallas del período románico y gótico junto con arcos mudéjares. La sala tres contiene piezas góticas y renacentistas, destacando las numerosas tablillas de retablo procedentes de los pueblos de la diócesis. En una pequeña sala contigua a ésta se encuentran dos de las piezas que describiremos más adelante: la portada de la iglesia de Jocar y la pila bautismal de Canales de Molina. El patio interior columnado sirve de eje vertebrador entre la primera y la segunda plantas. En él se ubican la sala seis y el mencionado paño de la muralla medieval. La reciente remodelación permite la adecuada visión de 220 piezas expuestas, una parte de los fondos que custodia el Museo. REY MAGO La pieza se sitúa en la sala correspondiente al románico y procede de Pareja, una localidad de la Alcarria. Tallada en un solo bloque de madera de pino (62 x 12 cm), se encuentra deteriorada por lo que parecen ser restos de quemaduras y repintes que provocaron la desaparición del color original. La escultura representa a uno de los tres magos que formarían en origen la escena de la Epifanía. En su mano izquierda porta un pequeño recipiente alargado, mientras que la mano derecha se encuentra en posición de bendecir. Su disposición alargada, los rasgos angulosos, así como los paños lánguidos de su toga nos hablan de formas bizantinas, al modo de iconos. Todo ello nos ayuda a dar una cronología a la talla en la segunda mitad del siglo XII. PILA BAUTISMAL Procede de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Canales del Ducado, municipio situado al noreste de la provincia de Guadalajara. Actualmente la pila bautismal se expone en la sala de arquitectura del Museo. Se trata de una magnífica pieza, tallada sobre piedra caliza. De estilo románico, se data, al igual que la iglesia románica de Canales, a comienzos del siglo XIII. Es, sin duda, una de las pilas mejor conservadas de época románica de toda la provincia. La copa (106 x 86 cm) se decora en la parte superior con roleos y ramificaciones, mientras que el resto de la superficie lo ocupa una arquería con pilastras o columnillas rematadas en capiteles foliáceos. Los arcos brindan cobijo a una serie de figuras que mezclan lo animal y lo humano: un águila de afiladas garras y pronunciado pico, un grifo y un hombre barbado ataviado con túnica larga que sostiene unas llaves. Podría ser la figura del apóstol San Pedro, esculpido con rasgos rudos, con barba corta y tupida, el pelo ensortijado y con las clásicas llaves del reino de los cielos que Jesús le promete (Mt. 16, 19). Por último, la base de la pila, de reducidas dimensiones con respecto a la copa, tiene una decoración de palmas vegetales. En la provincia no se han conservado otros ejemplares que admitan parangón, especialmente por lo que a su decoración se refiere. Sin embargo, esquemas similares se adviertes en pilas palentinas y burgalesas, aunque no parece que exista una influencia directa. PILA DE AGUA BENDITA Junto a la portada de Jócar y la pila de Canales del Ducado se encuentra, dentro de la planta baja del Museo Diocesano, la pila de agua bendita procedente de Ujados, que puede fecharse a comienzos del siglo XIII. Sus dimensiones son de 100 cm de altura por 40 cm de diámetro en su brocal. La pieza está formada por tres bloques de piedra unidos: basa, fuste y capitel. Este último, colocado al revés, funciona como copa del agua, y sus esquinales se encuentran decorados con bolas. El fuste circular cuenta con anillos en el collarino y la basa, la cual muestra las características lengüetas. Este tipo de pilas no son frecuentes en la provincia y sólo el ejemplar conservado en la parroquia de Valderrebollo ofrece algunas similitudes. PILA BAUTISMAL El pueblo de Tobes se encuentra en la actualidad despoblado, aunque existe un proyecto de restauración en marcha para su dedicación al ámbito del turismo rural. Se trata de un caserío situado sobre un promontorio rocoso dependiente del ayuntamiento de Sienes. Ambas poblaciones se localizan en las inmediaciones de Sigüenza, y se accede a ellas por la carretera de la Riba de Santiuste, la comarcal GU 170. La iglesia, que todavía conserva algunos restos, guardaba la pila bautismal que se trasladó al Museo Diocesano y que hoy espera acomodo en los depósitos del mismo. Su ancha copa (95 x 57 cm) se decora con delgados gallones unidos en el brocal por pequeñas ondulaciones, combinadas en tamaño, que representarían las aguas del Jordán en el que Jesús fue bautizado. La morfología del tallado de la piedra caliza se asemeja a otros ejemplos de la provincia, como los de Olmeda de Cobeta, Bustares y Almiruete, todos ellos de época románica, posiblemente del siglo XII. Otro ejemplo es la pila de Miedes de Atienza, que se asemeja de forma especial, aunque la consideramos muy posterior en el tiempo, pero de tradición románica. VIRGEN CON EL NIÑO Esta talla en madera policromada procede de la población de San Andrés del Congosto, en las cercanías de Cogolludo, junto al pantano de Alcorlo. Su nombre, Virgen de la Sopeña, parece estar en relación con los numerosas cuevas que hay en el entorno del pueblo, en algunas de las cuales se han encontrado restos arqueológicos. Esta denominación está muy vinculada a las de Soterraña y Sopetrán, en las que las alusiones al lugar de ubicación son manifiestas, ya que la descrita alude a su posición en una peña y los otros dos ejemplos a su lugar en cueva. La imagen es de pequeñas dimensiones (61 x 20 cm) y está tallada en un solo bloque de madera maciza que ha perdido su policromía, salvo en el rostro de la Virgen. Muestra a María sentada en un banco o trono sin respaldo y al Niño descansando sobre su rodilla izquierda, lo que apunta una cronología ya tardía dentro del estilo. Ambas figuras están en actitud de bendecir, con Jesús portando además un libro abierto en su mano izquierda. Aunque frontalidad e hieratismo son dos aspectos todavía presentes, al igual que ciertos convencionalismos en los plegados de los vestidos, la disposición del Niño parece ser indicativa de una cronología cercana a mediados del siglo XIII. PORTADA DE JÓCAR El pueblo de Jócar está situado junto a la carretera GU-143, de Arbancón a Muriel. Aunque actualmente es un despoblado, todavía se conservan los restos de la antigua iglesia románica con la que contaba y que junto con el pueblo sufrieron grandes desperfectos durante la guerra civil. La portada sur del templo se trasladó al Museo Diocesano de Sigüenza, donde se conserva. Se compone de arco de ingreso de medio punto y tres arquivoltas decoradas con bocel, puntas de diamantes y taqueado de una sola fila, como en la cercana iglesia de Pinilla de Jadraque. Los capiteles de la derecha muestran dos aves afrontadas y un tosco motivo de entrelazo, mientras que los de la izquierda muestran a cuatro esquemáticos personajes y una especie de círculos enlazados. La línea de imposta se ornamenta con una cadeneta de ochos. Toda la estructura parece corresponder a una cronología que puede rondar los años finales del siglo XII. CRUZ PROCESIONAL Conserva el Museo Diocesano una interesante colección de objetos de orfebrería, entre los que destacan las cruces procesionales. Este ejemplar, realizado en bronce sobredorado, procede del municipio de Robredarcas, situado en la sierra norte de la provincia de Guadalajara, a unos 60 km de la capital. En la actualidad el municipio se encuentra totalmente despoblado, y en él destacan las ruinas de la primitiva iglesia de la Santa Cruz, de finales del siglo XII. La pieza, de reducidas dimensiones (58 cm de altura), tiene cuatro brazos desiguales de extremos flordelisados. Apoya sobre una base semiesférica y ésta sobre un tramo recto hueco en el que solía introducirse el bastón o pértiga para portarla en las liturgias procesionales. En los extremos del travesaño se representan el Sol y la Luna, que simbolizan el día y la noche, el principio y el fin. En cambio, en los extremos del mástil, en la parte superior, se aprecia la imagen de un ángel sobre la cabeza de Cristo, y, en la parte inferior, la escena de Adán resucitado. Por otro lado, la parte central la ocupa la imagen de Cristo, que aparece crucificado sobre cuatro clavos, con el rostro barbado y con un gorro de tres puntas que cubre su cabeza. En el reverso de la cruz se adivina el Tetramorfos rodeando al Pantocrátor. En el centro de la cruz se representa a Dios bendiciendo, en actitud sedente. Muestra una figura vestida con la típica túnica que deja caer los pliegues sobre sus rodillas y un rostro joven barbado. Las otras cuatro formas simbolizan a los cuatro evangelistas, situadas cada una de ellas en uno de los extremos de la cruz, y son, a la derecha, San Marcos en la figura del león; en la parte izquierda San Lucas, representado como un toro; después el águila, que representa a San Juan, y, por último, la figu- ra alada representando a San Mateo. Todas llevan labor de cinceladura. La importancia de esta cruz procesional radica en la figura del Cristo crucificado sobre cuatro clavos y no sobre tres, como se representa en la iconografía cristiana de siglos posteriores. Para el arte cristiano la cruz se percibe como el instrumento de la pasión de Jesucristo, sobre la cual murió, y representa la culminación del sacrificio del Hijo de Dios que vino a este mundo para salvar a los hombres. La razón de representarse con cuatro clavos radica en la simbología del número cuatro, símbolo no sólo de los cuatro evangelistas que narran la crucifixión sino de los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego. También de las cuatro estaciones y de los cuatro puntos cardinales. VIRGEN CON EL NIÑO Procede del municipio de Mojares, situado al Norte de Sigüenza. Realizada en madera maciza de pino con restos de policromía, contiene repintes de siglos posteriores. De su época original son posiblemente las tonalidades doradas y la túnica de la Virgen. Presentaba acusadas deficiencias en su estado y fue por ello restaurada en el año 2006 devolviéndola todo su esplendor. De reducidas dimensiones (48 x 12,5 cm), la Virgen asienta sobre un sencillo trono sin respaldo y sobre un pedestal, también de madera. Es una talla que se puede enmarcar ya dentro del siglo XIII. Responde al modelo de Sedes Sapientiae, con María frontal e hierática sosteniendo en su rodilla izquierda al Niño, pero todavía sin apenas comunicación entre ambas figuras. La Virgen se muestra con una cabeza desproporcionada en relación al resto del cuerpo, y de ella desciende la túnica que cubre toda la parte anterior hasta llegar a los pies sin llegar a cubrirlos. De tonos oscuros y dorados, sintetiza muy bien los pliegues del bajo que nos permite entrever los zapatos. El vestido que aparece debajo de la túnica muestra tonos más cálidos en los que el dorado se encuentra tanto en el cuello como en las flores que decoran la parte central del vestido. María sostiene con la mano derecha la bola del mundo, señora y madre del Señor, atributo con el que se suelen representar este tipo de tallas en época románica. Jesús aparece como un niño dulce, con rasgos típicos de su edad, muestra la ternura que se intentaba transmitir a los fieles. Se apoya sobre la rodilla izquierda de su madre en actitud semiflexionada y con los pies descalzos. Está cubierto por una sola túnica de tonos ocres, en la que se aprecian dibujos de flores vegetales que decoran tanto la parte del cuello como la inferior de la túnica. Se nos muestra bendiciendo con la diestra y sujetando el libro con la izquierda. VIRGEN CON EL NIÑO Como la pieza anterior, procede también del municipio de Mojares. Es una talla realizada en madera policromada del siglo XIII, cuyas dimensiones son de 46 cm de alto y 20 cm de ancho en su base. La Virgen se muestra sentada sobre un banco muy sencillo, sosteniendo sobre su rodilla izquierda la imagen del Niño. María se representa con un rostro proporcional al resto del cuerpo y con unas facciones más dulces respecto a otras tallas similares. Desciende de su cabeza una túnica de tonos azulados que permite descubrir el brazo derecho en el que soporta uno de los atributos más arraigados en el arte románico, una bola. Porta una corona de cuatro puntas colocada en una de sus restauraciones. Jesús viste una túnica de tonos ocres que le cubre hasta los pies. De rostro serio, bendice con la mano derecha y porta una bola en la izquierda. VIRGEN ENTRONIZADA Procede de la iglesia parroquial de Santiago en el municipio de Solanillos del Extremo. Se trata de una escultura de bulto redondo realizada en alabastro con restos de policromía. Es de reducidas dimensiones (41,5 x 20 cm) y en ella parece que se hacen patentes influencias de la escuela catalana-aragonesa. Es por tanto una pieza muy tardía que con seguridad fue realizada ya bien entrado el siglo XIII. Muestra a María sentada sobre un trono, con las vestiduras de la túnica que descienden desde la cabeza y cubren su cuerpo hasta las rodillas formando un conjunto de pliegues de perfecta ejecución plástica. No es una Virgen coronada sino que lleva una especie de casquete. La figura del Niño desapareció y debía de apoyarse sobre el regazo y brazo izquierdo de la Virgen, a tenor de la composición de la talla.
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